La Sociedad Española del Dolor (SED) celebró la tercera edición de la jornada #NoHayDolor. Un evento virtual, en el marco del Día Mundial Del Dolor, 17 de octubre, que trató temas como la incidencia del dolor crónico entre la población española, el papel de la psicología, cómo ha afectado la pandemia a estos pacientes y proporcionó herramientas relacionadas con el asesoramiento nutricional para concienciar sobre la alimentación antiinflamatoria

El dolor crónico aumentó en el 60 % de los casos por la COVID-19
Fotografía de la jornada #NoHayDolor organizada por la Sociedad Española del Dolor (SED)/ Imagen cedida por la SED

Durante la jornada, impulsada por la Sociedad Española del Dolor (SED), se señaló la importancia de abordar el dolor crónico de forma multidisciplinar y en coordinación con los equipos que estén tratando al paciente (tanto públicos como privados), ya que se ha demostrado su eficacia y costo-efectividad.

En este aspecto, dentro de las Unidades de Dolor existen patologías que se derivan con más frecuencia a atención psicológica, que también precisan asistencia del resto del equipo: dorso-lumbalgias, síndrome de espalda fallida, cefaleas de todo tipo, dolores generalizados, etc.

Además, quedó patente que el 66 % de las personas a las que se atiende son mujeres porque, entre otras razones, piden ayuda antes.

Elisa Gallach, psicóloga clínica de la Unidad de Dolor en el Hospital Universitario y Politécnico La Fe (Valencia), indicó que emociones negativas como tristeza, rabia o ansiedad actúan como detonantes y mantenedores, lo que genera tensión muscular y mayor percepción del dolor.

"En el caso de la desesperanza, dispara el catastrofismo sobreestimando y la percepción dolorosa  subestimando la eficacia de fármacos y terapias", señaló.

En cuanto a las emociones positivas, la especialista asegura que "la resiliencia o el optimismo hacen que la percepción dolorosa disminuya porque la persona tiene la capacidad de ejercer cierto control sobre el dolor".

Según Gallach, la derivación a atención psicológica se produce cuando además de dolor hay sufrimiento o alteraciones emocionales explícitas como ideas de muerte. También se contempla si el profesional detecta que ese trastorno emocional afecta a la percepción dolorosa o a la eficacia terapéutica.

No obstante, antes de una consulta psicológica el paciente tiene que haber accedido a una Unidad de Dolor.

Antonio Montes, jefe de la Unidad de Dolor del Hospital del Mar de Barcelona, sostuvo que "es imprescindible la existencia de protocolos de derivación y seguimiento, especialmente, una valoración integral del paciente y un tratamiento multidisciplinar".

También indicó que los pacientes que acuden para ser valorados por primera vez refieren un dolor en una escala del 0 al 10 de 5.3, con un peor dolor en las veinticuatro horas previas a la consulta de 6.7.

El confinamiento incrementó el dolor crónico

Uno de los temas principales de la jornada fue cómo afectó el momento más duro de la pandemia a las Unidades de Dolor.

Montes aseguró que la primera ola de pandemia suspendió toda la actividad, a excepción de procedimientos inaplazables y algunas visitas telefónicas, en función de los recursos de cada unidad.

"Sin embargo, a pesar de no tener datos para evaluar su magnitud, el impacto más grave está siendo el posterior. Esto es debido a que la asistencia se ve aún limitada y dificultada por los recursos, tanto del hospital como de los pacientes para realizar visitas telemáticas", apuntó.

dolor crónico
Los problemas de espalda producen muchas bajas laborales. EFE/Ángel Díaz/rsa

Además, el jefe de la Unidad de Dolor del Hospital del Mar señaló que en muchos centros también se produjo una reducción de la actividad "por la menor disponibilidad de profesionales".

Según la encuesta "Paciente dolor crónico y COVID-19" realizada por la SED , el 59,4 % de las personas con dolor sintió que el confinamiento incrementó su problema de salud. La mayoría percibió que su empeoramiento se debió al sedentarismo provocado por la pandemia.

En cambio, solo el 6 % percibió mejoría en su estado de salud porque aumentó su tiempo de reposo frente a trabajos exigentes físicamente.

Muchos dolores que afectan al sistema musculoesquelético son más prevalentes en las fases de actividad laboral del paciente.

Además, según la encuesta de la SED las situaciones de estrés laboral también pueden aumentar la percepción del dolor.

La nutrición es fundamental

"Una alimentación adecuada con una buena ingesta de Omega-3, rica en vitaminas y minerales, fibra, etc. aporta al organismo componentes antiinflamatorios y antioxidantes nutricionales que son de gran ayuda", manifestó Laura Isabel Arranz, dietista-nutricionista especializada en dolor crónico de la Clínica Barnadolor (Barcelona) y Onelife (Madrid).

De lo contrario, es decir, ingerir alimentos ricos en grasa saturadas o azúcares añadidos puede ser contraproducente y empeorar el dolor crónico y su evolución.

Una mala alimentación puede afectar también al bienestar gastrointestinal, al equilibrio endocrino o al sistema inmunitario.

Una dieta equilibrada puede facilitar que tengamos menos problemas de salud/FOTO: IMEO

Por este motivo, para la experta "el principal objetivo del asesoramiento nutricional en pacientes con dolor crónico es instaurar una alimentación antiinflamatoria personalizada que permita un buen nivel de mejora".

Además, consideró imprescindible enseñar cuáles son los factores beneficiosos y perjudiciales para que el paciente pueda mantener esos hábitos a largo plazo.

En ese sentido Ana Llorens, una paciente que consiguió manejar su dolor crónico de estómago gracias a la implantación de un neuroestimulador medular, aseguró que "llevar una alimentación adecuada y equilibrada junto con una buena hidratación es fundamental para que el cuerpo responda bien a cualquier tratamiento".

De igual modo, el deporte, y en concreto el yoga, ayudó a Llorens porque "es una buena terapia para la mente y para poder sobrellevar el dolor".

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