La Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) incide en la necesidad de reforzar la atención sociosanitaria y redefinir el modelo sanitario para agilizar el diagnóstico y tratamiento de los pacientes crónicos

La POP pide poner el foco en las necesidades de las “vidas aplazadas”
La soledad de los pacientes crónicos. EFE/Luca Zennaro

La pandemia del covid-19 ha sacudido todos los planos de la sociedad. Sin embargo, los pacientes crónicos han sufrido especialmente el impacto de la crisis sanitaria debido al retraso en sus diagnósticos y tratamientos.

Por ello, la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) pide la inclusión en la agenda político-social las necesidades de los pacientes crónicos que se han visto afectados por la pandemia, bajo la iniciativa “Vidas Aplazadas”.

Dentro de esta campaña, la organización ha elaborado un informe, denominado “Estudio del impacto de Covid-19 en las personas con enfermedad crónica”, para conocer la situación real de los enfermos crónicos.

El estudio ha sido realizado por un equipo coordinado por Maria Gálvez, directora de la POP hasta esta semana, en el que han colaborado numerosos profesionales de diversas entidades sanitarias.

Su objetivo principal es poner de manifiesto el aplazamiento de la vida de miles de enfermos crónicos y concretar propuestas de mejora de la atención sanitaria.

En el informe, se abordan la atención sanitaria y sociosanitaria, el impacto en la vida laboral y la salud mental en España.

maría gálvez pacientes
La directora de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, María Gálvez/Foto facilitada por la plataforma de pacientes POP

Deterioro de la atención sanitaria

Acorde a los resultados, el 69 % de los pacientes sufrió la cancelación de las consultas que tenía programadas y el 41,4 % la suspensión o aplazamiento de su rehabilitación, con las consiguientes consecuencias en su estado de salud.

Un 30,7 % de los pacientes presentaron diferentes problemas para conseguir la medicación durante el estado de alarma. Y solo el 47,5 % ha podido continuar el tratamiento en los centros ambulatorios y hospitalarios con normalidad.

En cuanto al seguimiento asistencial, la mayor parte se realizó por teléfono, correo electrónico o teleasistencia y solo en un 1,8 % de los casos el profesional sanitario se trasladó al domicilio del paciente.

Casi un 70 % de las desempleadas no recibían prestación

La situación laboral y económica de los pacientes crónicos se vio afectada, especialmente la de las mujeres. El 32 % de la muestra estaba en activo, trabajando a jornada completa, parcial o eran autónomos.

Uno de cada siete pacientes (14,4 %) estaban en desempleo recibiendo una prestación. Sin embargo, un 69,9 % de las mujeres desempleadas no recibían una prestación económica, mientras que en los hombres eran el 30,4 % en la misma situación.

Impacto en la salud mental de los pacientes crónicos

El estudio resalta que ha aumentado la preocupación a nivel general sobre la salud de los propios pacientes. Algunos de los síntomas más frecuentes son dolores de cabeza, irritabilidad, dificultad para relajarse y tristeza.

El estado de alarma, el confinamiento en los hogares y la incertidumbre son algunos de los factores que han acrecentado los sentimientos emocionales negativos en los encuestados.

Redefinición del modelo sanitario

Este informe concluye que tanto la atención sanitaria como los tratamientos de las enfermedades de los pacientes crónicos se han visto afectados.

Por ello, la POP señala que “se debe aprovechar este punto de inflexión para modificar la atención de los servicios sanitarios y sociales públicos”.

En el informe, los expertos proponen desarrollar estructuras más flexibles y multidisciplinares, que se adapten a las necesidades de la persona más allá de lo puramente sanitario.

Para ello, la asociación lanza diez propuestas de mejora:

  • Priorizar a los pacientes crónicos en base a factores de riesgo
  • Potenciar el trabajo y comunicación entre asociaciones, administraciones y agentes sanitarios
  • Asegurar el seguimiento farmacoterapeútico
  • Reforzar la atención primaria y crear redes de apoyo vecinales
  • La teleconsulta como modelo de atención permanente
  • Promocionar el teletrabajo
  • Cuidar la salud mental
  • Crear programas de apoyo al cuidador
  • Proteger a sanitarios y pacientes
  • Lanzar campañas de concienciación sobre cómo proteger nuestra salud