Las cinco supervivientes de cáncer y protagonistas del Reto Pelayo Vida 2016, ya están totalmente asentadas de nuevo en su vida rutinaria, rodeadas de sus familiares y amigos, pero con más ganas de batallar que nunca. Si algo les ha enseñado esta aventura, 100 días después de su conclusión, es a VIVIR, valorando y exprimiendo al máximo esta palabra

Cien días después de cruzar el Atlántico: felicidad y más ganas de vivir
Fotografía cedida por Reto Pelayo Vida.
  • 15 de marzo, 2017
  • MADRID/EFE/ROSA GALLARDO

Yolanda, Patricia, Marian, Carmen y Susana han sido unas grandes promotoras en la ayuda en la investigación del cáncer de mama; cruzaron el Atlántico hace 100 días para recaudar fondos en investigación. Tras esta aventura donde tuvieron que luchar (literalmente) contra viento y marea, coinciden en que se encuentran "muy bien" pero en todas ellas siempre se quedará grabada esa admirable experiencia.

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Marian Santiago. Fotografía cedida por Reto Pelayo Vida.

Patricia Alonso, mallorquina madre de dos niñas pequeñas, cuenta que está super contenta y animada, que tras el reto, la vida le puso cosas delante "que nunca se había planteado", y ha pegado "un cambio laboral".

La malagueña Yolanda Preciados afirma: "He vuelto a la normalidad pero de alguna manera sigo y seguiré enganchada siempre al reto".

Las guardia civiles, Marian Santiago y Susana Laguarda, ya están trabajando y aseguran que están muy bien, aunque echan de menos el barco. "Me iría mañana mismo otra vez", garantiza entre risas Marian.

Carmen Peláez ya está "totalmente recuperada y descansada", nos cuenta que está a la espera de que le den el alta para incorporarse al trabajo.

Significado del Reto Pelayo

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Yolanda Preciados. Fotografía cedida por Reto Pelayo Vida.

Yolanda: "Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida y una demostración, tanto para mí como para muchas personas, de la capacidad que se tiene en situaciones desfavorables".

La aventura del barco fue para Patricia: "Una experiencia inolvidable, que te digan cosas como 'quiero ser como tú' es algo muy grande y ver que hemos ayudado a tantas personas anónimas, es un chute de energía".

"El Reto Pelayo fue como un sueño. Cuando terminé el tratamiento del cáncer, la oportunidad de cruzar el Atlántico para mi fue como poner punto y final a la enfermedad", sentencia Marian.

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Carmen Peláez. Foto cedida por Reto Pelayo Vida.

Carmen lo resume como una experiencia muy positiva: "tuve la oportunidad de enfrentarme a mi estado físico y anímico, de hacer cosas que no habría hecho nunca y de conocer a mucha gente".

Y para Susana fue como una regla, porque cuando terminó el cáncer, quiso ponerse "un reto en la vida" y fue ese; "ahora tengo uno nuevo que es intentar quedarme embarazada, tengo dos óvulos congelados", explica a EFEsalud.

Lo más duro del reto

Patricia y Yolanda coinciden en que lo más duro fue estar separados de "sus hijos y familia", a lo que la malagueña añade: "también fue muy difícil el hecho de encontrar resistencia por parte de algunos familiares y amigos".

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Patricia Alonso. Foto cedida por Reto Pelayo Vida.

Marian cuenta que, debido a las tormentas que se sucedieron en alta mar, lo que más le costó fue el "estar totalmente empapada porque el traje estaba taladrado por la publicidad", y tenían que "quitárselo tres horas, y volver a ponérselo completamente mojado".

Por su parte, Carmen explica que le resultó "complicado el ritmo de guardias que llevábamos en el barco porque yo acababa de dejar la quimioterapia y todo estaba muy reciente".

A Susana lo que más le costó sucedió en tierra firme: "Lo más difícil para mi fue abrirme a los medios de comunicación la semana antes de subirnos al barco, el contacto con la prensa".

Lo más bonito de la aventura

Marian cuenta que le sorprendía que aunque estaban en alta mar, "el paisaje cada día era diferente y precioso".

Patricia y Carmen resaltan "la unión del grupo" y el "compañerismo", y añade Patricia Alonso: "ver que ayudas a personas en el proceso del cáncer".

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Susana Laguarda. Foto cedida Reto Pelayo Vida.

Susana destaca: "Que alguien me abrazase y me dijese cosas como 'eres mi espejo', ahí ha sido cuando me di cuenta de que estábamos ayudando a personas que lo estaban pasando mal".

"Lo que más me gustó fue reencontrarme conmigo misma y ayudar a gente que lo está pasando muy mal. Me quedo con los abrazos y con todas las miradas de complicidad, que han sido comida para el alma", relata Yolanda.

Felicidad como lección de vida

Todas son unánimes en sus respuestas sobre el futuro: vivir intensamente, ayudar a los demás y ser felices:

Yolanda: "El futuro me lo planteo feliz y comprometida; y sobre todo siempre siendo consciente de que hay que disfrutar del día a día, llueva o haga tormenta".

Marian: "En mi vida siempre estoy buscando nuevas aventuras, antes me tomaba la vida de una forma más relajada y ahora vivo a tope".

Carmen: "Mi futuro me lo planteo intentando disfrutar todo lo que pueda de la vida, me la tomo con más tranquilidad y sólo espero que la suerte me acompañe".

Susana: "Yo me planteo el futuro luchando día a día y viviendo el momento, sin pensar más allá porque no merece la pena".

Patricia: "En el futuro me apuntaría sin pensármelo a cualquier reto que ayude a la gente, es un chute de energía. Quedaros con el mensaje de que siempre hay esperanza".

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