Los doctores y hermanos Miguel Ángel y Julio Martínez-González consideran que en la gestión de la pandemia se ha primado más el interés político que la salud y la ciencia y ven las vacunas contra la covid como “los extintores de esta sanidad en llamas”

“La sanidad en llamas” (Editorial Planeta) es el título del libro escrito por Miguel Ángel, como epidemiólogo, y Julio, como médico internista del Hospital Carlos de Haya de Málaga, quienes han vivido en primera fila esta crisis sanitaria y que reflejan en esta obra donde analizan la primera y segunda ola.
En una entrevista con EFEsalud, ambos reiteran que España tardó en reaccionar al no cerrar fronteras, no hacer test de diagnóstico, no obligar antes a usar la mascarilla y no organizar desde el principio los rastreos de contactos de positivos y su aislamiento.
Critican las manifestaciones, eventos deportivos y mítines políticos que tuvieron lugar el fin de semana del 7 y 8 de marzo de 2o20 y el éxodo masivo de universitarios y otros ciudadanos que se produce cuando se anuncia, el 13 de marzo, que dos días después se decreta en España el estado de alarma.
“Todo esto lleva a que el incendio se extienda y que la sanidad esté en llamas”, asegura el epidemiólogo, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra y uno de los coordinadores de Predimed, el mayor estudio sobre los beneficios de la dieta mediterránea.
En su opinión, los políticos de todas las tendencias “tendrían que haber aparcado las luchas personalistas y haber llegado a un gran pacto nacional con figuras con reputación y suficiente autoridad”.
Respecto al papel desempeñado por Fernando Simón al frente de la gestión de la pandemia responde: “Es difícil, yo también hubiera cometido errores, pero llega un momento en el que uno debe dimitir. Hay que renovar caras por el bien de la población”.
“Han querido dar la imagen -añade- de que controlaban la situación y por eso ocultan las muertes, se han falseado las cifras”.
Pero también considera que ha habido éxitos, como el estudio ENEcovid del Instituto de Salud Carlos III, que testó la presencia del virus en la población española, o la construcción en tiempo récord de un hospital de campaña en el recinto de Ifema en Madrid.

Desde las urgencias, la otra visión de la sanidad en llamas
Desde las urgencias del citado hospital malagueño, Julio Martínez-González vivió la primera ola sin equipos de protección y sin pautas científicas fiables sobre cómo tratar la covid y su evolución, momentos duros con los pacientes y con la presión hospitalaria.
“Además de los sanitarios muertos por covid, nos ha afectado psicológicamente, sufrimos depresión, estrés, desazón, desconfianza…”, asegura el también representante sindical de UGT en el citado hospital público.
Y menciona el hecho de que los mandos intermedios del hospital recomendaran a los sanitarios un uso restringido de la mascarilla para no alarmar a la población. “Lo tengo todo documentado”, asegura el médico internista quien asegura que llegó a fabricarse sus propias mascarillas ante la escasez que se produjo durante la primera ola.
Otra de las situaciones que cuestiona “La sanidad en llamas” es que no se tuvo en cuenta desde el principio al portador asintomático del coronavirus “cuando es un clásico en las enfermedades de transmisión respiratoria” y se tardó en reconocer también, por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el contagio por aerosoles, apunta Miguel Ángel Martínez-González, también jefe de grupo en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN).
Las vacunas y la nueva normalidad
Subrayan que las vacunas “son los extintores” de esta sanidad en llamas pero creen que el ritmo no es todo lo rápido que se desearía ya que debería estar vacunada el 70% de la población española a las puertas del verano y no al final, según Julio Martínez-González.
“Ya estamos viendo pacientes con vacuna que se han reinfectado y la covid cursa leve, mientras que otros que no se han vacunado han llegado a fallecer”, apunta el internista.
Por su parte, el epidemiólogo cree conveniente seguir con las mascarillas, “aunque quizá no sean necesarias en lugares abiertos y con dos metros de distancia” y pide precaución ante la desescalada de medidas restrictivas.
“La segunda ola, tras el verano de 2020, fue fruto del triunfalismo”, avisa, a la vez que considera que la normalidad no llegará hasta la próxima primavera.
El autor de libros como “Salud a ciencia cierta” o “¿Qué comes?” advierte también de que esa inmunidad del 70% de la población puede que no sea suficiente puesto que las vacunas no son eficaces al 100% y recalca la necesidad de que también sean efectivas ante las diferentes variantes del virus original de Wuhan que circulan ya, como la británica, sudafricana, brasileña e india.
Los doctores no dudan de que llegarán nuevas amenazas y para eso es necesario tener un plan de pandemias, una reserva estratégica de material y reforzar la atención primaria y la salud pública. Y mantener las buenas costumbres que hemos practicado durante esta pandemia: el lavado frecuente de manos y utilizar mascarilla cuando sea necesario.
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