Desde que se origina un cáncer de ovario hasta que avanza transcurren apenas unos pocos meses. Además, sus síntomas son tan inespecíficos que, en el momento del diagnóstico, ya está extendido en el 80% de los casos. Ante este escenario, el ginecólogo oncólogo Lucas Minig alerta frente al tratamiento inadecuado que recibe la gran mayoría de mujeres y aboga por una cirugía inicial que extirpe el total de la enfermedad y prolongue la supervivencia

Cáncer de ovario avanzado: Cirugía extirpadora completa para prolongar la supervivencia
Cáncer de ovario. Roche
  • 8 de mayo, 2017
  • MADRID/EFE/ANA SOTERAS

Lucas Minig, jefe del Servicio de Ginecología del Instituto Valenciano de Oncología (IVO), en una entrevista con EFEsalud con motivo del Día Mundial del Cáncer de Ovario, considera que la inmensa mayoría de los casos avanzados en el mundo no son tratados adecuadamente al ser sometidos a cirugías incompletas, que dejan enfermedad residual y limitan la supervivencia de la paciente.

Para este especialista, formado en ginecología oncológica en el Instituto Europeo de Oncología de Milán (Italia) y en el Instituto Nacional del Cáncer, en Bethesda (Maryland, Estados Unidos), una cirugía adecuada es la que extirpa las partes afectadas con metástasis como los ovarios, el útero, el peritoneo del diafragma, el bazo o partes del intestino en una intervención quirúrgica que puede durar más de seis horas.

El ginecólogo oncólogo Lucas Minig, jefe de Servicio de Ginecología del Instituto Valenciano de Oncología (IVO). Foto: IVO

“A día de hoy, no existe ningún tratamiento efectivo que dé tanta magnitud de beneficio como es una cirugía adecuada como tratamiento inicial en cáncer de ovario avanzado, ya que es capaz de extender la supervivencia en casi un 30%”, asegura.

El doctor Minig considera que el problema, a nivel mundial, radica en que los pacientes tienen un acceso “limitado” a centros de referencia con equipos quirúrgicos multidisciplinares encabezados por ginecólogos oncólogos, formados específicamente para realizar este tipo de cirugías complejas.

“Para evitar cirugías inadecuadas, es importante que las mujeres con sospecha de cáncer de ovario acudan a centros de referencia con profesionales formados en estos procedimientos”, apunta el médico del IVO, una fundación dedicada al tratamiento integral del cáncer desde hace 40 años.

Un cáncer de ovario agresivo y veloz

La incidencia del cáncer de ovario en España es de 3.200 casos al año, siendo la segunda neoplasia del aparato genital femenino en frecuencia, tras endometrio. Sin embargo, es la principal causa de mortalidad por cáncer ginecológico y la cuarta en la mujer tras los de pulmón, mama y colon, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

El tipo más frecuente de cáncer de ovario, en un 85-90% de los casos, es el carcinoma epitelial. Un cáncer “agresivo” que en pocos meses se puede extender, provocando distensión abdominal, dolor, sensación de plenitud con la comida, molestias pélvicas etc. Estos síntomas inespecíficos pueden atribuirse a otras muchas causas y que no encienden la luz de alarma, por lo que el diagnóstico temprano es difícil.

“Se han hecho estudios con más de 200.000 mujeres sanas controladas con ecografía vaginal y determinación del marcador tumoral CA-125 y no se ha conseguido disminuir la incidencia dado el rápido crecimiento del cáncer de ovario”, lamenta el doctor Minig.

En el avance de este cáncer influye su agresividad intrínseca, pero también que se desarrolle en un órgano tan pequeño como el ovario y en contacto, dentro de la cavidad abdominal, con otros órganos.

Es más frecuente en la época postmenopáusica, apareciendo entre los 50 y 75 años, con una edad media de diagnóstico situada entorno a los 60 años. Aunque no se le conoce ningún factor de riesgo asociado directamente, se le relaciona con la edad o la maternidad ya que aquellas mujeres que no han tenido hijos presentan mayor predisposición a padecerlo, según el Instituto Valenciano de Oncología.

cáncer de ovario
Foto: ASACO

 

ASACO, asociación española de pacientes afectadas de cáncer de ovario y ginecológico, está llevando a cabo numerosas actividades para concienciar a la población de la importancia de estar alerta de la aparición de los síntomas de cáncer de ovario, y una vez diagnosticado, acudir a centros de referencia que cuenten con ginecólogos oncólogos.

 

Los quistes ováricos

La aparición de quistes durante la etapa reproductiva de la mujer suelen ser normales y aparecen y desaparecen con el ciclo menstrual. Sin embargo, otros quistes de ovario, si bien benignos, pueden deberse a otras enfermedades como la endometriosis, ovarios poliquísticos o teratomas, entre otros.

La situación cambia cuando se trata de una mujer en la menopausia. “Por principio cualquier quiste en la menopausia es anormal y, si no existe sospecha de malignidad, debe ser controlado con ecografía vaginal cada 2 o 3 meses”, explica el ginecólogo.

Si bien la ecografía y el marcador tumoral CA-125 ya establecen parámetros de benignidad o malignidad, la única forma de confirmar su naturaleza es mediante un análisis histológico del quiste/ovario.

"Dado que para ello se requiere un procedimiento quirúrgico, se debe seleccionar adecuadamente los casos que realmente lo justifiquen", precisa el facultativo.

El tamaño del quiste no se correlaciona con la posibilidad de que sea maligno o no: “A veces operamos quistes de 30 centímetros totalmente benignos y otras extirpamos quistes de 2 o 3 centímetros malignos y extendidos por la cavidad abdominal, hay estudios que lo han demostrado”, explica el médico e investigador.

“Otra de las características de los quistes -añade- es que raramente pasan de lo premaligno a lo maligno, sino que se desarrollan ya como benignos, malignos o como tumores borderline, en el límite, más frecuentes estos últimos en mujeres jóvenes y que tenemos que operar”.

¿Qué hacer con los quistes en la menopausia?

cáncer de ovario
Infografía: PharmaMar

Un quiste de ovario "ecográficamente simple", con un marcador tumoral CA-125 normal, en una mujer en época de menopausia tiene una probabilidad de malignización del 0,5%. “Un porcentaje muy bajo, por un lado, pero por otro con una rara posibilidad de que se malignice en un órgano que ya no tiene función”, expone el doctor.

Si la mujer con un quiste benigno prefiere no pasar por el quirófano, debe someterse a control cada seis meses (ecografías vaginales y marcadores tumorales) durante dos años. “Si en dos años no ha cambiado ese quiste, ya no se va a malignizar en el futuro”, precisa Lucas Minig.

El quiste benigno puede ir aumentando de tamaño, hasta un 30 %, pero eso no significa que se convierta en maligno, sino que está acumulando más líquido en su interior.

En el supuesto de que la mujer en sienta más tranquila sin ese quiste, se puede realizar la extirpación de ambos ovarios mediante cirugía laparoscópica con una mínima incisión y una breve intervención.

Tratamientos complementarios para cáncer metastásico

Tras la cirugía inicial y completa del cáncer de ovario avanzado, el abordaje terapéutico se completa con el tratamiento estándar de quimioterapia.

Pero, además, hoy ya se dispone de terapias biológicas que se utilizan en función de los distintos subtipos de cáncer de ovario, así como sus alteraciones genéticas y procesos biológicos específicos.

Uno de estos procesos es la angiogénesis, formación de vasos sanguíneos que el tumor de ovario desarrolla para poder alimentarse, y que se puede bloquear mediante fármacos específicos de nueva generación, como el bevacizumab.

Además, un 10-15% del cáncer de ovario es hereditario asociado, principalmente, a la mutación en los genes BRCA 1 y 2. Para este grupo seleccionado de pacientes, ya se dispone de un fármaco diana, olaparib, con alta efectividad demostrada y que se administra por vía oral.

“El reciente descubrimiento del genoma humano nos está permitiendo vivir una etapa de conocimiento, de descubrimiento de nuevos tratamientos biológicos que ya están demostrando mayor control de la enfermedad y mayor supervivencia”, concluye el doctor Lucas Minig.

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