Un retiro es un lugar apartado del bullicio de la gente y, seguramente, de la rutina, el estrés y el mal humor. También es el sustantivo que da nombre al parque de 118 hectáreas en el que nos adentramos para recorrerlo con la vista puesta en la salud, un paraíso de bienestar sin salir de Madrid

¿Hay algún lugar más saludable que el Parque del Retiro?
Fotografía cedida por Nacho Bazarra
  • 16 de abril, 2015
  • MADRID/EFE/GEMMA HERNÁNDEZ

Aunque la vegetación se apodere del horizonte, seguimos en la ciudad. La entrada del metro “Retiro”  que nos conduce hasta el interior del recinto, nos recuerda que a tan sólo una estación se encuentran el Paseo del Prado, la Puerta de Alcalá y la Plaza de Cibeles, el Madrid más conocido y popular.

Imagen del atardecer en el estanque del Retiro. Efesalud.com
Atardecer en el estanque del Retiro. Fotografía cedida por Nacho Bazarra

Comenzamos nuestro recorrido por el Parque del Retiro en la estatua de Ramón y Cajal, que permanece reclinado mientras los transeúntes siguen su camino. Las fuentes de la vida y la muerte del monumento al premio Nobel de Medicina nos insinúan que la salud ocupa un lugar importante en este lugar.

Otros médicos como Manuel Tolosa Latour, el doctor Cortezo o Mariano Benavente también tienen un sitio entre sus jardines.

En este paseo saludable por el Retiro, nos acompaña el periodista Nacho Bazarra, excelente conocedor del parque y responsable de www.retiromania.com, que pronto nos contagia el entusiasmo por descubrir las bondades que alberga. Él será nuestro guía.

Diecisiete puertas al bienestar

Las emociones positivas nos acercan a la salud y las diecisiete puertas de acceso al Retiro nos aproximan a un espacio alejado de la vorágine de la ciudad que nos conecta con nosotros mismos, en un entorno idóneo para que la alegría, el amor, la serenidad y la diversión florezcan.

Imagen del ahuehuete en los jardines del parterre del Retiro de Madrid. Efesalud.com
El ahuehuete, el árbol más antiguo del parque del Retiro y posiblemente de la ciudad de Madrid. EFE/ Alejandro Parrilla

A medida que nos adentramos y si ‘no prestamos oído’, los ruidos de los motores y bocinas de los coches se desvanecen ante las animadas charlas de los caminantes, el cantar de los pájaros o la música de algún instrumento en un enclave de naturaleza y calma que nos embriaga y envuelve, donde perderse y encontrarse.

El Retiro, que nació para el disfrute de la realeza, fue abierto al público en 1868. Pío Baroja, Valle Inclán o Hemingway fueron algunos de sus paseantes habituales.

Personalidades que seguramente en algún momento se detuvieron frente al ahuehuete, el más antiguo y singular de los árboles del parque, que ahora nos recibe en el soleado parterre francés.

El deporte toma los lugares más emblemáticos

Los expertos coinciden en que la actividad física es decisiva para el equilibrio mental y el bienestar. El Retiro nos invita a hacer ejercicio en todos sus rincones. Así el emblemático estanque, protagonista de fotografías y postales, y escenario de recreaciones de batallas navales y representaciones teatrales en el siglo XVII, acoge a los clubes de remo y piragüismo al caer la tarde.

Imagen de dos mujeres con ropa deportiva en un parque, al fondo otras dos hacen flexiones. Efesalud.com
Mujeres realizan deporte mientras otras descansan en el Jardín de los Almendros. EFE/ Alejandro Parrilla

Nuestro guía nos sitúa en los canales donde un día navegaron las falúas reales, hoy cubiertos por el asfalto del Paseo de Coches que hace las veces de pista para los amantes del patinaje y el longboard. Junto a las tablas circulan bicicletas, un vehículo que día a día gana adeptos para moverse por el parque.

Las escuelas de patinaje se dejan ver en este paseo donde alumnos se inician y perfeccionan la técnica de este deporte en un ambiente propicio para las relaciones sociales.

Nacho y yo continuamos el recorrido y llegamos a la glorieta del Ángel Caído, donde un gimnasio al aire libre nos invita a fortalecer la musculatura.

A primera y a última hora del día los runners toman el parque, hombres y cada vez más mujeres, asegura Bazarra. En pareja, en grupo o solos. Las escuelas de running son un punto de encuentro para aquellas personas que quieren participar en carreras populares o simplemente buscan mejorar su rendimiento y evitar lesiones. Diez carreras populares empiezan o terminan en el Retiro: maratones, medias maratones y carreras de 10 kilómetros son las más famosas.

El periodista Nacho Bazarra con la redactora de EFEsalud Gemma Hernández. Efesalud.com
El periodista Nacho Bazarra con la redactora de EFEsalud Gemma Hernández. EFE/Alejandro Parilla

Nacho Bazarra, corredor asiduo del parque, se ha cruzado en sus recorridos con el cocinero David Muñoz; el embajador de EEUU, James Costos; la presentadora de televisión Cristina Pedroche; o el jugador de fútbol que fue del Atlético Falcao, ahora lejos de Madrid.

Detrás del Palacio de Cristal, jóvenes y no tan jóvenes mueven peones, torres y alfiles en tableros de ajedrez y varios juegos de petanca mantienen activos a los mayores. En el campo municipal de la Chopera, podemos ir al gimnasio, jugar al tenis o al fútbol.

Un estímulo para la mente

El Jardín de los Almendros ofrece un espacio donde desconectar a los que buscan relajación y equilibrio. Bajo sus hojas oblongas grupos organizados se citan para hacer yoga. En los alrededores del monumento al general Martínez Campos se reúnen los iniciados en el Tai Chi.

Nuestro guía se refiere al parque como el corazón verde de Madrid. Un color que predomina gracias a sus más de 19.000 árboles, responsables de que la sucesión de estaciones no pase desapercibida. Mientras las hojas vienen y van,  la afluencia de visitantes no decae sino que se anima cada fin de semana.

Paseando el romance

Al caer la tarde, el parque regala a quienes saben esperar coloridos atardeceres. Nos detenemos en las barcas del estanque, la Rosaleda o los jardines de Cecilio Rodríguez, escenarios que desvelan el lado más romántico de este parque donde dejarse llevar no resulta difícil.

Una pareja recostada entre unas columnas. Efesalud.com
Una pareja en las columnas del monumento a Alfonso XII del Retiro. EFE/ Alejandro Parrila

Las parejas, entre besos, miradas y caricias, son un elemento imprescindible en este gran jardín que ofrece a quienes buscan algo de intimidad, un espacio donde vivir con plenitud los beneficios de un buen romance.

La tarde se ha esfumado; hemos descubierto rincones en los que nunca antes habíamos reparado y el polvo de la arena ha ganado terreno al color de nuestros zapatos.

Después de más de tres horas en el Retiro, Nacho Bazarra y yo abandonamos el parque, pero el Retiro nunca se deja. Es un lugar tan fascinante y reconfortante que volveremos a él una y otra vez, como a los libros que tanto nos gustaron, a las películas con las que tanto aprendimos o a los cajones de la memoria y el recuerdo que para la eternidad cantó Joan Manuel Serrat en “Aquellas pequeñas cosas”; volveremos para hacer deporte, para soñar, para pensar, para amar o, simplemente, para vivir.