Hay sucesos muy traumáticos, como el atentado del 11 M, que transforman la personalidad de las víctimas, las convierten en personas dependientes, suspicaces y hostiles, con baja autoestima, ansiedad, depresión, y/o ataques de pánico o fobia. Hablamos del trastorno de estrés postraumático y de su cronificación

Hoy, 12 años después de los ataques terroristas en cuatro trenes de cercanías de Madrid, donde murieron 190 personas y resultaron heridas 2.000, entrevistamos a dos especialistas muy cercanas al 11M para saber cual fue y puede seguir siendo el impacto de estos atentados en las víctimas.
Se trata de de Syra Balanzat, psicóloga clínica que trabajó durante cinco años en las Asociaciones de Víctimas de Terrorismo (AVT y Ayuda 11-M) y de la psicóloga de emergencias del SAMUR Teresa Pacheco Tabuenca, a quien le tocó trabajar el día del atentado.
Para Tabuenca, el trastorno de estrés postraumático tiende a cronificarse en función de la intensidad y gravedad del suceso, sobre todo cuando se debe a la intervención de otro ser humano y de forma voluntaria y “hay que tener en cuenta que ambas condiciones se dieron en el 11M”.
Coautora del manual “Intervención psicológica y social en victimas del Terrorismo: 11-M”, Balanzat señala por su parte que le consta que “muchas víctimas” del 11M continúan manifestando sintomatología y trastornos .
Imágenes que vuelven

Según Balanzat, la principal sintomatología de este trastorno se caracteriza porque los recuerdos y las imágenes vuelven a reexperimentarse una y otra vez, en contra de la propia voluntad, a pesar del paso del tiempo.
En la imaginación existen muchos detalles, en especial, todo lo que fue percibido por los sentidos: los colores, olores y sonidos, asociados a la situación traumática.
A esto le acompañan intensas reacciones de ansiedad como preocupación, miedo intenso, falta de control, alta activación fisiológica, evitación de situaciones relacionadas.
El mundo se percibe como altamente peligroso, perdiendo la sensación de control sobre la propia seguridad y la de los demás, manifestándose con reacciones de hipervigilancia constante de lo que les rodea.
La reactividad fisiológica se caracteriza por la presencia de sentimientos de irritabilidad, dificultades para conciliar y mantener el sueño, pérdida de memoria y concentración y reacciones de sobresalto ante cualquier ruido.
Aparece además una comorbilidad con otros trastornos, como los ataques de pánico; depresión debida a la desesperanza y a la impotencia en la resolución de su sintomatología, el abuso de sustancia y/o fobias específicas .
Secuelas Físicas
A juicio de Balanzat también es importante hacer alusión a las secuelas físicas que padecen los supervivientes de un atentado terrorista.
Algunos afectados señalan que el hecho de mirarse en el espejo viendo las cicatrices o las amputaciones, les hace tener presente el atentado cada día.
Cuando se mantiene un alto grado de estrés es presumible que a medio o largo plazo se registre una predisposición a contraer enfermedades: úlceras, infartos, aparición de alergias, caída del cabello, cáncer, depresión, …
Y si el Trastorno de Estrés Postraumático se mantiene durante más de dos años, se crea, por lo tanto, y según Balanzat, una modificación permanente de la personalidad caracterizada por la presencia de hostilidad, aislamiento, susceptibilidad, rabia junto con rasgos paranoides e hipervigilancia, produciendo un deterioro de las relaciones interpersonales y la dificultad en el rendimiento de la actividad laboral”.

Un antes y un después
Según Teresa Pacheco, existen datos que indican que pocos días después de los atentados, cerca de la mitad de los participantes afirmaba que se había implicado emocionalmente hasta el punto de ver afectada su vida cotidiana, como dejar de coger el metro o tren para ir al trabajo.
Asimismo, refiere que en un estudio que se hizo tras el 11M por parte de la Universidad Complutense de Madrid, los porcentajes de personas con síntomas depresivos o de estrés agudo se sitúaban entorno al 50% y el 47% respectivamente, llegando a producir un deterioro del funcionamiento cotidiano en un 17% de los casos para ambos tipos de síntomas.
En este sentido, Pacheco alude a numerosas investigaciones que indican que la presencia de síntomas de estrés agudo es uno de los más claros predictores de la aparición posterior del trastorno de estrés postraumático.
En cuanto a su vivencia , Pacheco destaca que el 11M fue un antes y un después a nivel personal y laboral:
“Fue algo a lo que ninguno nos habíamos enfrentado nunca, pero creo en la resiliencia, y creo que aprendí muchísimas cosas de esta experiencia (valoro más cosas que antes dejaba más de lado, y sé que como psicóloga y profesional, en estos casos podemos ayudar muchísimo, sin quitar el dolor (de momento no tenemos una varita mágica….), pero siendo un colchón para ese dolor y sufrimiento”.
“Pude sentir y sigo sintiendo que en esos momentos mi labor es útil y la gente te lo agradece, a pesar de estar en los peores momentos en los que una persona quizás nunca más vaya a estar”.
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