Este año marcará el 40º aniversario de la aprobación de la Constitución Española de 1978, la más duradera y un verdadero pacto social tras la Dictadura que siguió a la Guerra Civil. El doctor Rafael Matesanz, uno de los más prestigiosos médicos de España y fundador de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), reflexiona sobre estas cuatro décadas de sanidad en la democracia

Cuarenta años de sanidad constitucional en España
El doctor Rafael Matesanz/EFE/Chema Moya
  • 21 de febrero, 2018
  • Opinión/Rafael Matesanz

Cuarenta años de sanidad constitucional en España

 por Rafael Matesanz
Quienes por edad tuvimos ocasión de vivir lo que había antes, tenemos razones más que sobradas para apreciarla, aunque en los últimos años hayan surgido, sobre todo entre los más jóvenes, actitudes críticas con propuestas de cambio aún sin definir muy bien en qué dirección.

En todo caso parece una buena iniciativa la celebración de este aniversario durante el presente año y así lo entendieron Congreso y Senado al asumir sus respectivas presidencias la tarea de promover y coordinar iniciativas en todos los órdenes de la vida española.

Para ello se creó un Consejo Asesor integrado por 40 personas, cuya formación no se vio exenta de críticas por no cumplir la paridad de género.

Finalmente se constituyó con los padres de la Constitución que aún viven, parlamentarios, miembros del Gobierno, juristas, académicos, intelectuales, representantes de instituciones culturales y diversos profesionales entre los que tengo la fortuna de encontrarme, supongo que por mi contribución a nuestro sistema sanitario durante 45 años, 28 de los cuales desde la creación de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).

Sistema Nacional de Salud: un activo de la democracia

El Sistema Nacional de Salud es uno de los activos más importantes que han traído a España los últimos 40 años de democracia. Es más que probable que esta afirmación sea suscrita por una gran mayoría de la población, especialmente los testigos de la situación previa.

Se ha pasado de un sistema meramente asistencial, fragmentado y basado mayoritariamente en las cuotas de los trabajadores o en la beneficencia, con escasos centros de excelencia situados en muy pocas ciudades, a un sistema descentralizado, público y universal, articulado sobre la base de la Ley General de Sanidad de 1986, financiado vía impuestos, con un gran hincapié en la salud pública y la atención primaria y una medicina de excelencia en las 17 Comunidades Autónomas impensable hace unas décadas.

ONT
Beatriz Domínguez-Gil (d), acompañada por la ministra de Sanidad, Dolors Monserrat (c), tras ser nombrada nueva directora general de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) en sustitución del doctor Rafael Matesanz (i). EFE/Emilio Naranjo

Este sistema ha permitido a España aumentar muy significativamente la esperanza de vida de sus ciudadanos hasta situarla entre las más elevadas del mundo y al mismo tiempo asentarse entre los países con mejor sanidad y un gasto, que -si bien es lógicamente elevado- se encuentra bastante por debajo de la mayoría de los países desarrollados tanto en términos absolutos como relativos.

De hecho, la sanidad española es la tercera en eficiencia de todo el mundo cuando comparamos esperanza de vida y recursos dedicados a la misma, solo por detrás de Singapur y Hong Kong, pero por encima de todos los países europeos y americanos.

El éxito de los trasplantes

Ejemplos como el liderazgo mundial incontestable de la ONT desde hace más de un cuarto de siglo, la eficacia formativa de nuestro sistema de Médicos Internos y Residentes (MIR) o nuestra atención primaria constituyen una referencia internacional de calidad y gozan de una amplia aceptación entre la población española por encima de diferencias ideológicas, partidistas o autonómicas.

Por destacar algunas cifras significativas, en estos 40 años se ha pasado de dedicar el equivalente en pesetas de 78€ /persona y año en 1978 a más de 1500€ en 2016, y del 3,9% al 6,3% del PIB, una cantidad en todo caso inferior a la de los países de nuestro entorno pero con la que se han alcanzado logros tan importantes como aumentar en 9 años la esperanza de vida, que ya está entre las tres primeras del mundo, reducir a la cuarta parte la mortalidad infantil o a la mitad la mortalidad ajustada por edad.

organos
EFE/Yolanda DeLong

Por referirme a algo que me toca muy de cerca: los trasplantes. En 1978 ni siquiera teníamos una ley, se promulgó al año siguiente y fue una de las primeras de este periodo de nuestra historia. De los 100 trasplantes renales que se hicieron aquel año se han pasado a los más de 5000 de todo tipo de órganos en 2017. Desde hace 26 años, España es líder mundial en donación y trasplante de órganos y ello no habría sido posible sin el entramado creado a raíz de la aprobación de nuestra Constitución.

Por todo ello creo que en las celebraciones de estos 40 años de la Constitución Española de 1978 la sanidad debe tener un papel destacado que ponga en evidencia lo mucho que hemos progresado en este campo.

Personalmente sentí una sana envidia de la sanidad británica cuando en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres se dedicó un homenaje especial al National Health Service, algo sin equivalente en España en un momento de máxima audiencia, pese a que nuestro sistema es bastante mejor en muchos aspectos que el británico actual.

Como es obvio, en la celebración de un éxito tan coral como el del Sistema Nacional de Salud deben participar de alguna manera la mayoría de los agentes implicados, liderados por las autoridades sanitarias tanto estatales como autonómicas (Ministerio de Sanidad + Consejerías de Salud de las Comunidades Autónomas), pero sobre todo debe haber una participación fundamental de profesionales y usuarios, verdaderos protagonistas del giro copernicano que entre todos hemos conseguido dar a la atención sanitaria española en estas cuatro décadas.

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