El presidente de la Fundación Española del Corazón, en una entrevista con EFEsalud, defiende la prevención como la mejor fórmula para disminuir la mortalidad, apuesta por crear estilos de vida saludables desde la infancia, y aboga por la ética y el rigor en cualquier mensaje dirigido a la sociedad
Leandro Plaza: “La obesidad no es un factor determinante en la prevención cardiovascular”
La Fundación Española del Corazón es una institución privada, sin ánimo de lucro, de carácter nacional y promovida por la Sociedad Española de Cardiología.
Sus objetivos son la prevención de las enfermedades del corazón mediante la educación sanitaria de la población, y el fomento y apoyo al desarrollo de la investigación cardiovascular.
Su presidente, Leandro Plaza, ha conversado con EFEsalud, y ha remarcado que cualquier mensaje que se proyecte en la sociedad debe ser ético, riguroso y científicamente comprobado.
- Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en España y suponen el 32 por ciento del total de fallecimientos. ¿Qué pasa en otros países?
Son la primera causa de muertes en España y en los países desarrollados, pero también en países en desarrollo, como China o La India, donde comienzan a aparecer enfermedades crónicas.
Es un problema mundial, y la ONU ha cambiado su estrategia; si antes las enfermedades infecciosas eran el primer objetivo ahora son las crónicas, como la arterioesclerosis o el cáncer. Este es ahora su objetivo prioritario.
Dentro de Europa, la media está en el 47% de mortalidad por enfermedades casdiovasculares, pero nosotros estamos más abajo, por tanto, partimos de una cifra relativamente aceptable dentro del contexto europeo.
- ¿ Qué papel juega la prevención para evitar el alto número de muertes?
Los países del norte de Europa han hecho programas de prevención, que no es tanto hospitales fantásticos, sino campañas de educación de la población repetidas a base de inversión, y han conseguido reducir un 15 por ciento la mortalidad en 15 ó 20 años, solo a través de la prevención.
Al contrario, los países de la Europa del Este van en otra dirección; por ejemplo, en Bulgaria el 57% de la mortalidad se debe a enfermedades cardiovasculares.
Nuestra Fundación está intentando, junto con otras organizaciones, que el Parlamento europeo dedique más recursos a medidas preventivas.
En España en los últimos 10 años ha disminuido la prevalencia de estas enfermedades, y ha pasado del 39 al 32 por ciento; el 60 por ciento de este descenso se debe a la prevención.
Todos los estudios muestran que la buena prevención es lo que más actúa sobre la disminución de la mortalidad de esta enfermedad.
Hay 4 factores de riesgo: tensión arterial, colesterol alto, tabaquismo y diabetes, y prevenir significa decir a la gente los aspectos claves para controlar la tensión, no abusar de la sal, acostumbrar a los niños a tener una mejor calidad en sus comidas, y evitar determinados alimentos con contenidos de altas grasas saturadas, o con grasas trans.
Prevenir es luchar contra el tabaquismo que se ha prohibido en lugares públicos y donde el aumento del precio ha hecho disminuir el consumo, pero sigue siendo alto.
Y todo esto debe hacerlo el Estado, pero ha invertido mucho dinero en grandes estructuras hospitalarias y dotaciones de aparatos sofisticados y muy poco en medidas de prevención; esta tarea la están haciendo las sociedades y fundaciones científicas.
- ¿Teme que los efectos de la crisis económica puedan perjudicar a la prevención, los tratamientos o la investigación de las enfermedades cardiovasculares?
A la investigación, seguro. Ya ha disminuido. También en la asistencia a los enfermos, aunque aquí podemos equilibrar mejor las peticiones de pruebas y el gasto en pacientes. Y en prevención, como hay poco gasto, no se va a notar.
- ¿Uno de los grandes enemigos del corazón es la obesidad?
No, en absoluto. La obesidad no es un factor determinante en la prevención de las enfermedades cardiovasculares. No está demostrado que sea un factor de riesgo principal. Es un concepto que indirectamente facilita alguno de los factores de riesgo, como la presión arterial o el colesterol.
Hay que controlar la obesidad, pero muchos de los recursos que el Estado utiliza para ello, serían más productivos si se destinaran a luchar contra el tabaco, defender el equilibrio en las dietas, vigilar la la composición de los productos manufacturados, o incitar a los restaurantes a disminuir la sal.
- El ejercicio es fundamental, pero ¿nos lo tomamos en serio?
Se ha demostrado que el ejercicio físico intenso puede ser un riesgo. Sin embargo, el ejercicio moderado, caminar una hora al día, al aire libre o en la ciudad, activa la circulación.
Necesitamos ejercicio, pero de forma equilibrada, muy poco es malo, pero mucho también.
El ejercicio es una norma aconsejable porque tiene un efecto positivo en la mayoría de las enfermedades degenerativas. Es una medida añadida, que colabora, pero conviene recordar que no cura.
Lo fundamental es un estilo de vida cardiosaludable, con una serie de hábitos consolidados para que esta enfermedad, que no curamos con fármacos, tenga el menor desarrollo posible
Este estilo de vida se simplifica en lo siguiente: vigilar los cuatro factores de riesgo (hipertensión, colesterol, tabaquismo y diabetes), más la práctica de ejercicio físico y el control del peso.
- ¿En qué momento está la investigación en cardiología?
Estamos en un momento de “sequedad”, primero aparecieron medicinas para controlar el colesterol y la presión arterial, o la diabetes, y ha habido en los últimos 20 años grandes progresos con estos medicamentos.
Los que más se consumen son los fármacos para bajar la tensión, el colesterol y tranquilizar el cerebro. Una vez conseguido esto, no tenemos un medicamento que controle la tensión y la elimine; la enfermedad es crónica. La investigación va por el estudio de la genética, pero es muy complicado.
Creo que hay una crisis en los resultados, pero hay que seguir investigando.
- ¿Cuál es su consejo para los más jóvenes?
Hay que insistir en que los niños tengan, a partir de 7 u 8 años, un estilo de vida saludable. Hace falta una tarea educativa, y aquí son importantes los deportistas, que ayuden a lanzar mensajes de hábitos saludables en alimentación o ejercicio. Ahí debemos actuar para estimular, y conseguir que ese estilo de vida se convierta en un hábito durante toda la vida.