Dos bioquímicas, la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna han sido galardonadas hoy con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2015 por desarrollar una tecnología que permite editar genomas de manera sencilla y precisa, y manipular el ADN de plantas, animales y humanos
Charpentier, de 47 años, y Doudna, de 51, han sido pioneras en aplicar una técnica denominada CRISPR-Cas9 que actúa como una tijera molecular para cortar y sustituir con gran precisión letras de ADN.
Esta tecnología, que está considerada como uno de los hallazgos biotecnológicos más importantes del siglo, ha supuesto un gran avance en terapias genéticas y tratamientos médicos, y ya ha sido aplicada para alterar células cancerosas para que sean más sensibles a la quimioterapia, cortar el VIH o crear trigo resistente a enfermedades.
Charpentier (Juvisy-sur-Orge, Francia,1968), bioquímica y microbióloga especializada en virus, es una de las investigadoras más innovadoras en el ámbito de la terapia genética que en 2002 estableció su propio grupo de trabajo y que ha estado vinculada a distintas universidades de Austria y Alemania.
Jennifer Doudna (Washington D.C., 1964), doctorada en Química Biológica y Farmacología Molecular en Harvard, es profesora en la Universidad de California en Berkeley, donde también dirige la División de Bioquímica, Biofísica y Biología Estructural.
Una revolución en biología molecular
La candidatura de estas dos investigadoras fue propuesta por el presidente del Comité Científico para la Investigación en la Antártida (SCAR), Jerónimo López Martínez, se impuso con claridad a las 38 candidaturas restantes y salió adelante por unanimidad del jurado.
Éste ha destacado en su acta la “revolución en biología molecular” lograda por estas investigadoras, que ha conducido al desarrollo de una tecnología que permite “modificar genes, con gran precisión y sencillez en todo tipo de células, posibilitando cambios que suponen una verdadera edición del genoma”.
Ambas investigadoras estudiaron la forma en que determinadas bacterias se defienden de los virus que las infectan, destruyendo el ADN de los mismos tras reconocer algunas de sus características específicas.
A partir de estos avances unieron sus esfuerzos con una visión innovadora que les ha permitido desarrollar el sistema CRISPR-Cas, que permite eliminar, activar, inactivar, incluso corregir, cualquier gen, dando lugar a diversas aplicaciones tanto en investigación básica como en agricultura, ganadería y biomedicina.
La neurobióloga Mara Dierssen Sotos, que ha formado parte del jurado, ha calificado de “revolucionaria” la técnica desarrollada por las bioquímicas galardonadas.
Para esta estudiosa de las bases genéticas de la discapacidad y presidenta de la Sociedad Española de Neurociencia, su técnica para editar el genoma ha supuesto un “avance sin parangón” para los que, como ella, trabajan en el ámbito de la biología molecular, la neurociencia, el cáncer o las enfermedades raras.
“En dos o tres años que lleva esta idea en marcha se ha ampliado su utilización a diversos ámbitos, la margen de la biología molecular”, ha señalado.
Por su parte, el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones de la sierra burgalesa de Atapuerca, ha señalado que la técnica que han desarrollado ambas expertas puede servir “para devolver a la vida, o resucitar especies extinguidas”.
Aunque no es una aplicación que haya sido destacada a la hora de conceder el galardón, Arsuaga, también miembro del jurado, ha precisado que en el campo en el que trabajan las premiadas podría servir “para modificar el genoma de una especie viviente insertando los genes de su pariente fósil”.