La Clínica Universidad de Navarra ha realizado, por primera vez en España, la extracción por laparoscopia del lóbulo derecho del hígado de un donante vivo para implantarlo “con éxito” a su hermano, aquejado de una enfermedad hepática terminal

Primer trasplante del lóbulo derecho del hígado en España
  • 27 de febrero, 2014
  • PAMPLONA/EFE

La utilización en esta intervención de la técnica laparoscópica, que se considera mínimamente invasiva, tiene como objetivo reducir el riesgo para el donante, así como la agresión quirúrgica y mejorar el postoperatorio.

Hasta la fecha, ha señalado hoy el centro navarro, únicamente el Hospital Universitario de Gante y el New York Presbyterian Hospital de Nueva York han aplicado este procedimiento para extraer el lóbulo izquierdo del hígado y sólo uno, el Hôpital St Antoine de París, para el lóbulo derecho.

“Nuestro máximo objetivo es la seguridad del donante”, han coincidido en afirmar los cirujanos Fernando Rotellar y Fernando Pardo, que han liderado ambas intervenciones.

Pardo ha explicado que el trasplante de hígado es actualmente la única opción curativa para varias enfermedades en fase terminal y, al superar la demanda con creces la oferta, se ha recurrido a los donantes vivos “como fuente alternativa de hígado ‘trasplantable'”.

En las dos intervenciones realizadas, la porción de hígado extraída del donante supuso un 60 por ciento del total de su volumen hepático, obtenido del lóbulo derecho del hígado, ya que el 40 por ciento restante tiene capacidad suficiente para regenerarse y recuperar progresivamente su volumen inicial.

Rotellar, por su parte, ha señalado que el abordaje laparoscópico en cirugía hepática, que no sólo supone una mejora estética sino que disminuye el sangrado, la estancia y el riesgo de presentar complicaciones postoperatorias, ha sido realizado tras “una amplia experiencia en más de cien hepatectomías laparoscópicas”.

Entre otros aspectos, esta técnica difiere de la cirugía abierta en el mínimo tamaño de las incisiones que se practican en el abdomen del donante.

La última de las intervenciones se prolongó durante ocho horas y, una vez concluida la laparoscopia para extraer el injerto y tras un postoperatorio sin complicaciones, el donante fue dado de alta al cuarto día, mientras que en la cirugía abierta, lo habitual son hasta 7 días de ingreso hospitalario.

En ambos casos, los beneficios obtenidos para el donante con el procedimiento laparoscópico se centran en “una mínima pérdida de sangre, en un mínimo traumatismo en la pared abdominal y en el aumento de su satisfacción general”.

“Hasta ahora, las principales quejas de los donantes estaban en relación con el dolor postoperatorio y las incomodidades físicas y estéticas, consecuencia de una gran cicatriz”, ha comentado Fernando Rotellar, quien, en este sentido, ha valorado que el beneficio de esta técnica “es indudable y profundiza en el objetivo de minimizar la agresión y los riesgos de los donantes”.

De las dos operaciones desarrolladas en la Clínica Universidad de Navarra, la última, que ha utilizado el lóbulo derecho del hígado, tuvo como donante a una mujer de 27 años que no se lo pensó “dos veces” el ceder parte de su hígado a su hermano, que, pese a su resistencia inicial, reconoció posteriormente que se lo iba a agradecer “toda la vida”.

“Para mí, el mejor agradecimiento es ver a mi hermano bien, verlo sano y tenerlo mucho tiempo a mi lado”, aseguró ella, quien reconoció que “pensaba que iba a ser mucho peor de lo que ha sido”. “Todo ha salido tan bien que no me lo podía imaginar”, ha concluido.