Casi la mitad de las mujeres encuestadas en un estudio del Instituto de Salud Carlos III de Madrid muestra su deseo de tener hijos aunque sean portadoras del virus del inmunodeficiencia humana (VIH). Este análisis contribuirá al desarrollo de programas para la planificación de embarazos seguros en este colectivo

El deseo de ser madre de las mujeres con VIH
EFE/Zayra Mo
  • 17 de junio, 2015
  • MADRID/EFE/ANA SOTERAS

Los tratamientos antirretrovirales contra el VIH han reducido drásticamente la mortalidad y han mejorado la calidad de vida de los portadores. En el caso de las embarazadas, a estos tratamientos se unen las cesáreas programadas y evitar la lactancia materna, lo que ha reducido la transmisión del virus de madre a hijo a tasas por debajo del 2%.

En España, hasta ahora, no existían estudios que evaluaran el deseo reproductivo de estas mujeres. Victoria Hernando, doctora en Epidemiología y Salud Pública por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid,  ha desarrollado, en el marco de la Cohorte de Adultos con infección por VIH de la Red de Investigación en Sida (CoRIS) en el Instituto de Salud Carlos III, un trabajo que pretende arrojar luz sobre la intención de estas mujeres de ser madres.

“Es necesario para la planificación de un embarazo seguro”, apunta la doctora. Las mujeres deben obtener información previa sobre, por ejemplo, si es necesario recurrir a técnicas de reproducción asistida o simplemente que el médico les confirme que pueden afrontar un embarazo.

Para la mujer con VIH es importante que “pueda normalizar su vida sexual y reproductiva”, afirma la experta.

“Con este tipo de trabajo, al tratar el deseo reproductivo, les decimos a las mujeres que sí pueden ser madres con normalidad una vez que tengan el virus controlado con tratamiento y tengan un buen seguimiento clínico”, apunta Victoria Hernando.

“Muchas mujeres -añade- piensan que una vez que tienen el VIH es imposible que puedan tener otra pareja o ser madres” por diferentes motivos, como el miedo a la discriminación o el posible contagio a su pareja o a su bebé, por eso es importante que se traten esos aspectos en las consultas de VIH”.

Los datos

La investigadora Victoria Hernando en su puesto de trabajo en el Instituto de Salud Carlos III de Madrid.

En este estudio se entrevistaron 134 mujeres, con una edad media de 36 años, un 53,4 % de España y un 46,3% inmigrantes procedentes de Latinoamérica, Europa y África, con un nivel de educación medio en el 76,9 % de los casos.

Un 51,5% de estas mujeres tenían pareja con la que convive; un 32,8% no tenía pareja y un 15,7% con pareja pero sin cohabitar.

En el 84% de los casos la infección se produjo a través de relaciones sexuales sin protección y en el momento de la entrevistas el 85% estaba en tratamiento antirretroviral.

Del total de entrevistadas, el 49% expresaron su intención de ser madres y las principales razones fueron el deseo de tener una familia; que la pareja quería hijos; normalizar su vida a través de la maternidad o vivir la experiencia de ser madres.

El otro 51% no desean ser madres por factores como estar infectadas por el VIH (20%); por la edad (18%); por tener ya hijos (15%) o por cuestiones económicas (12%), entre otras.

La mayoría de las razones a favor o en contra de tener hijos coinciden con las de las mujeres de la población general.

“Hay un número significativo de mujeres que lleva poco tiempo diagnosticadas de la infección por VIH y eso hace que necesiten un tiempo para asimilar su enfermedad”, apunta la especialista.

“El diagnostico de VIH -señala- es vivido de forma traumática, supone un choque importante en sus vidas y es una negación de muchos aspectos, como la maternidad y la vida sexual. Con el paso del tiempo, asimilan el diagnóstico y aprenden a normalizar su vida”.

Una de las principales conclusiones de este estudio es que la maternidad es un aspecto importante en la vida de estas mujeres y que en muchos casos, el tener hijos puede verse con un factor de normalización en sus vidas, a pesar del estigma que todavía persiste en la sociedad hacia esta enfermedad.