Cuando ya no puedes más tratas de buscar soluciones, cuando ya no puedes más intentas pedir ayuda, cuando ya no puedes más y lo único que te queda es abandonar recuerda “si yo pude salir, tú puedes”. El doctor Enrique Gavilán, autor de libro “Cuando ya no puedes más” (Anaconda Editions), publica este trabajo a modo de salvavidas con el que logró salir a flote y volver a respirar

Síndrome de Burnout: “Si yo puedo, tu puedes”

Síndrome de Burnout: “Si yo puedo, tu puedes”

“Cuando ya no puedes más” es un soplo de aire fresco para todos aquellos profesionales de la medicina que acuñan el término síndrome de burnout. Porque probablemente el tiempo es generalmente el mejor médico y los médicos ya no disponen de tiempo. Consultas abarrotadas “en jornadas de siete horas diarias casi ininterrumpidas atendiendo toda suerte de problemas ”, sobremedicación, falta de recursos y el poco reconocimiento a la atención primaria han creado una hecatombe de la cual es muy difícil salir.

Enrique Gavilán comparte para todos, no sólo para los profesionales de la sanidad, lo que se esconde detrás de la mesa de consultas. Un relato en primera persona que nos acerca el estrés, la ansiedad, el síndrome de burnout y la fatiga que sienten los médicos en el sistema sanitario español.

¿Qué te impulsó a escribir “Cuando ya no puedes más”?

La necesidad de poner en orden el caos donde estaba, como efecto terapéutico para mi tras varios años de intenso sufrimiento e intentar salir adelante.

Durante el libro manifiestas la poca inversión que se hace en la atención primaria , ¿qué se puede hacer para luchar desde el mundo profesional para concienciar a la sociedad de la necesidad de financiación?

La atención primaria debería ser considerada patrimonio de todos los españoles y conservarla a favor del bienestar social; se ha demostrado que una buena atención primaria consigue mejores cuotas de salud general que una atención basada solamente en el hospital, pero la gente sigue sin valorarnos. Nuestra especialidad tiene los mismos años que la constitución española pero me siguen preguntando si soy especialista. En el ámbito profesional no estamos unidos, estamos instalados en el conformismo y en el día a día lo que se ve es mucha desidia.

Esta ruptura dentro del mundo de la medicina ¿se refleja en la receta de medicamentos? Es decir, ¿existe una medicalización desmesurada?

Los medicamentos son un recurso muy rápido, si realmente quisiéramos que la gente viviera de un modo mucho más saludable, por ejemplo, enfocado al tema cardiovascular, tendríamos que recomendar ejercicio físico, dieta más saludable y que el paciente adoptase  ese estilo de vida. Pero esto consume demasiado tiempo, es mucho más fácil y rápido recetar directamente un medicamento que reduzca el colesterol, incluso cuando no está claramente indicado.

El exceso de medicación ¿se debe a esta comodidad a la que haces referencia o existe otro trasfondo?

Es un tema complejísimo, hay muchísima presión de la industria farmacéutica, la saturación de la consulta y la propia dinámica de la consulta hace que al final todo termine con una receta. El sistema entero está orientado a la receta de fármacos.

Al estar dentro del sistema, ¿alguna vez te has visto obligado a recetar medicamentos innecesarios en vez de recomendar un cambio del estilo de vida?
Síndrome de Burnout
En “Cuando ya no puedes más” aclara la gran densidad de pacientes que un médico trata al día.EFE/ Enric Fontcuberta.

Sí, eso nos sucede casi a diario, nos vemos obligados por las circunstancias y poder hacer las cosas de otra manera te llevaría mucho más tiempo del que dispones.

Relatas que hemos sufrido una reforma neoliberal de la sanidad tras la crisis, ¿cuáles son sus consecuencias inmediatas y a largo plazo?

Hay un embudo, muchísima gente con problemas yendo a la consulta a buscar soluciones. Ha caído el presupuesto y los profesionales con él; hay menos recursos para cada vez más gente, y al final uno de los resultados el síndrome de burnout.

Hablas en libro justamente sobre los compañeros ausentes no sustituidos ¿sientes que estos casos se dan más en el sector de la sanidad o se podrían extrapolar como un rasgo común del nuevo neoliberalismo del sector público?

Lo que antes era algo totalmente anecdótico hoy en día lo hemos normalizado. Cuando llega el verano tenemos asumido que nos tenemos que organizar entre nosotros porque no van a poner a nadie. Tengo hijos en el instituto y veo que también sucede esto en el ámbito educativo pero probablemente menos que en el mio. Pero ya no nos sorprende y no nos revelamos contra ello.

En “Cuando ya no puedes más” haces referencia a los testimonios de los compañeros de profesión cansados de tanto abuso, noticias en la prensa, protestas a diario, ¿Crees que se ha conseguido algo?

El año pasado en Cataluña se organizaron, se movilizaron y lograron hacer piña por primera vez en muchos años, se desarrollaron documentos de trabajo que sembraban las bases para una cobertura sanitaria óptima y al final contentaron a los profesionales con cuatro o cinco medidas que no solucionaban los problemas de fondo y que con el tiempo no se han llegado a implementar. Quiero pensar que nos ha servido para unirnos después de tanto tiempo aletargados, pero cuando no consigues nada añades otro punto de frustración.

A qué te refieres cuando escribes esos “continuos desaires de los compañeros del hospital a la tarea que realizamos desde los centros de salud” ¿podrías desarrollar o explicar esa idea?

La gente que trabaja en el hospital son profesionales estupendos, el único problema es que desconocen la atención primaria y esto genera desconfianza y les lleva a pensar que como nuestra labor es menos complicada nos tenemos que hacer cargo de las tareas administrativas que les competen a ellos.

En varias partes del libro hablas sobre los pacientes exigentes
Síndrome de Burnout
En el libro explica cómo los médicos de atención primaria se enfrentan a los casos sin apenas recursos. EFE/Ballesteros

Personas mal educadas hay en todos sitios, un paciente exigente exige una serie de servicios aquí y ahora; lógicamente generan mucho estrés y una presión tremenda, factores que ayudan también al síndrome de burnout. Existe mucha presión de la prensa, alarma social, la gente tiene demasiada información y el paciente lo que exige es que alguien le guíe en toda esta confusión.

Y este tipo de paciente exigente, ¿no puede ser un reflejo de las carencias de la sanidad pública?

Si, efectivamente. El problema es la creciente necesidad de dar respuesta a todo. Hay que tener en cuenta que la medicina como cualquier ciencia tiene sus límites y la sociedad tienen que ser consciente de ello.

Tu salvación fue escribir este libro, y para todos aquellos profesionales de la sanidad que no son escritores ¿Qué les recomendarías para no acabar padeciendo el síndrome burnout ?

Me es difícil decirle a un compañero cuál es la mejor receta, tienen que buscar su propia salida, es muy complicado, no hay recursos, hay mucha incomprensión por parte de la gente e incluso de tus propios compañeros y eso genera mucha soledad.

Pero al final el mensaje es ´poder se puede, si yo pude salir, tú puedes´. No resulta tan difícil cuando te das cuenta que al igual que tú, hay muchísima gente con el mismo problema. Nos falta solidaridad y tejer redes donde podamos estar en paz con nuestro trabajo y profesión.

Enrique Gavilán consigue que cualquier profesional de la sanidad comparta vivencias, ría, y llore con las fases que este médico de atención primaria ha tenido que lidiar y cómo consigue superar el síndrome de burnout.

Para todos aquellos que no compartimos profesión “Cuando ya no puedes más” nos enseña una realidad que desconocemos, y su lectura logra que empaticemos con todos los profesionales de nuestra sanidad que día a día se enfrentan a problemas sin apenas recursos.