En 1934 llegaba a su fin la vida de un gran científico pero, sobre todo, terminaban la vida de un hombre que no dejó jamás de esforzarse por seguir investigando. La Real Academía Nacional de Medicina (RANM) quiere recordar a científico y persona en una Semana Cajal que contará con una exposición y diversas sesiones científicas

El nombre de Santiago Ramón y Cajal ocupa las placas de calles y plazas por toda España y su obra científica es más que respetada en el ámbito académico, pero cuántas personas podrían responder a la pregunta sobre quién es Ramón y Cajal más allá de “me suena” o “sí, es un médico”.
“Paradójicamente es la figura más conocida y desconocida de la ciencia española”, destaca Juan Andrés de Carlos, investigador del Instituto Cajal.
La RANM y el Instituto Cajal del CSIC, en colaboración con la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, han querido poner fin a esta situación, acercando la figura del investigador a la sociedad, mediante la organización de la “Semana Cajal”.
Una aproximación a su vida con la exposición “Cajal: Hombre y ciencia”, a su obra mediante la lectura continuada de “Recuerdos de mi vida” y a su legado en la investigación a través conferencias científicas.
“La neurociencia actual sería de otra manera sin la referencia de Ramón y Cajal”, apunta el presidente de la RANM, Joaquín Poch.
Una semana para descubrir al hombre y al investigador

Durante cinco días, el público tendrá la posibilidad de conocer a Santiago Ramón y Cajal como investigador incansable, como genio, pero también como una persona que supo sobreponerse a una situación de crisis para seguir su camino.
Es difícil creer que uno de los más grandes investigadores españoles fuera un mal estudiante, pero así fue. Sin embargo, los malos resultados no acabaron con una insistencia que le llevaría a ganar el primer premio Nobel de medicina en el año 1906.
“Es un ejemplo constante que invita al trabajo diario”, afirma el académico de la RANM Javier Sanz Serrulla.
Un modelo a seguir que está aún más vigente hoy en día por los resultados de su trabajo en un contexto histórico desfavorable, la crisis del 98, “con tantas similitudes con nuestra situación actual”, destaca Teodoro Sánchez-Ávila, presidente de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno.
La relevancia del científico y su personalidad serán destacadas a través de diversos actos:
- Sesión científica conmemorativa el martes 21 de octubre.
- Jornada de puertas abiertas el miércoles 22 de octubre.
- Lectura continuada de su obra el jueves 23 de octubre.
- Simposio científico el viernes 24 de octubre.
Viaje al pasado con la exposición “Cajal: Hombre y Ciencia”
Leer su obra nos permite observar el pensamiento de un investigador, ver sus dibujos nos acerca a la visión de un genio, pero no se puede contemplar a un Ramón y Cajal más humano que viendo el bastón con el que sujetaba los años de esfuerzo que habían predominado en su vida.
La unión de científico, hombre y genio da la bienvenida al visitante de la exposición con el diploma del premio Nobel, que ganaría en 1906 por su estudio de los procesos conectivos de las células nerviosas. Poco a poco el espectador va recorriendo la vida del científico a través de objetos que dan más valor, aún si cabe, a las condecoraciones mostradas al inicio.
En la exposición se puede observar “su telescopio, que le acarreó una bronca con su mujer, por costar 15.000 pesetas de la época”, resalta Juan Andrés de Carlos, comisario de la exposición.

Objetos como sus primeros microscopios o las notas de su puño y letra en su primer diario de laboratorio, nos muestran los elementos con los que el hombre llegaría ser reconocido como genio.
Una genialidad que se plasma en cada uno de sus bocetos sobre la conectividad de las células, en los que se observa como “él veía vida y movimiento en un lugar en el que todavía no se podía observar como hoy en día”, subraya el profesor De Carlos.
Tras contemplar diplomas, textos, dibujos y objetos de ciencia, vale la pena volver sobre nuestros propios pasos para ver de nuevo fotos personales, como en la que aparece con cuatro de sus siete hijos, o el bastón con el que paseaba por Madrid en sus últimos años y que parece ser el resumen de toda una vida.
Su obra, un legado de todos
La expiración de los derechos sobre el legado de su obra, ostentado hasta ahora por la familia, ha permitido que valores como el tesón, la humildad y el trabajo, representados por Ramón y Cajal, sean patrimonio de todos los españoles.
“Ahora su obra puede ser reeditada sin permiso de la familia, que muchas veces no era muy favorable a concederlo”, destaca el profesor Juan Andrés de Carlos.
La unión de todos estos elementos, como la libertad para conocer su legado, la observación de sus objetos personales o la lectura de su obra, hacen que este 80º aniversario de su fallecimiento tenga “un color especial”, como señala el profesor De Carlos
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