La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que alrededor de 800.000 personas padecen alzhéimer, un dato que coloca a España como uno de los países del mundo con más prevalencia entre las personas de más de 60 años. En el Día Mundial del Alzhéimer y ante las previsiones de aumento de casos, exponemos la importancia e impacto que tiene esta enfermedad neurodegenerativa

España, uno de los países con más casos de alzhéimer en el mundo
EFE/Marta Piñol

Cada 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzhéimer, una enfermedad neurológica que constituye la primera causa de discapacidad y afecta a 40 millones de personas en el mundo.

Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España actualmente padecen esta patología unas 800.000 personas, siendo el tipo de demencia neurodegenerativa más común.

La edad es el principal factor de riesgo a la hora de padecer alzhéimer. Debido a la mayor esperanza de vida de las mujeres, su prevalencia actual es tres veces mayor en mujeres que en hombres.

De todas maneras, las previsiones apuntan a un aumento considerable de afectados en los próximos años (en ambos sexos) como consecuencia del envejecimiento de la población.

Pero es que además, España es uno de los países con mayor proporción de casos entre las personas de más de 60 años.

Un 5 % de las personas de 65 años padecen alzhéimer, pero en mayores de 90 años el porcentaje de dispara hasta el 40 %.

Como consecuencia del cada vez mayor envejecimiento de la sociedad, se espera que en los próximos 20 años la prevalencia de la demencia debida a la Enfermedad de Alzheimer se doble.

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa/ EFE

Aunque la edad es el primer y más importante factor de riesgo para desarrollar la enfermedad, existen otros factores que influyen.

La hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo, la diabetes o haber sufrido traumatismos craneoencefálicos aumentan los riesgos.

“A diferencia de la edad, todos estos son factores de riesgo modificables, por lo que fomentar estrategias de prevención podría ayudar a reducir el número de casos que se producen cada año”, indica el doctor uan Fortea, coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN.

Según señala Fortea, algunos estudios apuntan a que una reducción de al menos un 25 % en estos factores de riesgo puede ayudar a prevenir entre 1 y 3 millones de casos en el mundo.

Alzhéimer, una enfermedad en dos fases

Tanto en las formas genéticas (relacionadas con las formas de inicio de la enfermedad en edades tempranas) como en las esporádicas, los cambios que produce el alzhéimer en ciertos biomarcadores son detectables hasta dos décadas antes del inicio de los síntomas.

Desde el punto de vista clínico, la enfermedad pasa por dos fases:

  • La fase preclínica, que puede extenderse más de una década y en ella no es posible objetivar alteraciones cognitivas.
  • La fase sintomática. Los síntomas cognitivos y conductuales se hacen evidentes. Durante esta segunda fase los pacientes experimentan los síntomas gradualmente: desde el mínimo síntoma donde el paciente es plenamente funcional hasta perder completamente su autonomía.

“Los fármacos disponibles actualmente para la enfermedad mejoran los síntomas, pero no consiguen enlentecer la progresión de la enfermedad”, apunta el especialista.

Por ello, es esencial detectar la enfermedad precozmente porque permite una planificación de los cuidados y mejor calidad de vida.

Se estima que hasta el 80 % de los casos de alzhéimer en sus formas más leves están sin diagnosticar.

“Urge, por tanto, el desarrollo de políticas sanitarias destinadas a garantizar el adecuado diagnóstico para el acceso temprano a los tratamientos disponibles”, señala el doctor.

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El Dr. Juan Fortea, Coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología/ Foto cedida por la SEN

El coste sanitario

Además, Fortea sostiene que esto “también ayudaría a disminuir el coste socioeconómico de la enfermedad”.

Los costes sociosanitarios derivados del alzhéimer aumentan de forma correlativa al deterioro funcional, cognitivo y a la aparición de síntomas neuropsiquiátricos en los pacientes.

Hay que tener en cuenta que además de todos los síntomas cognitivos que definen la enfermedad, la mayoría de pacientes presenta otro tipo de trastornos.

Los más habituales son trastornos del sueño (un 75 % de los pacientes), depresión, apatía, agitación o agresividad (en un 50 % de los casos).

Detectar los factores que influyen en la aparición de los trastornos de conducta, así como la consideración de medidas no farmacológicas ayudan en el manejo de la enfermedad.

“Puesto que no disponemos de fármacos que restauren la función cognitiva, fomentar el entrenamiento y la rehabilitación cognitiva también son importantes”, indica el neurólogo.

El ejercicio físico, dentro de las posibilidades de cada paciente, también mejora sus capacidades funcionales..