La peste fue una enfermedad que se extendió por toda Europa en la Edad Media. Venecia fue uno de los focos principales de la infección y, para combatirla, los médicos idearon una indumentaria de lo más siniestra. Desde entonces, la máscara en forma de ave es un clásico del carnaval veneciano

La máscara de la peste, ¿cuál es su origen?
Carnaval de Venecia/EFE/Andrea Merola
  • 26 de febrero, 2014
  • MADRID/EFE/PAZ OLIVARES

Los carnavales ya están aquí y los disfraces nos invaden. Río de Janeiro, Tenerife o Venecia son los lugares más concurridos estos días y donde los desfiles son los protagonistas. ¿Pero cuál es la estrella de todo disfraz? Por supuesto, la máscara. Pedro Gargantilla, profesor de Historia de la Medicina de la Universidad Europea de Madrid, se remonta al siglo XV para contarnos algo de lo más curioso de la medicina medieval: la peste.

Una de las máscaras más famosas del mundo es la que todos conocemos como “máscara de pico”, la típica que utilizan en el carnaval veneciano y llamada “Il Dottore della peste” o “El doctor de la peste”. “Aunque parezca mentira, su origen no tiene nada que ver con la bufa del carnaval, sino todo lo contrario; y es que apareció con la enfermedad de la peste”, explica el doctor Gargantilla. Durante la Edad Media y el Renacimiento, la peste negra azotaba Europa y miles eran las víctimas que cada día se rendían a sus pies.

¿Cuándo ocurrió todo?

Fue en el año 1348 cuando se desencadenó en la ciudad de Génova una epidemia de peste. Desde esa ciudad se fue extendiendo al resto del continente. Es cierto que no fue la primera ni la última plaga que contagió a los europeos, pero sí la que más muertes produjo.

La enfermedad se caracterizaba, básicamente, por fuertes dolores de cabeza, vómitos y fiebres muy altas que provocaban la debilidad y abatimiento del paciente que podía llegar a morir.

Además, aparecían en la piel los “bubos”-de ahí el nombre de “peste bubónica”- y que no eran otra cosa que ganglios linfáticos inflamados que se volvían de color negro después de un tiempo debido a las hemorragias internas que se generaban, lo que hace que se llame también “peste negra”. Estos nódulos eran muy dolorosos, se localizaban en las ingles, el cuello y las axilas.

La siguiente epidemia surgió entre los años 1575 y 1577, pero en esta ocasión se originó en la bella Venecia. Para combatirla, los médicos venecianos contaron con dos islas-hospitales: el Lazaretto Vechio y el Lazaretto Nuovo, a los que llevaban a los enfermos y a los sospechosos de padecer la peste, respectivamente.

¿Por qué una máscara para prevenir la peste?

Máscara de la peste/EFE/Federico Gambardini

“A pesar de haber surgido ya unos años antes, en la epidemia veneciana se produjeron dos hechos totalmente novedosos. Por una parte apareció el “magistrato della sanitá”, que era el encargado de velar por la salud de los ciudadanos, y, por otro lado, se comenzó a utilizar una vestimenta especial para los médicos que atendían a los pacientes”, afirma el profesor Pedro Gargantilla.

Se confeccionaron listas con enfermos y personas fallecidas por la peste. De hecho, fue la primera vez que se realizó una estadística médica para constatar la gravedad de la epidemia.

Además, en aquel tiempo se pensaba que la peste se contagiaba por vía aérea y que penetraba en el cuerpo por los poros de la piel. Esta es la razón por la que los médicos utilizaban guantes de cuero, gafas, sombrero de ala ancha y un enorme abrigo de cuero encerado que llegaba hasta los tobillos.

Esta indumentaria se completaba con una vara, que utilizaba el médico para apartar a aquellos que se acercaban demasiado. Como complemento utilizaban la conocida máscara con forma de pico de ave.

¿Cómo era la máscara? “Los doctores rellenaban la zona del pico con plantas aromáticas para mitigar los olores. Asimismo, se incluían unos ojos de cristal para salvaguardar los globos oculares”, explica Pedro Gargantilla.

Existía la creencia de que la enfermedad la transmitían los pájaros, por lo que la forma de ave de la máscara hacía que se alejaran del que la llevaba. Lo que ellos no sabían era que los pájaros eran inmunes a ese tipo de bacteria.

Otra de las razones por las que tenía esa forma era por que el pico impedía que el doctor se acercase al aliento del infectado.

“A pesar de lo aparatoso de la indumentaria, los médicos no estaban protegidos frente a la enfermedad. Afortunadamente ellos no lo sabían”, apunta el divulgador Pedro Gargantilla.