Cuando hace unos meses EFEsalud me pidió que hablara sobre el parto natural (parto domiciliario), cogí papel y lápiz y empecé a escribir aquello que pensaba sobre la cuestión, por lo que me vais a permitir que en esta ocasión exprese mi opinión a modo de carta… Es la manifestación de un sentimiento que la tocoginecóloga Carmen Sala quiere reflejar con estas letras
Carta abierta de una obstetra a las futuras mamás
Algunas mujeres que acuden a mi consulta me comentan que desean un parto natural y si nosotros, el equipo de ginecólogos de la clínica, lo llevamos a cabo.
No sé muy bien a qué se refieren o si comprenden lo que me están pidiendo exactamente: ¿un parto sin anestesia… sin oxitocina… sin instrumentación… sin episiotomía… en un domicilio?
En 1974 apareció un libro que se titula “Nacimiento Sin Violencia” escrito por el Dr. Frederich Leboyer. Explicaba que los primeros minutos de vida en la relación madre e hijo son fundamentales para el desarrollo psíquico del niño.
Como obstetra siempre me he preguntado que si el cuerpo humano es tan perfecto y la “naturaleza es tan sabia” por qué no ha hecho que todos los partos sean un proceso fisiológico más.
Bien, esto no es así. Ante el alto índice de morbimortalidad maternofetal, en un parto bajo evolución natural, se inicio una especialidad llamada Obstetricia.
Tal vez estas mujeres que nos solicitan un parto natural lo que en realidad desean es lo que los obstetras llamamos un parto eutócico.
Éste es un parto que progresa adecuadamente, que no precisa una dirección médica obstétrica, con un dolor soportable, que el periodo expulsivo acontece en pocos minutos y que en el feto no se detecta ningún tipo de sufrimiento fetal.
Pero esto no siempre sucede así.
El médico obstetra, que se especializó para bajar la tasa de morbimortalidad maternofetal, estudió durante seis años la carrera de Medicina, un año para el examen u oposición a una plaza de Médico Interno Residente (M.I.R.) y cuatro años de especialidad para poder predecir las complicaciones y para saber tratarlas.
En muchas de esas complicaciones hay que tomar decisiones complejas en pocos minutos, momentos en los que se puede ir la vida de la madre o del hijo.
Hemos pasado muchas horas de nuestra vida al lado de una partera en salas de parto…
Una simple cesárea, como os he comentado, requiere años y años de práctica para poder llevarla a cabo de forma eficiente. Es necesario para salvar la vida de un bebé que soporta un sufrimiento fetal agudo en el transcurso de un parto y que va a necesitar de su extracción en unos 3 o 5 minutos; o la detección de un prolapso de cordón umbilical; o un desprendimiento de placenta:
Momentos en los cuales suena una voz de alarma en sala de partos y el tiempo, minutos escasos, se convierte en oro.
No digamos una vez que ha parido la mujer y en segundos se inicia la hemorragia postparto profusa; y que el tocólogo va a necesitar no solo de la habilidad de sus manos y una enorme serenidad, sino además de un buen ayudante, también tocólogo, de una eficaz instrumentista, de un avezado anestesista, así como de la disponibilidad de un banco de sangre inmediato y posiblemente de una U.C.I para la total recuperación de la paciente.
Estos hechos acontecen a diario en las salas de parto de nuestros hospitales.
¿Creéis que esta mujer no debería de saberlo antes de solicitarnos un parto natural o domiciliario?
¿Creéis que esta mujer tiene derecho a negar a su hijo una asistencia con recursos inmediatos, como son una posible instrumentación para su rápida extracción en caso de sufrimiento fetal o una reanimación inmediata en caso de nacimiento con hipoxia o aspiración?
Por eso os digo que ojalá pudierais pasar las 24 horas de la vida de un tocólogo de guardia en una sala de partos, para entender todo lo que os he contado.
No neguéis una anestesia peridural, o un goteo oxitócico para acortar las horas de parto. Durante cada contracción se disminuye la oxigenación al feto y en un momento determinado puede llegar a sobrepasar el nivel crítico.
No neguéis una monitorización fetal continua cardiotocográfica, que determina minuto a minuto la reserva respiratoria fetal, que es el grado de bienestar fetal.
No neguéis un acortamiento de expulsivo mediante una instrumentación, ya que los pujos prolongados provocan caídas de la saturación de oxígeno en sangre materna.
El parto no es violento, es traumático, como escribe el profesor Esteban Altirriba en su libro “Dirección Médica del Parto”. A los obstetras nos han enseñado:
- Velar por la vida de la madre y del hijo.
- Acortar las largas horas del parto.
- Atenuar el dolor.
- Morbilidad minima, evitando alteraciones psíquicas y físicas.
- No tenemos intención alguna de haceros, a ti madre y a tu hijo, un nacimiento con violencia.
La Medicina es una vocación. Elegimos esta profesión por amor y por dedicación. Nos ha costado mucho, muchísimo llegar a poderos ofrecer todos nuestros conocimientos obstétricos y que cada día intentamos mejorarlos.
Gracias.