El párkinson es una enfermedad que aparece cuando un tipo de neuronas llamadas dopaminérgicas mueren y no hay suficiente cantidad de dopamina en el cerebro. Ahora, un grupo de científicos ha logrado con técnicas de reprogramación genética crear y restituir esas neuronas en ratones, mejorando su movilidad, rigidez y temblores, coincidiendo con su Día Mundial

Ratones con párkinson recobran la movilidad con técnicas de reprogramación genética
  • 11 de abril, 2017
  • MADRID/EFE/NOEMÍ GÓMEZ/JAVIER TOVAR

La descripción de esta técnica y sus conclusiones se publican en la revista Nature Biotechnology, en un artículo que lideran investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia).

El párkinson es un trastorno del movimiento caracterizado por la degeneración progresiva de las neuronas dopaminérgicas. Algunos de sus síntomas son temblor de manos, brazos o piernas, rigidez y lentitud en los movimientos, y se estima que en España la padecen unas 150.000 personas (en el mundo, unas 6,3 millones personas, según datos facilitados por la Sociedad Española de Neurología).

Una enfermedad que no se cura

En la actualidad no hay tratamientos para curar esta enfermedad, aunque sí fármacos para paliar los síntomas o capaces de recargar las células con dopamina para suplir la falta de neuronas dopaminérgicas, que no obstante siguen muriendo, así que ninguno de los tratamientos cambia el curso de esta patología, explica a Efe Ernest Arenas, del Instituto Karolinska, quien lidera este trabajo.

La comunidad científica lleva décadas investigando cómo generar en el laboratorio neuronas dopaminérgicas con el objetivo de ser luego trasplantadas, a partir por ejemplo de células madre.

El equipo de Arenas va ahora un paso más allá: manipular un tipo de células nerviosas con técnicas de reprogramación genética y convertirlas en neuronas capaces de secretar dopamina, y todo directamente en el cerebro del animal, sin necesidad de trasplantes.

En concreto, los investigadores han conseguido reprogramar astrocitos, un tipo de células cerebrales que, entre sus funciones, está la de proporcionar sostén a las neuronas y eliminar tóxicos.

Los experimentos se han hecho primero en cultivos celulares de astrocitos y luego en modelos de ratón con enfermedad de Parkinson.

Para reprogramar los astrocitos, los científicos utilizaron un virus -lentivirus- que inyectaron en el cerebro de los ratones, a modo de ‘lanzadera’ para poder introducir cuatro genes que combinados con ciertas moléculas pequeñas son capaces de reprogramar los astrocitos y convertirlos en neuronas dopaminérgicas.

Entre dos y cinco semanas después de introducir en el cerebro de los ratones este lentivirus con su ‘carga genética’, estos animales con párkinson recuperaron su función motora, “no toda, pero en parte”, subraya el investigador español, quien añade: “recuperaron su asimetría postural, mejoraron su locomoción y su movilidad”.

“Es la primera vez que con este tipo de reprogramación celular se consigue un cambio a nivel de comportamiento del animal”, resume.

Mucho por hacer hasta llegar a los humanos

Arenas señala que es un paso importante, pero queda aún mucho trabajo por hacer antes de probar estas técnicas con humanos: lo primero era demostrar que la técnica era posible y lo hemos hecho.

Entre las cuestiones a solventar está por ejemplo la mejora de la calidad de las nuevas neuronas dopaminérgicas que se crean a partir de astrocitos: las células cambian de manera muy clara hacia neuronas capaces de secretar dopamina, pero “no cien por cien”, explica el investigador del Karolinska.

Para Arenas, mejorar la calidad de las neuronas dopaminérgicas sería mejorar en definitiva el tratamiento contra el párkinson.

También, los científicos deben usar virus que proporcionen una mayor seguridad y asegurarse que los genes de reprogramación se expresen solamente en astrocitos y no otras células.

Además del Karolinska, firman este estudio científicos de la Universidad de Viena, Universidad de Stanford (California) e Instituto de Investigación Biomédica de Málaga.

Datos y cifras en el Día Mundial del Parkinson

La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha actualizado sus datos sobre esta enfermedad en su Día Mundial, 11 de abril

Cada año se diagnostican unos 10.000 nuevos casos de Parkinson, 1.500 en pacientes menores de 45 años

  • Entre 120.000 y 150.000 personas en España padecen esta enfermedad.
  • El 2% de los mayores de 65 años y 4% de los mayores de 85 años padecen Parkinson en España.
  • Un paciente con Parkinson puede desarrollar, entre 5 y 10 años antes del comienzo de los síntomas motores, muchos trastornos no relacionados con la motricidad.
  • Los síntomas no motores pueden ser incluso más incapacitantes que los síntomas motores, tan característicos de esta enfermedad.
  • La depresión puede ser la primera manifestación del Parkinson en un gran número de pacientes.
  • Los pacientes con Parkinson tardan una media de entre 1 y 3 años en obtener un diagnóstico.
  • Hasta un 25% de los pacientes diagnosticados tienen en realidad otra enfermedad.
  • En el 30-40% de los casos los pacientes no presentan temblor.

Las explicaciones de un especialista

Infografìa sobre el párkinson/EFE

La manifestación clínica más común de la Enfermedad de Parkinson es la dificultad para el inicio y realización de movimientos voluntarios.

Sin embargo, un paciente con párkinson puede desarrollar, entre 5 y 10 años antes del comienzo de los síntomas motores, muchos trastornos no relacionados con la motricidad”, explica el doctor Javier Pagonabarraga Mora, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología.

“En un gran número de pacientes la depresión puede ser la primera manifestación, pero también puede mostrarse con problemas de memoria, pérdida de olfato, estreñimiento, alteraciones urinarias, disfunción sexual, trastornos del sueño, etc.”, añade este experto.

“El diagnóstico se realiza por las manifestaciones clínicas y no es difícil cuando nos encontramos ante un cuadro de temblor. Sin embargo, teniendo en cuenta que en el 30-40% de los casos los pacientes no presentan temblor, que no se disponen de marcadores biológicos y que las técnicas de neuroimagen funcional no siempre ayudan a diferenciar esta enfermedad de otras que cursan con trastornos del movimiento o temblor, tan características de esta patología, hace que, a pesar de que se ha mejorado mucho en los últimos años, la detección del Parkinson sigua siendo tardía”, señala el doctor Pagonabarraga.

“Es importante detectar la enfermedad a tiempo, porque existe un periodo en el que la respuesta al tratamiento farmacológico es excelente. Puesto que disponemos de un número considerable de tratamientos que consiguen mejorar los síntomas de la enfermedad, tanto para el control de los síntomas motores como para los no motores –que a veces son incluso más incapacitantes- se puede mejorar la calidad de vida de los pacientes durante varios años”,  explica.

párkinson
Inmunofluorescencia confocal de fascículos nerviosos cardiacos de un sujeto sano (A) y dos enfermos con parkinson (B y C). Se observa que las fibras simpáticas cardíacas (TH positivas, en rojo), están preservadas en el sujeto sano, en el que no hay depósitos de alfa sinucleína fosforilada. En los enfermos, hay pérdida de fibras simpáticas cardiacas en fascículos en los que hay depósitos de sinucleína (en verde). Imagen cedida por la doctora Carmona

Dentro de los síntomas no motores, el dolor (presente en el 60% de los pacientes), la fatiga (50%), la psicosis (50%), la somnolencia diurna excesiva (entre un 12% y un 84% de los pacientes) o el insomnio (55%), son los más frecuentes. Pero también otros como el trastorno de la conducta del sueño REM  (entre un 46% y un 58% de los casos), conductas impulsivas y compulsivas (13-25%) o deterioro cognitivo leve (30%).

Esta variedad de síntomas hace que el tratamiento deba ser personalizado, atendiendo a las situaciones de cada paciente. Por otra parte, también debe ser multidisciplinar, dependiendo de la progresión de la enfermedad y apoyado por terapias no farmacológicas.

En este sentido son numerosos los estudios que avalan el beneficio del ejercicio físico en los pacientes con enfermedad de Parkinson durante todos los estadios de la enfermedad  y también que la terapia ocupacional es útil en la mejoría de las actividades de vida diaria, reduciendo los costes de cuidados relacionados con la salud y la institucionalización. A día de hoy, el coste de la Enfermedad de Parkinson en Europa se acerca a los 11 billones de euros anuales.