Cerca de 870 millones de personas en el mundo sufren desnutrición crónica según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Hoy es el Día Mundial de la Alimentación (DMA), una fecha para dar visibilidad a las problemáticas alimentarias y unir esfuerzos con el fin de luchar contra el hambre

Una población sana depende del sistema alimentario, que es la forma en que la comida llega a las mesas. Así de simple.
Por eso, la celebración de este año del DMA se centra en los “Sistemas alimentarios sostenibles para la seguridad alimentaria y la nutrición” y “es una invitación a plantearse cómo está funcionando ese sistema y qué se puede hacer para mejorarlo”, como escribe José Graziano da Silva, director general de la FAO con motivo de esta fecha.

Un sistema es un conjunto de cosas que, relacionadas entre sí ordenadamente, contribuyen a un objetivo. Así, un sistema alimentario depende, según la FAO, del entorno, las personas, las instituciones y los procesos mediante los cuales se producen y llevan hasta el consumidor los productos agrícolas.
En ese sentido, los componentes de este sistema influyen en “la disponibilidad y accesibilidad final de alimentos variados y nutritivos y, por lo tanto, en la capacidad de los consumidores de elegir dietas saludables”.
No obstante, las políticas e intervenciones en el tema alimentario casi nunca se establecen para velar por la nutrición y los modelos insostenibles de desarrollo están amenazando los ecosistemas necesarios para el abastecimiento futuro. Por eso es urgente repensar los sistemas alimentarios.
Los problemas nutricionales
La teoría es clara, pero la práctica falla: millones de personas pasan hambre cada día, dos millones carecen de micronutrientes, uno de cada cuatro niños sufre retraso en el crecimiento y casi 500 millones de adultos son obesos.
“La salud de más de la mitad de los 7.000 millones de habitantes del planeta se ve afectada por un consumo demasiado bajo o excesivo de alimentos”, afirma Graziano da Silva.
Leslie Amoroso, oficial de Programas de la División de Nutrición de la FAO, explica en una entrevista con ocasión de esta fecha que “la malnutrición en todas sus formas, como la desnutrición, la carencia de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad, impone a la sociedad unos costos altos en términos económicos y sociales”.
Agrega que las dietas saludables, en cantidad y variedad de alimentos, “exigen sistemas alimentarios saludables además de educación y sanidad” que son posibles solamente con “políticas, incentivos y una gobernanza apropiada”.
Sin embargo, el esfuerzo que se necesita para frenar estas problemáticas trasciende el ámbito alimentario.
Los problemas ambientales
“Aproximadamente el 60% de los ecosistemas mundiales están degradados o no se utilizan de forma sostenible y esto amenaza gravemente la seguridad alimentaria y la nutrición”, señala Leslie Amoroso.
Graziano da Silva argumenta que “los sistemas agrícolas intensivos se han convertido en una importante fuente de emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen a impulsar el cambio climático, que a su vez planteará nuevos retos de adaptación para los agricultores”.
Ante este panorama apocalíptico es prioritario caminar directo y sin pausas hacia la sostenibilidad.
La FAO define las características de los sistemas alimentarios sostenibles:
- Proporcionan dietas nutritivas para toda la población actual a la vez que protegen la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus necesidades alimentarias.
- Utilizan los recursos de forma eficiente en todas las etapas, desde el campo hasta la mesa.
- Convierten los productos residuales como el estiércol y los desperdicios alimentarios en fertilizantes o energía de valor.
- Controlan con seguridad y eficiencia las pérdidas durante la producción, el procesamiento y el almacenamiento de los alimentos.
“Los consumidores pueden contribuir a estos sistemas sostenibles eligiendo dietas más equilibradas y minimizando el desperdicio de los alimentos”, subraya Amoroso que, además, resalta la importancia de la inversión en educación sobre nutrición.
Medidas integradas
Como los sistemas alimentarios sostenibles dependen de tantas variables es fundamental la integración.

“Para hacer frente a la malnutrición son precisas medidas integradas e intervenciones en la agricultura y el sistema alimentario, en la ordenación de recursos naturales, en la sanidad pública y la educación, así como en ámbitos de políticas más amplios”, resume la FAO en un documento disponible en su sitio web.
Representantes del sector privado se han unido para apoyar este objetivo. El Plan Unilever para una Vida Sostenible tiene entre sus pilares la salud y el bienestar. Ana Palencia, directora de comunicación de Unilever España, explica que la meta de este plan es “ayudar a 1.000 millones de personas a mejorar en dichas materias antes de 2020”.
“El Día Mundial de la Alimentación es una oportunidad para hacer hincapié en este compromiso y desarrollar iniciativas que afronten dos de los principales retos que, paradójicamente, tenemos en este momento: la obesidad y la malnutrición”, añade.
Contra la malnutrición, Palencia cita dos iniciativas de Unilever: “En el restaurante de empleados ofrecemos un “menú solidario”. Las personas que lo elijan destinarán el importe a las Becas Comedor de la Cruz Roja. Además, con una campaña que estamos desarrollando en Facebook (Un me gusta, Una comida escolar) nos hemos comprometido a donar un millón de comidas al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas”.
La sostenibilidad juega un papel crucial en esta estrategia empresarial. En palabras de Ana Palencia: “El número de habitantes está creciendo y debemos trabajar de tal forma que no sólo garanticemos el acceso, sino que los alimentos que ofrecemos respondan a un ciclo de vida sostenible en el tiempo”.
Los dos grandes retos
Para José Graziano da Silva, la conmemoración del DMA 2013 es fundamental para abordar dos grandes retos:
- Cómo traducir el aumento de la disponibilidad de alimentos en una mejor nutrición para todas las personas.
- Cómo hacer los cambios necesarios hacia sistemas de producción y consumo que sean ambiental y socialmente sostenibles.
El mensaje del director general de la FAO no se queda ahí: “Tenemos que ir más lejos y apuntar hacia la erradicación del hambre en el mundo porque, sobre el hambre, el único número aceptable es cero”.
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