Hoy hace un año que las alarmas se dispararon en el mundo occidental al conocer que una persona se había infectado con el virus del Ébola en España, el primer contagio fuera de África. Se trataba de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería que logró vencer la embestida de este virus mortal

La lucha de Teresa Romero contra el ébola cumple un año
Teresa Romero, en el centro, con sus compañeros y su marido (3º derecha) una vez terminado el aislamiento tras superar el ébola/Foto facilitada por el hospital La Paz-Carlos III
  • 6 de octubre, 2015
  • MADRID/EFE/A.S

Doce meses han pasado y los médicos que la atendieron en su propio hospital, La Paz-Carlos III de Madrid, todavía desconocen qué fue exactamente lo que salvó la vida de esta profesional sanitaria, quien recibió tanto un tratamiento antiviral, como el suero hiperinmune de otra paciente que superó el virus en África, la monja Paciencia Melgar, así como hidratación constante por vía parental y un control intensivo de todos sus órganos.

Una lucha feroz de las defensas del organismo de Teresa contra el avance de este virus que provoca fiebres hemorrágicas y que aquellos que consiguieron superarlo en los hospitales de Médicos Sin Fronteras en África tan solo lo hicieron con hidratación constante, nutrición adecuada y antibióticos.

La incógnita del contagio

Fue el 6 de octubre de 2014 cuando se conoció que una de las auxiliares que había atendido al religioso Manuel García Viejo, que falleció en España a causa del ébola tras ser repatriado desde Sierra Leona, había sido contagiada por el virus.

El caso atrajo la atención de medios de todo el mundo y la incógnita sobre cómo se había producido el contagio puso en cuestión la seguridad del protocolo establecido para la atención de estos pacientes.

EFE

También se cuestionó la propia actuación de la auxiliar de enfermería, de quien se dijo que había reconocido haberse tocado la cara con un guante tras atender al misionero.

Al margen de polémicas, el equipo médico que atendía a Romero consiguió que la carga viral de la paciente fuera descendiendo al ser tratada con los diferentes tratamientos hasta conseguir su mejoría y recibir el alta casi un mes después, el 5 de noviembre.

El caso de Romero llevó a una revisión y posterior modificación de los protocolos de actuación ante esta enfermedad como la reducción del umbral de fiebre a partir del cual un sospechoso de ébola debe ingresar en el hospital, que pasó de 38,6 a 37,7 grados.

También se modificó la forma de seguimiento a las personas que habían tenido contacto con algún infectado, lo que llevó al ingreso en el Carlos III de quince personas, entre ellas su marido, Javier Limón, y a la vigilancia domiciliaria de otras 68 personas.

La esperanza de una vacuna

También un año después del caso de Teresa Romero,  el hospital La Paz-Carlos III de Madrid participa en el ensayo clínico de la vacuna experimental contra el ébola con un total de 40 voluntarios. Un ensayo que permitirá medir la respuesta de anticuerpos contra este virus y ofrecerá datos de seguridad.

Se trata del ensayo clínico de la vacuna VSV-EBOV, cuyos resultados experimentales se dieron a conocer el pasado 31 de julio y muestran un “alto grado de efectividad” tras haber sido probada en más de 4.000 personas en contacto con la enfermedad en Guinea Conakry.

España participa junto a EEUU en este ensayo con un estudio en voluntarios sanos que están recibiendo diferentes lotes de la vacuna y una dosis superior con el objetivo de intentar demostrar si todos los lotes producen el mismo nivel de anticuerpos y de completar los datos de seguridad.

Según ha explicado a Efe el jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Carlos III, José Ramón Arribas, el objetivo del estudio en el que participa España no es mostrar la eficacia de la vacuna ya que no existen casos de ébola en el país.

El doctor Arribas ante un micrófono informa de la evolución de Teresa Romero. Efesalud.com
Imagen del doctor Fernando Arribas en una comparecencia ante los medios informativos hace un año. EFE/Ballesteros

“Es un estudio para voluntarios sanos que quieren colaborar de forma altruista con el desarrollo de la vacuna”, ha matizado este médico que formó parte del equipo que trató a los tres españoles infectados por el ébola.

En todos los desarrollos de vacunas siempre hay estudios en voluntarios sanos en los que se puede medir la respuesta de anticuerpos, además de ofrecer “datos muy buenos de seguridad de la vacuna” y de efectos adversos.

En España participan un total de 40 voluntarios sanos que han accedido al estudio a través la información anunciada dentro del propio hospital .

“Sólo con eso ha habido una respuesta muy satisfactoria de numerosas personas que han querido colaborar”, entre ellas algún cooperante que igual se acaba beneficiando si la vacuna funciona y viaja a África.

Los únicos requisitos para participar en el ensayo implican tener entre 18 y 65 años, estar sano, no tener las defensas bajas y los criterios de exclusión son estar embarazada o tener alguna enfermedad que produzca inmunosupresión.

Arribas subraya que lo que se inocula no es el virus del Ébola en sí, sino un virus animal, que en principio es inocuo para el ser humano, y al que se le ha puesto una proteína del virus ébola.

Así, el cuerpo sintetiza anticuerpos contra esta proteína que son protectores frente a la enfermedad por virus Ébola.

Estos 40 voluntarios tendrán un seguimiento durante seis meses, periodo durante el cual se observará si presentan algún síntoma y se les extraerá sangre periódicamente para comprobar si han producido anticuerpos frente al virus.

“Esperamos que pueda haber fiebre baja y algunos dolores articulares, no esperamos nada más”, indica Arribas, quien señala que en el estudio participan más de 1.000 pacientes entre EEUU y España, por lo que llevará tiempo analizar los resultados.

El Hospital La Paz-Carlos III colabora también con el doctor Rafael Delgado, del servicio de Microbiología del Hospital 12 de Octubre en un seguimiento de donantes de suero para ver en qué momento se produce la mayor cantidad de anticuerpos neutralizantes que luego puedan ser usados para otros pacientes.

De momento, la investigación ha permitido conocer que, a medida que pasan los meses, el nivel de anticuerpos va aumentando, “pero no sabemos todavía el momento máximo”.