El sexo sano, libre y seguro, motor de la masculinidad
La disfunción eréctil, que trae de cabeza a los hombres entre los 40 y los 70 años, la eyaculación precoz, que paraliza a uno de cada tres a cualquier edad, la falta de deseo sexual y la enfermedad de Peyronie, o curvatura del pene, son algunas de las patologías físicas que hacen al varón una presa fácil del decaimiento, la angustia o la infelicidad, la suya y la de su pareja, cuando no la de su entorno familiar, social y laboral
14 de febrero, 2017
MADRID / EFE / GREGORIO DEL ROSARIO
El doctor José Benítez Molina, director médico de Boston Medical Group, y la web efesalud de la Agencia EFE comienzan una serie de videoblogs informativos para explicar los pormenores de los tratamientos más eficaces contra las diferentes enfermedades que afligen el sexo masculino.
“Son muchos los hombres que nos visitan con algún grado de afectación en su vida sexual. Les ayudamos a enfrentarse a su situación y hacemos que consigan una clara mejoría en su vida sexual. Sus relaciones de pareja, o sus relaciones familiares y laborales, se renuevan plenamente”, asegura este especialista, con una experiencia de 20 años atendiendo disfunciones sexuales.
Con motivo del Día Europeo de la Salud Sexual, y San Valentín o Día de los Enamorados, se hace más necesario que nunca fijar una definición de la salud sexual.
“Es un estado de bienestar físico, mental y social. Requiere un enfoque respetuoso y positivo de la sexualidad que nos permita experimentar, iniciar o mantener relaciones sexuales seguras y placenteras; libres de toda coacción, discriminación y violencia”.
Del sexo sano a las disfunciones
El 36% de los hombres con disfunción eréctil, y recordemos que más de la mitad de ellos la padece entre los 40 y los 70, pasa alrededor de tres años sin recibir un tratamiento que intente arreglar su problema, según un análisis elaborado por la propia Boston Medical Group.
La Sociedad Española para la Salud Sexual (AESS) señala que la disfunción eréctil tiene una prevalencia estimada de entre el 2% y el 10% en hombres de entre 40 y 50 años; entre el 30% y el 40% en hombres de 60 y 70; y en más del 50% en mayores de 70 años.
Boston Medical ha atendido a más 16.000 pacientes en los últimos diez años y desde allí no se cansan al repetir que la solución pasa por visitar a un especialista.
Las mujeres también necesitan que nuestra salud sexual esté al día
“Hay que perder la vergüenza y consultar cualquier disfunción con un médico y así mejorar la actividad sexual y, por tanto, la calidad de vida”, señala el doctor Benítez.
En eyaculación precoz, el 80% de los pacientes llega a la clínica con una edad media de 43 años; sufre esta disfunción desde que se inició en sus relaciones sexuales de pareja.
Bastan uno o dos minutos para que se produzca la eyaculación e, incluso, en algunos casos, el hombre se desinfla antes de la penetración. Bochorno y vergüenza es lo que sienten los afectados y es la principal razón por la que no hablan del problema ni acuden al médico.
Y si en el hombre tanto la disfunción eréctil como la eyaculación precoz le producen vergüenza, en la mujer, frustración.
Como influencia muy negativa en las relaciones sexuales también encontramos la falta de deseo sexual o hipo actividad y la enfermedad de Peyronie, curvatura del pene que determina en gran medida el coito, ya que el grado de torsión limita la penetración y causa dolor.
Hábitos que afectan a la salud sexual del varón
Nuestras rutinas nos pueden llevar, casi con total seguridad, o bien a una vida sexual sana o bien a una vida sexual deprimente. Los hombres debemos aprender a manejar y mejorar nuestros hábitos diarios para poder disfrutar de una vida sexual placentera.
Comer sano a base de dieta mediterránea, el ejercicio físico, dejar atrás el humo del tabaco y las fantasías del alcohol, abandonar las drogas, si es que las consumimos, y olvidarnos de las relaciones tóxicas o enfermizas, nos conducirán a una vida sexual plena.
Engordar es sinónimo de disfunción sexual
“Debemos saber qué tipo de alimentos benefician o perjudican a nuestra salud general y a nuestra salud sexual en particular. Es en el metabolismo donde se producen las hormonas y son determinadas hormonas las que despiertan el deseo sexual”.
El exceso de alimentos grasientos y los azúcares generan efectos negativos en el sistema cardiovascular y en la producción de testosterona –hormona esteroidea que se produce en los testículos-.
“Las carnes magras, los pescados azules, excelentes en ácido omega 3, las verduras, los vegetales y, sobre todo, las frutas mantienen en buenas condiciones nuestro aparato circulatorio y nos alejan de la diabetes tipo 2 y de la obesidad”, señala.
Deporte para aumentar el deseo y rendimiento sexual
Decir adiós al sedentarismo y decir hola al ejercicio físico se convierte en otro elemento fundamental para mantener una salud sexual sana y equilibrada.
“Practicar un deporte, hacer ejercicio físico a diario durante 30 minutos o pasear a buen ritmo alrededor de una hora, lograrán que nuestro aparato locomotor y nuestro corazón funcionen a un nivel óptimo. Nuestro deseo sexual aumentará y nuestro rendimiento durante el acto sexual mejorará sensiblemente“, destaca el doctor Benítez.
Por tanto, con este binomio sexual que conforman la dieta sana y la práctica de ejercicio físico se evita la aparición de enfermedades como la diabetes, la obesidad o la hipertensión arterial; “patologías que inciden, en un grado altísimo, en la vida sexual del varón”, subraya.
Y si la genética nos ha jugado una mala pasada y ya padecemos estas enfermedades, es fundamental consultar con médicos especializados en la sexualidad masculina para “conseguir que los tratamientos y los fármacos no mermen, o lo hagan lo menos posible, la vida sexual de quienes las padecen de forma crónica”, expone.
Además, las drogas, el alcohol y la química del tabaco reducen, sin lugar a la duda, la potencia sexual masculina. Atacan la circulación sanguínea y a todo el sistema cardiovascular. Propician la ateroesclerosis, que no es otra cosa que la vasoconstricción de venas y arterias.
“La capa interna de los vasos sanguíneos, el endotelio, se estrangula con lípidos y decrece el flujo sanguíneo en los genitales. Para que haya una erección de calidad es necesario que haya una circulación sanguínea normalizada, ya que los cuerpos cavernosos del pene necesitan un nivel óptimo de sangre“.
Ateroesclerosis o engrosamiento de un vaso sanguíneo por colesterol
También hay que evitar las relaciones sexuales tóxicas, donde podamos contraer enfermedades de transmisión sexual, como el sida a través del VIH, la gonorrea, la sífilis, clamidia o herpes, y tenemos que ser sistemáticos en nuestra higiene y salud genital.
En definitiva, la sexualidad masculina se tiene que basar en la salud corporal y en la salud psíquica, donde el sexo ocupe un lugar estratégico en el orden fáctico de la felicidad.
“El sexo debe ser consentido, placentero. Un sexo donde damos lo mejor de nosotros mismos a nuestra pareja para compartirnos en libertad, sin coacción y sin ningún tipo de violencia física, gestual o verbal hacia nuestra pareja, sin culparles de nuestras dificultades o problemas sexuales”.
El doctor José Benítez Molina y todo su equipo de Boston Medical Group asegura, sin tapujos, que ayudará a los hombres a mantener la mejor salud sexual posible y a conseguir el mejor orgasmo de la pareja, un objetivo que se sitúa dentro de una sexualidad sana, libre y segura.
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