En las zonas profundas de nuestro ser habita una niña o un niño que determina nuestras emociones o sentimientos predominantes, nuestra forma de reaccionar y los rasgos importantes de nuestra personalidad. La psicóloga clínica Margarita García Marqués lo denomina “niño interior”, la parte inconsciente que simboliza nuestro ser emocional y aflora en las relaciones, el trabajo y otras áreas de la vida


“El Niño Interior (NI) está conformado por las huellas, recuerdos y creencias enraizadas en nuestra psique que dejaron en nosotros las experiencias y reacciones que tuvimos, y los mensajes que recibimos del entorno durante nuestra primera infancia, de las cuales ahora no somos conscientes pero que siguen vigentes y activos influenciando nuestra vida actual”, explica.
“Nuestro NI tiene una parte sana, alegre, creativa y juguetona que, si la llevamos a nuestro ser adulto, hace que nuestra vida sea más agradable e ilusionante, nos ayuda a vivir felices y sin limitarnos a nosotros mismos”, según García Marqués.
Asegura también que se trata de una parte lúdica que tiene ideas geniales, que se arriesga a ver el mundo desde otras perspectivas, en lugar de querer hacer lo mismo que los demás.
“Navidad es un buen momento para sacar fuera y expresar la alegría, creatividad y capacidad de juego de nuestro NI sano, ya que al hacerlo rejuvenecemos mental y emocionalmente, recuperamos la capacidad de vivir y gozar, aquí y ahora, y descubrir el mundo con la intensidad que teníamos de pequeños, y desarrollamos nuestro sentido del humor y optimismo”, indica la experta.

“Esa conexión navideña con nuestro NI -añade- nos ayudará a expresar nuestra creatividad, a desactivar los pensamientos que nos limitan y a conseguir nuestros objetivos para 2017”.
Para la psicóloga es el momento de compartir con nuestros seres queridos regalos, recuerdos, juegos y vivencias que evoquen los buenos momentos del pasado, “dejando aparcadas las cosas negativas y feas, y poniendo el foco en lo que los demás nos han aportado y debemos agradecerles, en las razones que nos hacen quererles y en las cosas que produzcan alegría en la vida”.
“La Navidad es de por sí un poco mágica, con sus creencias, regalos, juguetes, alegrías y reencuentros, sobre todo cuando participan en ellos los niños, y es un buen momento para conectar con la magia interna de nuestro NI”, enfatiza.
Pautas para conectar con nuestro “Niño Interior”
Estas son algunas claves y sugerencias de esta psicóloga, que dirige el Centro Hara para conectar con nuestro NI sano:

- Imagine los pequeños obsequios o detalles que a su NI le gustaría entregar a los demás y que alegrarían, tanto su propia vida como la de esa persona que lo recibirá y, después, regale a la gente que quiere. Son pequeños movimientos hacia las personas que apreciamos.
- Aunque haya comprado un regalo principal en una tienda, intente hacer algo con sus propias manos, como escribir una carta “de corazón” con frases positivas y optimistas, o expresando lo importante que es esa persona o personas para usted y cuánto le alegra que estén en su vida.
- Prepare postres navideños o dulces caseros compartiendo su elaboración con la familia, amigos o los niños, evocando aquellos pasteles, tartas o bizcochos que nos preparaba nuestra madre o abuela en nuestra infancia.
- Fabrique de forma artesanal y con la ayuda de sus hijos, una serie de postales navideñas personalizadas con corazones, dibujos y purpurina, o bien distintos adornos de Navidad, como estrellas de papel, copos de nieve o casitas.
- Esconda en distintos lugares de su casa pequeños regalos personalizados para los invitados que compartirán la Navidad con usted para que, después de medianoche, jueguen a descubrirlos como en “la búsqueda del tesoro”, entregándolos a sus respectivos destinatarios.
- Comparta con sus seres queridos el calor de la chimenea o de una manta a la luz de las velas, contando historias o anécdotas navideñas y recordando los buenos, tiernos y alegres momentos de la infancia, como la llegada de los Reyes Magos o Papá Noel.
- A menudo cuesta decirle al otro “te quiero” o “te doy las gracias”, pero puede expresárselo realizando un’ collage’ con fotos, palabras recortadas, papeles de colores, frases y dibujos que expresen la gratitud y afecto hacia sus seres queridos.
- Piense y dedique frases positivas de reconocimiento, alegría y gratitud hacia sus familiares, pareja o amigos, cuando se reúna con ellos. Por ejemplo “¡Que alegría verte sonreír!”, “¡Recuerdo cuando me subías en brazos y me hacías volar!”, “¡Gracias por hacerme pasar tanto momentos agradables!” o “¡Te deseo un Feliz día desde mi corazón!”.
- Regálese a sí mism@ un osito de peluche, un cojín grande o algún objeto tierno y téngalo a mano para abrazarlo y acogerlo de vez en cuando, e incluso dialogue con él, imaginando y sintiendo que es su NI, lo cual es una forma de abrazarse y acogerse a uno mismo.
- Escriba una carta de agradecimiento para el niño o niña que usted fue, agradeciéndole los momentos felices pasados, el haber superado adversidades y dificultades en su vida, y diciéndole lo orgulloso que está de esa parte suya, por haber salido adelante y superado distintas crisis convirtiéndose en un adulto que está buscando la felicidad y sigue creciendo como persona.
- Tenga presente que expresar por escrito o verbalmente el reconocimiento de aquello que usted ha sido, de cómo ha evolucionado, de las cosas que ha aprendido, de los problemas que ha superado y de los avances que ha hecho en la vida, es una gran fuente de felicidad para su NI y, en definitiva, para usted mism@.
- Elija una serie de fotos de distintas etapas de su infancia para recordar y reconocer a aquel niñ@ que usted fue y que sigue vivo dentro suyo, así como los momentos felices que experimentó y sus evocaciones.
- Seleccione algunas fotos en las que aparezca usted con algunas de las personas con las que va para pasar las fiestas, para después verlas y comentarlas juntos, y así rememorar navidades pasadas.
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