Hasta 16 horas diarias, fines de semana y algunas noches; este es ritmo frenético con el que se ha vivido la crisis del ébola en el Centro Nacional de Microbilogía donde se analizan todos los brotes sospechosos de infección que pueden causar alarma social

Centro Nacional de Microbiología: laboratorio de referencia del ébola
Investigaciones sobre el ébola/EPA/Christian Charisius
  • 20 de octubre, 2014
  • MADRID/EFE/TERESA DÍAZ

El Centro Nacional de Microbiología (CNM) ha estado preparándose para una situación como ésta desde hace meses. “No nos ha pillado desprevenidos”, ha asegurado Pedro Anda, coordinador de alertas de este centro investigador. De hecho, han ensayado el sistema de trabajo previamente con muestras no infecciosas.

“Nos pusimos en el peor de los escenarios posibles, al que no hemos llegado”, asegura Anda, quien subraya que el laboratorio “ha superado bien el brote”.

Un ritmo frenético en el Centro Nacional de Microbiología

A las puertas del centro, ubicado en Majadahonda (Madrid), su director, Manuel Cuenca, explica a los medios de comunicación su funcionamiento y cómo se está trabajando desde que estalló la crisis del ébola.

Hasta la fecha, se han analizado casi 40 casos sospechosos, una actividad que se ha realizado siguiendo el procedimiento aprobado por la Comisión de Bioseguridad del Instituto de Salud Carlos III. Las muestras sospechosas de contener el virus llegan al centro en embalajes estanco, siguiendo la normativa internacional.

“Vienen siempre transportadas por una compañía homologada” a la que se hace un seguimiento desde el origen (los hospitales) hasta el destino (el CNM), ha explicado el doctor Anda.

Pautas para un trabajo seguro

Las muestras viajan en embalajes estanco de tres capas, a prueba de golpes, y una vez en el centro se introducen, a través de una ventana con dos salidas, en el laboratorio de bioseguridad nivel 3, conocido en el argot científico como P-3.

Aunque el virus del Ébola no se transmite por el aire, este laboratorio dispone de presión negativa y de filtros de partículas de alta eficacia, lo que evita la propagación de microorganismos al exterior.

En el P-3, en el que se trabaja con protección personal (zapatos cerrados cubiertos con calzas o botas, guantes, bata impermeable y desechable, protección para ojos o pantalla para la cara y mascarilla FFP2 o equipo respirador), se inactivan las muestras en cabinas de bioseguridad, en condiciones de alta seguridad.

Una sanitaria ayuda a otro profesional a ponerse el traje para tratar a un enfermo con ébola. Efesalud.com
Foto facilitada por el Hospital La Paz-Carlos III de personal poniéndose el equipamiento especial (traje impermeable, pernera, fundas para el calzado, mascarilla de alta seguridad o doble guante) que se desecha al salir de la habitación, para atender al religioso y médico español Manuel García Viejo

Una vez inactivadas se llevan a un laboratorio de bioseguridad nivel 2 (P-2) para su análisis, que consiste en la extracción de los ácidos nucleicos de la muestra, ha explicado Sánchez Seco.

La siguiente fase es la amplificación por técnicas de PCR del ácido nucleico, para posteriormente hacer el análisis del resultado y, por último, la interpretación.

Si las muestras son positivas se envían a un laboratorio de referencia de nivel 4 (P-4) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en este caso a uno ubicado en Hamburgo (Alemania). En toda Europa solo hay ocho de ellos.

Aunque el ébola ha copado gran parte de la actividad del CNM en los últimos meses, en este laboratorio se analizan todos los brotes sospechosos de infección que pueden causar alarma social o cuando existe una alerta por bioterrorismo, ha señalado su director.

En estos momentos, están trabajando en el brote de legionella detectado en Cataluña.

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