La malaria causada por el parásito Plasmodium vivax se ha vuelto más virulenta y provoca casos de muerte que hace unos años eran muy poco frecuentes. El científico Hernando del Portillo considera que eliminar la malaria pasa por acabar con el vivax y por eso su investigación se centra en encontrar armas contra este microorganismo.

La malaria vivax, cada vez más virulenta
  • 24 de abril, 2015
  • MADRID/EFE/ANA SOTERAS

El 25 de abril se celebra el Día Mundial contra la Malaria y todavía esta enfermedad, también llamada paludismo, causa 584.000 muertes en el mundo, el 90 por ciento en África, y unos 198 millones de contagios por la picadura de mosquitos Anopheles infectados por el insecto Plasmodium, cuya especie falciparum es la más infecciosa y mortal.

Del total de casos de malaria, un 8 por ciento (15,8 millones de casos clínicos) fueron registrados en 2013 en América Latina y Asia, según el informe anual de malaria 2014 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esta enfermedad parasitaria provoca unos síntomas similares a cualquier enfermedad vírica: malestar, cefalea, fatiga, fiebre, molestias abdominales…En el caso de no recibir tratamiento médico adecuado puedo agravarse con anemia, insuficiencia renal o hemorragias, entre otros trastornos.

La investigación contra la malaria

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El actual director del Programa Mundial de Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ex director del CRESIB, el doctor Pedro Alonso (izq.), y el doctor Hernando del Portillo (dcha.) en una fotografía de 2008. EFE/Toni AlbirHay muchas investigaciones en marcha contra la malaria falciparum, en especial para encontrar la vacuna que la prevenga, pero muy pocas contra la malaria. Y una de ellas es la que lidera el colombiano Hernando del Portillo, profesor ICREA investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) desde 2007 cuando entró a formar parte del equipo de Pedro Alonso, actual director del Programa Mundial de Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El proyecto de investigación, uno de los seleccionados entre más de 800 para recibir una de las ayudas económicas de la Fundación Ramón Areces, es una colaboración interdisciplinar entre el ISGlobal, la Universidad de Valencia (el profesor Antonio Marcilla) y el Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada (el catedrático Antonio Osuna) que estudian respectivamente la malaria, la enfermedad de Chagas y la fasciolosis.

El estudio se centra en los exosomas o vesículas secretadas por las células de los bichos de estas tres enfermedades tropicales, como nuevos agentes intercomunicadores celulares, unos mensajeros que pueden alterar la fisiología de los tejidos.

“Es un desafío encontrar la composición molecular de estas vesículas extracelulares que secretan cada una de las especies, conocer cómo se comunican entre sí y entre diferentes especies ya que existen infecciones mixtas (chagas y malaria) y con el fin de encontrar nuevos mecanismos de vacunas y diagnóstico”, explica el profesor del Portillo cuyo grupo de investigación ha sido pionero en España en trabajar con nanovesículas.

El parásito Plasmodium vivax actúa en el centro y sur de América, Asia, Oriente Medio y Pacífico occidental. “En los últimos ocho años -subraya el científico- este tipo de malaria se está volviendo más virulenta y tenemos casos de malaria severa y de muerte, ya que al parecer a se va haciendo resistente a la droga se hace más agresivo”.

Todavía no llega a los niveles de contagio de la malaria más común, la producida por el Plasmodium falciparum, que actúa en África subsahariana, especialmente, aunque en un 10 por ciento de casos se dan infecciones mixtas. Diagnosticada a tiempo es curable y se puede evitar con tratamientos profilácticos contra la picadura del mosquito.

Una de las diferencias entre la falciparum y la vivax es que este último puede quedarse “dormido” en el hígado durante días, semanas o meses hasta que se reactiva provocando una nueva infección y por tanto una recaída en la enfermedad.

“Identificar los portadores que tiene ese parásito escondido en el hígado es un desafío gigantesco que hasta que no lo consigamos la erradicación será muy difícil, a menos que tengamos una vacuna o droga que lo evite”, señala del Portillo.

Otra diferencia es que el vivax infecta a los glóbulos rojos muy jóvenes “y no sabemos las razones evolutivas, pero estas células jóvenes secretan las nanovesículas llamadas exosomas en gran cantidad y podrían ser nuevos agentes terapéuticos”, explica el experto.

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Fotomontaje del archivo gráfico de EFE

Mucho campo todavía por investigar ya que “la eliminación de la malaria no podrá ser posible si no entendemos mejor el Plasmodium y por eso necesitamos herramientas específicas para ello”, insiste.

Para Hernando del Portillo, erradicar la malaria en sentido estricto es complicado porque eso significa que no quedaría un solo insecto en el planeta, pero su eliminación si terminaría con el problema de salud pública asociado a la malaria”.

Este investigador formó parte del equipo de Pedro Alonso, cuando era director del Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB), que en 2008 participó en una investigación internacional, publicada en la revista “Nature”, que logró identificar el genoma del Plasmodium y que constató que era más parecido al falciparum de lo esperado.

.-Efesalud