Encontrar la piedra Rosetta que permita descifrar el jeroglífico que supone el alzhéimer se antoja hoy inviable. Los científicos han logrado progresos, el abanico de sus investigaciones no puede ser más diversificado, pero hoy por hoy no se vislumbra un tratamiento a corto, incluso medio plazo, para detener o cronificar esta dolencia tan devastadora

El jeroglífico del alzhéimer: en busca de la piedra Rosetta
EFE/Michael Reynolds

Y esto es así porque se trata de una dolencia muy compleja causada por una interacción de factores genéticos, ambientales y de hábitos, que se suelen desarrollar a lo largo de la vida y van provocando cambios en el cerebro que no se pueden detectar con antelación.

En la Confederación Española de Alzheimer CEAFA son conscientes del desafío, pero insisten en la importancia de seguir investigando en "todo el itinerario" del alzhéimer, desde antes de los primeros síntomas hasta el duelo.

Investigación biomédica sí, pero también social y sociosanitaria, defienden hoy con ocasión del Día Mundial del Alzheimer, 21 de septiembre.

Bajo el lema “InvestigAcción. En el itinerario de la demencia”, su presidenta Mariló Almagro explica a EFEsalud la necesidad de que se tengan en cuenta y se adapten a lo largo del itinerario de la demencia la concienciación, prevención, detección, diagnóstico, tratamiento y duelo "pues cada una de ellas necesita un tipo de tratamiento específico”.

CEAFA quiere aprovechar el Día Mundial del Alzhéimer 2022 para recordar que solo con el compromiso de toda la sociedad se puede mejorar notablemente la situación.

En el vídeo editado con ocasión de este día piden también que se apueste por la generación de sinergias y retroalimentación entre los distintos tipos de investigación y que se incorpore la voz y opinión de los pacientes en los procesos de investigación biomédica.

El jeroglífico del Alzhéimer: en busca de la piedra Rosetta

Además, reivindican la necesidad de concienciar a la sociedad sobre la investigación así como facilitar el acceso al conocimiento sobre esta enfermedad, ya que España es uno de los países con mayor número de publicaciones científicas en busca de la piedra Rosetta que se aproxime al jeroglífico del alzhéimer.

El Registro Español de Ensayos Clínicos recoge en estos momentos más de un centenar de estudios para esta patología en centros españoles.

Según Farmaindustria, la dedicación de la industria farmacéutica innovadora para encontrar una cura es firme, a pesar de que la tasa de éxito se sitúa en el 2%.

Una de las últimas investigaciones, liderada por un equipo de investigadores del CSIC ha mostrado que una proteína denominada LRP3, poco conocida, controla los niveles de beta amiloide, la proteína que se acumula en el cerebro de las personas con alzhéimer formando las placas que caracterizan a esta enfermedad.

Esta proteína podría ser una nueva diana terapéutica y una vía hasta ahora inexplorada de investigación en alzhéimer.

En esta carrera por resolver el jeroglífico del alzhéimer, investigadores de CIMA de la Universidad de Navarra han publicado una investigación en la que notifica que hay una nueva posible diana terapéutica: la proteína PLA2G4E que podría hacernos "resilientes" a presentar esta enfermedad.

Elevados niveles de esta enzima lo señalan como factor protector de prevención de la pérdida de memoria asociada al alzhéimer.

En este proyecto, el objetivo es descifrar los factores responsables de esta resiliencia.

En los cerebros de personas afectas de demencia por alzhéimer se han identificado depósitos anormales de dos proteínas que forman agregados e inclusiones, desestructurando la arquitectura cerebral. Estas proteínas se denominan beta-amiloide y proteína tau.

Son numerosas las investigaciones en marcha, como la llevada a cabo por el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, en colaboración con ISGlobal.

Sus investigadores han detectado que la exposición a la contaminación del aire estaría relacionada con los niveles más altos de biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer, especialmente en personas con acumulación de beta-amiloide en el cerebro.

En línea con lo que demuestran estudios recientes, la investigación apunta a que las pequeñas partículas en suspensión y los gases contaminantes que se encuentran en la atmósfera, provenientes principalmente del tránsito, tendrían un rol como factores ambientales en el desarrollo del alzhéimer.

Alzhéimer: neuronas, células, proteínas...

De acuerdo con el NIH Nacional institute of Aging (EEUUU) en las personas sanas, todas las sensaciones, movimientos, pensamientos, recuerdos y sentimientos son el resultado de señales que pasan a través de miles de millones de células nerviosas en el cerebro, es decir por las neuronas.

Las neuronas se comunican constantemente entre sí a través de cargas eléctricas que viajan a lo largo de los axones, provocando la liberación de sustancias químicas que cruzan pequeños espacios a las neuronas vecinas.

Otras células en el cerebro, como los astrocitos y las microglías, eliminan los desechos y ayudan a mantener sanas a las neuronas.

En una persona con alzhéimer, los cambios tóxicos en el cerebro destruyen este equilibrio saludable.

Como hemos citado anteriormente, este proceso abarca dos proteínas llamadas beta-amiloide y tau, que de alguna manera se vuelven tóxicas para el cerebro.

Parece que la proteína tau anómala se acumula y con el tiempo forma ovillos dentro de las neuronas.

Y las beta-amiloides se agrupan en placas, que se acumulan lentamente entre las neuronas.

A medida que el nivel de amiloides alcanza un punto crítico, hay una propagación rápida de tau por todo el cerebro.

Pero, de acuerdo con la fuente, puede que las proteínas tau y beta-amiloide no sean los únicos factores que afectan la enfermedad de alzhéimer.

Con el tiempo, y según las mismas fuentes, otros cambios que afectan el cerebro también pueden desempeñar alguna función. El sistema vascular puede no enviar suficiente sangre y nutrientes al cerebro.

El cerebro puede carecer de la glucosa necesaria para impulsar su actividad.

La inflamación crónica se establece cuando las células microgliales no pueden eliminar los desechos y los astrocitos reaccionan a las microglías alteradas.

Finalmente, las neuronas pierden su capacidad de comunicarse. A medida que las neuronas mueren, el cerebro se encoge, comenzando en el hipocampo, una parte del cerebro importante para el aprendizaje y la memoria.

Las personas pueden comenzar a experimentar pérdida de memoria, dificultad para tomar decisiones y problemas de lenguaje.

A medida que mueren más neuronas en todo el cerebro, una persona con alzhéimer poco a poco va perdiendo la capacidad de pensar, recordar, tomar decisiones y funcionar de manera independiente.

Y en este empeño por desentrañar el jeroglífico que supone el alzhéimer, desde el NIH concluyen que es esencial lograr una comprensión más a fondo de los mecanismos moleculares y celulares, y cómo pueden interactuar, para poder desarrollar terapias eficaces.

Y afirman que se ha avanzado mucho en la identificación de varios factores subyacentes.

jeroglífico alzhéimer
FOTO EFE

Así los avances en las imágenes cerebrales permiten ver la evolución de las placas y ovillos en el cerebro vivo.

Los biomarcadores en sangre y en líquido ofrecen conocimientos sobre cuándo comienza la enfermedad y cómo avanza.

También se sabe más sobre las bases genéticas de la enfermedad y cómo pueden afectar algunas vías biológicas particulares.

En este desafío por descifrar el jeroglífico del alzhéimer sostienen desde el NIH que las investigaciones avanzan rápidamente, y creen que nos vamos acercando al día en que podremos retrasar, o incluso prevenir, la devastación que origina la demencia.

No obstante ninguno investigador se atreve a poner fecha.

Se cree que en todo el mundo hay 46,8 millones de personas que viven con la enfermedad de Alzheimer u otras demencias.

En España, y según CEAFA, se diagnostican cada año unos 40.000 nuevos casos de alzhéimer, la principal causa de demencia y discapacidad en personas mayores en todo el mundo.

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