Los gases del coche, el humo de una fábrica o la combustión de la madera son elementos cuya cotidianidad nos hace olvidar el peligro que para la salud supone la contaminación ambiental, causante de unos siete millones de muertes cada año en el mundo

Estos fallecimientos se encuentran relacionados con enfermedades respiratorias y cardiovasculares analizadas, en declaraciones a EFEsalud, por las expertas Carmen Diego Roza, coordinadora del área de Enfermedades Respiratorias de Origen Ocupacional y Medioambiental (EROM) de SEPAR, y Susana del Prado, Cardióloga en el hospital universitario La Paz de Madrid.
Una de cada ocho muertes en el mundo se vinculan con la exposición a ambientes contaminados.
Desde hace años, la rotundidad de los datos ha obligado a avanzar hacia una concienciación internacional liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en el año 2013 incluyó la contaminación ambiental en el grupo 1 de sustancias cancerígenas.
Con el objetivo de avanzar en esta dirección y evitar la interferencia peligrosa del ser humano en el sistema climático, desde el pasado lunes, 1 de diciembre, y hasta el 12 de este mes, se celebra la COP20 en Lima (Perú), donde 195 países intentarán estabilizar la emisión de gases de efecto invernadero.
Las patologías respiratorias de la polución
El aire limpio se convierte en aire contaminado y causa de enfermedades cuando se ve afectado por el material particulado atmosférico, el dióxido de azufre, el dióxido de nitrógeno y el ozono.
“Estos elementos alteran la mucosa del sistema respiratorio, lo que aumenta el riesgo de padecer la inflamación de la vía aérea” señala Carmen Diego.

Una reacción que puede derivar en patologías respiratorias como:
- La EPOC u otras afecciones pulmonares crónicas.
- Cáncer de pulmón.
- Infecciones respiratorias agudas en niños, como el asma.
A esta patología, relacionada con la infancia, habría que añadir la incertidumbre sobre si los niños sometidos a ambientes contaminados desarrollarán enfermedades más graves en su edad adulta, ya que “son patologías de muy larga latencia”, explica la doctora Roza.
Las patologías cardiovasculares de la contaminación
La inhalación de partículas de contaminación, menores a 2,5 micras, facilita su paso de los pulmones a la sangre donde pueden liberar mediadores inflamatorios, variar la frecuencia cardíaca o facilitar una arritmia mediante la afectación de las células cardíacas.
Estos tres factores son los responsables de los fallecimientos por dolencias cardiovasculares relacionadas con la polución, debido a que pueden causar eventos agudos como ataques en el corazón o en el cerebro.
“La contaminación favorece la ateromatosis, que consiste en el depósito de placas de colesterol en las paredes de las arterias, lo que aumenta el grosor de éstas y provoca que las arterias sean cada vez más estrechas”, explica la doctora Del Prado.
Este aumento del grosor de la capa íntima y media de la pared arterial, que es dos veces mayor en personas sometidas a altos niveles de contaminación, puede generar:

- Patologías a corto plazo, como un infarto o un ictus, en función de si la ruptura de las placas de colesterol se produce en las arterias cardiovasculares o cerebrales.
- Enfermedades a largo plazo, ya que la obstrución de la arteria puede derivar en una cardiopatía isquémica crónica, como por ejemplo, una angina de pecho.
A estos peligros la doctora Del Prado añade que la polución también actúa sobre “los factores de riesgo clásicos, ya que aumenta la tensión y favorece cierta resistencia a la insulina, lo que incrementa el riesgo de diabetes”.
El aire de dentro y fuera de casa
Todas estas patologías se relacionan con la contaminación, un término que visualmente se asocia con la polución exterior del humo que expulsa un coche o la chimenea de una fábrica, pero prácticas como cocinar con madera, carbón o biomasa, suponen una contaminación interna, que provoca el 64,1% de los fallecimientos relacionados con la polución del aire.
“La contaminación dentro de las casas se da en países en vías de desarrollo, en nuestro medio es difícil que se produzca”, indica Carmen Diego.
Este tipo de polución, desarrollada sobre todo en países del Sudeste Asiático y del Pacífico Occidental, se relaciona con ataques cerebrales, infartos y enfermedades respiratorias.
Por su parte, la contaminación externa, causante de 3,7 millones de muertes cada año, se vincula con afecciones respiratorias como el cáncer de pulmón y con dolencias cardiovasculares, que suponen el 80% de las patologías causadas por ambientes contaminados.
Ya sea dentro o fuera de los hogares, la contaminación es un problema global, que necesita de una reacción mundial para reducir sus niveles de emisión, lo que podría suponer una disminución importante de la mortalidad relacionada con enfermedades cardiovasculares y respiratorias, asociadas a la materia particulada.
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