La ficción basada en crímenes es, según los expertos, uno de los géneros más vistos en los últimos años. Pero, ¿afectan también las series y documentales true crime a nuestra salud mental?

Los efectos de "engancharse" al true crime en la salud mental
Mujer viendo la televisión en el salón / MIRIAM FELIPE

Series como Jeffrey Dahmer, El caso Alcàsser, El asesino del hacha, ¿Dónde está Marta? o El caso Wanninkhof-Carabantes son algunos ejemplos de producciones true crime que han arrasado en el mundo del entretenimiento.

Según el estudio TGI Global Quick View propuesto por la empresa de análisis de datos Kantar, tras la comedia, este género es el más atractivo para los espectadores y usuarios de las plataformas digitales donde principalmente se proyectan.

Estos documentales y series son una recopilación de hechos reales y macabros como muertes, secuestros o asesinatos que por su importancia social y mediática han transcendido en formato audiovisual hasta las pantallas.

Cifras de éxito

El true crime ha sido siempre un género con muy buenas cifras de audiencia. Sin embargo, en las plataformas digitales la producción se ha multiplicado y su éxito se ha disparado.

A diferencia de la ficción, en los documentales true crime pocas veces tienes que buscar un sentido a la historia para que sea realista, básicamente porque los hechos que se cuentan ya han sucedido de verdad. Ese elemento de saber que lo que estás viendo es una historia real, engancha mucho más al publico y genera audiencia, explica Elena Neira, Profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigadora del grupo GAME.

Efectos psicológicos de las historias oscuras

A las personas les inquieta lo desconocido y lo amenazante. Por eso, según los expertos, la gente encuentra en el true crime la falsa sensación de control y seguridad al exponerse a información detallada de todo aquello que es aterrador y extraño.

Sin embargo, estas series y películas generan un gran impacto a nivel psicológico que apela principalmente a sentimientos como el miedo o la intriga.

"El miedo que nos producen estas series hace que generemos conductas para protegernos. Es decir, nos alarma pensar que esas atrocidades han sucedido en otros casos", explica Mireia Cabero, profesora de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC y directora de Cultura Emocional Pública.

En ocasiones, el pánico que se experimenta durante el visionado de series, documentales y películas true crime se instala en nosotros sin poder gestionarlo bien. Cuando esto ocurre, las emociones que nos está produciendo la obra audiovisual se cuelan en nuestro día a día generando un estado de alerta constante.

"Lo que suele ocurrir cuando nos exponemos habitualmente a este contenido es que después nos vienen visualizaciones de aquellas escenas que más nos han impactado de estos documentales y empezamos a tomar decisiones vinculadas con este miedo como dejar de salir solos a la calle, volver a casa cuando se hace de noche", comenta Mireia Cabero.

Las producciones audiovisuales true crime están basadas en su mayoría en hechos reales lo que hace que el espectador tenga evidencias de que esos sucesos han ocurrido y por lo tanto, que pueden volver a suceder.

Según la psicóloga, lo más importante es relativizar la información que recibimos de las obras true crime para no pensar que esto sucede muy a menudo o sentir que estamos constantemente en peligro.

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EFE/Adrián Ruiz de Hierro

¿Es el true crime tan real como dicen?

"Basado en hechos reales" son cuatro palabras que se han convertido para muchos en una especie de sello de calidad y de fidelidad.

Según la experta Elena Neira, el realismo en el true crime depende sobre todo de cómo de real quieran hacer cada producción y el enfoque que los creadores quieran darle.

Un buen ejercicio es comparar series de las que se han hecho dos versiones, comparar sus enfoques. Con este ejercicio podemos comprobar que los hechos no cambian, lo que cambia es la perspectiva. Por ejemplo, la serie de Los Murdaugh, tiene dos versiones con los mismos hechos sustanciales, pero con un enfoque radicalmente diferente, afirma la experta en Ciencias de la Información.

No obstante, la profesional asegura que cuando trabajas con un genero documental siempre tienes que basarte en pruebas fácticas y reales y por lo tanto la verdad y la honestidad con el espectador tienen que ser dos de los ingredientes más importantes del producto final.

Las mujeres aman el true crime

Según los estudios y análisis de las audiencias de Parrot Analytics, en la categoría de crímenes reales alrededor del 80 % de los espectadores son público femenino.

Curiosamente, las mujeres mayores de treinta años son el target y el perfil más común del espectador de contenidos true crime quienes lo consumen principalmente a través de las plataformas digitales o los pódcast.

"Las mujeres nos identificamos más fácilmente con los crímenes. La violencia de género nos ha hecho sentir más vulnerables y susceptibles de ser agredidas. Así que estamos más alerta ante este tipo de información", expone la psicóloga Mireia Cabero.

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Dos niños con el ordenador en horario nocturno. EFE/Foto cedida por Intel.

Peligros de consumir true crime a una edad temprana

Según las expertas, las series y películas true crimen son el campo de batalla de una información muy amenazante y violenta para un cerebro infantil que aún esta en sus fases de mayor desarrollo.

El cerebro adulto tiene capacidad de procesar la información de una forma más completa y más segura que el cerebro infantil. Con lo cual es muy importante que a cada edad los niños y niñas reciban la información que pueden procesar y que saben como procesar, señala la psicóloga Mireia Cabero.

La información que asusta a los niños hace que el cerebro infantil, que aún no tiene suficiente capacidad crítica, les lleve a aplicar un pensamiento catastrófico o incluso a generalizar las conductas que se exponen pensando incluso si ellos serían capaces de ponerlas en practica.

"Es fundamental proteger los derechos de las niñas, de los niños y de los adolescentes a nivel de visionado, porque es un error absoluto que puedan acceder a información que aún no son capaces de procesar", remarca la experta.

Espectador del siglo XXI: evitar el dolor con una serie

Según los psicólogos, el cerebro humano está programado para escoger aquellas opciones del día a día que más bienestar le genera.

Mireia Cabero afirma que el bienestar está muy relacionado con el placer, que nos programa para seleccionar en cada momento aquello que nos resulta más satisfactorio. Precisamente, esta es la explicación psicología al deseo y necesidad constante de engancharse o visionar una serie.

Ver compulsivamente la serie que nos gusta al llegar a casa es una elección que forma parte de la evasión del dolor y la entrega al placer en una vida muy exigente, asegura la psicóloga.

Mireia Cabero recomienda analizar cuánto tiempo dedicamos a exponernos delante del televisor para ver una serie y ser conscientes de si realmente todo el tiempo invertido nos merece la pena.

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Psicóloga de la UOC Mireia Cabero. Imagen cedida por la propia psicóloga / Anna Mas

Tres pasos para ser un espectador con cabeza

La psicóloga Mireia Cabero nos propone los siguientes pasos para ser consumidores audiovisuales con cabeza:

  1. Primer paso: ser consciente del tipo de consumidor que soy. ¿Qué tipo de contenidos estoy consumiendo y cómo lo consumo? ¿Lo hago de una forma deliberada o por necesidad? ¿Lo consumo con conciencia?
  2. Segundo paso: marcar unos límites al consumo. ¿Soy capaz de medir el tiempo que paso frente al televisor? ¿Tengo limites horarios, limites diarios? ¿Soy capaz de parar a una hora prudencial?
  3. Tercer paso: preguntarnos si este consumo nos daña o nos ayuda. ¿En qué me ayuda? ¿En qué me daña? ¿Qué me está aportando? ¿Qué precio estoy pagando?

Cabero, propone hacer una valoración de coste-beneficio que nos lleve a encontrar la fórmula perfecta para combinar el placer y disfrute visual que nos ofrecen las series y películas con una vida saludable y activa.

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