Ahora sí es un adiós. España ve el final del uso de las mascarillas en aquellos lugares en los que aún eran obligatorias: las despedirá en próximas fechas en centros y servicios sanitarios, así como en farmacias. Tampoco serán obligatorias para los que trabajen o visiten los centros sociosanitarios.

Ahora sí, el final de las mascarillas tres años después
EFE/EPA/Leandre Duggan

Ya quedaban pocas señales de este elemento imprescindible e icónico de la pandemia después de que el pasado febrero el Gobierno aprobara el final de las mascarillas en el transporte público. Este viernes Gobierno y comunidades han abordado su fin en los lugares en los que aún quedaban pendientes. Será el Consejo de Ministros el que lo apruebe "tan pronto como sea posible".

Fue el 20 de mayo de 2020, en los primeros meses de la crisis sanitaria del coronavirus, cuando el BOE publicó la orden dictada por el Ejecutivo en la que reguló las condiciones para el uso obligatorio de los crubrebocas.

La orden de 2020

Entonces, el Ejecutivo consideró que la crisis sanitaria, que se desarrollaba en el marco del estado de alarma, obligaba a "adaptar y concretar" de manera continua las medidas adoptadas para la gestión de la pandemia.

"En este marco, y ante la alta transmisibilidad del SARS-CoV2, especialmente en las fases iniciales de la enfermedad y en las personas asintomáticas, se hace preciso dictar una orden para regular el uso de las mascarillas, estableciendo los casos y supuestos en los que su utilización será obligatoria, sin perjuicio de las recomendaciones previstas por las autoridades sanitarias en el resto de casos", argumentaba la orden.

Mascarillas final
Una pareja que se protege con máscarillas pasa por una calle en Barcelona. EFE/Enric Fontcuberta

Justificaba el uso no solo por la alta transmisibilidad del coronavirus sino también por la capacidad demostrada por los cubrebocas para bloquear la emisión de gotas infectadas cuando no era posible mantener la distancia de seguridad, y ante la falta de otras medidas como la vacunación.

De esta forma en el artículo 3 de la orden se dictó su uso obligatorio en espacios al aire libre y en cualquiera cerrado de uso público o que se encontrara abierto al público, siempre que no fuese posible mantener una distancia de seguridad interpersonal de al menos dos metros.

Regulación de su precio: bajó hasta los 0,72 euros

Ya se ha recordado muchas veces que hasta entonces, las mascarillas escaseaban y su precio estaba por las nubes. El Ministerio de Sanidad, con el entonces ministro Salvador Illa a la cabeza, las recomendaba solo a los enfermos, con síntomas o casos sospechosos de covid.

El Ejecutivo decidió regular el precio y fijó un tope. Primero la Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos -órgano colegiado del Ministerio de Sanidad del que forman parte varios ministerios y comunidades autónomas- acordó un máximo de 0,96 euros. Meses después lo bajó a 0,72.

Con las diferentes olas de la pandemia, el final de las mascarillas no estaba encima de la mesa ni en exteriores y menos en interiores, tampoco en los colegios, ni siquiera en los patios. A partir de seis años de edad había que llevarla.

Y llegó Ómicron

La vacuna de la covid llegó. Iba llegando el momento ya de volvernos a ver las caras por la calle porque los zarpazos de la pandemia empezaban a ser menos implacables.

Sin embargo, una enmienda socialista a la ley de “nueva normalidad”, la hizo obligatoria en exteriores a partir del 31 de marzo de 2021 incluso cuando se pudiera mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros. El Gobierno acabó con la exigencia en junio de ese año siempre que hubiera distancia.

Una relajación que volvió a endurecerse por Omicrón en las navidades, aunque un mes después, ya en 2022, el cubrebocas dejó de ser obligatorio en exteriores de forma definitiva.

Vernos las caras en interiores y en el transporte

El 20 de abril de 2022 llegó el final de las mascarillas en interiores, salvo en centros sanitarios o residencias, además del transporte público y farmacias, tal y como estableció el Gobierno en un real decreto. Para entonces, la mayoría de los países europeos ya las había eliminado.

Mascarillas final
Imagen de una mujer sin mascarilla subiendo a un autobús urbano. EFE/Raquel Manzanares

Desde ese momento, los alumnos tampoco tuvieron que utilizarla en los centros educativos. Sí recomendó Sanidad que los profesores con factores de vulnerabilidad se la pusieran, al igual que otras personas con estas mismas condiciones que no pudieran mantener la distancia de 1,5 metros. Empezaron a verse las caras en clase, dos años después.

Tuvimos que esperar hasta este año, el 2023, para prescindir de ellas en el transporte público. Lo anunció la exministra de Sanidad, Carolina Darias.

A partir del 8 de febrero dejaron de ser obligatorias por la situación, dijo Darias, de "enorme estabilidad" de la pandemia, con una tendencia a la baja.

La modificación del real decreto no alcanzó a los hospitales ni centros sanitarios, tampoco a las farmacias, en tanto que en los centros sociosanitarios las tenían que seguir llevando los trabajadores y los visitantes, pero no los residentes.

FIN

El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias de Sanidad, Fernando Simón, auguró el pasado mes de abril que la mascarilla dejaría "pronto" de ser obligatoria donde aún no lo era. No obstante, también apeló a la responsabilidad individual y pidió que las personas con infección respiratoria la llevaran para evitar contagios.

Y el pasado 16 de junio, el actual ministro de Sanidad, José Miñones, anunció que antes de que terminara el mes habría un Consejo Interterritorial para estudiar la posibilidad de eliminarlas en esos lugares.

Dijo también Miñones que serían los expertos -con los informes técnicos- los que dirían cómo proceder a su retirada, si de forma prolongada, definitiva o escalonada. Miñones se mostró convencido de que estábamos más cerca de que el uso fuese recomendado, más que obligatorio.

El Gobierno lo aprobará en el Consejo de Ministros "tan pronto como sea posible", según avanzó Miñones. Y no será "simplemente" la retirada de la obligatoriedad de las mascarillas, sino "todo un un decreto de crisis sanitaria que tiene que pasar los trámites administrativos correspondientes".

Será el final del uso de las mascarillas, algo más de tres años después de que formarán parte de nuestro día a día por una pandemia que cambió el mundo.

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