Desde 2000 hasta 2012 el consumo de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) ha aumentado en España un 26,5 por ciento, según un informe de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) publicado a finales de enero

El documento señala a estos medicamentos como “uno de los grupos farmacológicos más utilizados en terapéutica y que registra mayor consumo en España”.
En cuanto a su utilización en el deporte, un documento de consenso elaborado por la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE) denuncia un especial “abuso” en lesiones.
¿Qué consecuencias puede tener esta situación?. Figura entre ellas “el aumento de la tendencia a desarrollar úlceras o disminución de la función renal y el aumento de la presión sanguínea”, según apunta The Arthritis Foundation.
Además, puede provocar irritación directa o indirecta del tracto gastrointestinal, dificultando el funcionamiento de las defensas en la mucosa del tubo digestivo, según un documento de la Asociación Española de Gastroenterología (AEG).
Este mismo añade que “los efectos gastrointestinales más frecuentes son la esofagitis, úlceras, gastroduodenitis, lesiones tópicas y diarrea”.
A pesar de ello, su uso en las lesiones deportivas “está muy extendido, e incluso muchos deportistas los utilizan de manera compulsiva como medida de prevención, lo que puede repercutir de manera negativa en su salud, dados sus efectos secundarios”, advierte a EFE el doctor Tomás Fernández Jaén, miembro de la Sociedad Española de Traumatología Deportiva (SETRADE).
Fernández Jaén, que ha participado como ponente en el VI Simposio Médico de la UEFA, celebrado en Madrid, comenta que la toma de estos medicamentos “no aporta beneficios a la inflamación en las lesiones agudas musculares o tendinosas, pues frena o dificulta su curación”.
De la misma opinión es el doctor Miguel del Valle, vicepresidente de FEMEDE y catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Oviedo.
En declaraciones a EFE señala que “estos tratamientos en muchos casos dificultan la reparación del tejido dañado, ya que la inflamación es una respuesta protectora del organismo, y su tratamiento debe ir encaminado a controlar el dolor y la inflamación pero también conseguir una reparación celular precoz que permita volver a practicar deporte lo antes posible”.
Ante el abuso de los antiinflamatorios y los pocos beneficios que aportan durante la fase inflamatoria de las lesiones deportivas “se está trabajando por tratar la inflamación de manera más natural, con medicamentos que favorecen el proceso de reparación y regeneración tisular del organismo, como los biorreguladores”, comenta Fernández Jaén.
Gracias también a que los diagnósticos son más tempranos y precisos en las lesiones ocasionadas en el ámbito futbolístico, “se pueden ofrecer tratamientos más personalizados, que combinen en el mismo tiempo la recuperación biológica y la recuperación funcional y reduzcan el tiempo total de recuperación de las lesiones musculotendinosas”, añade.