El cáncer de ovario es ahora su prioridad profesional. Desde hace un año, Marta Gurrea Soteras investiga en la prestigiosa Universidad de Yale, en la ciudad estadounidense de New Haven (Connecticut), un método para la detección precoz del cáncer de ovario, una enfermedad que apenas ha visto mejorada su tasa de supervivencia en los últimos 50 años

Licenciada en Medicina y Cirugía y máster en Reproducción Humana por la Universidad de Valencia, especialista en Obstetricia y Ginecología, Marta Gurrea ha ejercido su labor médica en el área de Patología de la Mujer del Hospital La Fe de la capital levantina. Ahora, con 29 años, su reto profesional es otro: la investigación en oncología ginecológica. Esta es su experiencia.
- ¿Cuáles son las líneas de investigación de su trabajo sobre el cáncer de ovario?
Las mayores limitaciones, hoy en día, en la lucha contra el cáncer de ovario son la falta de un método eficaz de cribado (como sí lo es la citología en el caso del cáncer de cérvix) y la resistencia a los agentes quimioterápicos que se emplean en el tratamiento habitual. Dentro de la investigación traslacional, es decir, cómo llevar los hallazgos del banco del laboratorio hasta la cama del paciente, estamos trabajando en la búsqueda de nuevos marcadores para la detección precoz, así como en el estudio de posibles predictores de la respuesta al tratamiento farmacológico o la caracterización de nuevas estrategias terapéuticas para esta enfermedad.
- ¿Qué aporta la Universidad de Yale al trabajo del equipo español del Hospital La Fe de Valencia y viceversa?
Todo empezó con la colaboración en un proyecto de detección precoz del cáncer de ovario. Esta estancia en la Universidad de Yale me permite conocer de cerca el trabajo que están realizando, ampliar la formación en el campo de la investigación básica y establecer nuevos contactos con otros grupos de trabajo. La cooperación entre grupos es crucial en el ámbito científico. El intercambio de conocimientos, de formación, es lo que permite que la ciencia avance.
- ¿Cuáles son los últimos logros en relación al cáncer de ovario?
Creo que los avances más importantes se centran en los estudios sobre su origen. En los últimos años se han publicado diversos estudios que sugieren que el origen de ciertos tipos de cáncer ovárico podría no estar en el ovario en sí, sino en las trompas de Falopio, y que afectarían secundariamente al ovario. Esto abre una nueva posibilidad en el entendimiento de los mecanismos que la causan, lo que nos permitiría desarrollar nuevos sistemas de detección, pero hacen falta muchos más estudios para llegar a ello.
Por otro lado, en casos seleccionados y en estadios muy precoces, se han conseguido gestaciones en aquellas pacientes a las que se han podido extraer sus óvulos antes del tratamiento quirúrgico. Si la conservación del útero es posible, esto permite implantar los embriones y conseguir el embarazo.
- Como especialista…¿ Cuál es la principal preocupación actual? ¿El virus del papiloma?
Aunque el virus del papiloma es una cuestión que todavía genera preocupación en la población, es cierto que se ha avanzado mucho en ese campo en los últimos 10 años. Personalmente, merece más mi atención el cáncer de ovario, en el que desgraciadamente en los últimos 50 años apenas hemos mejorado tasas de supervivencia. Hay algo que nos estamos perdiendo, de ahí la importancia de la investigación para entender mejor el origen de esta enfermedad, para detectarla en estadios precoces y mejorar el pronóstico de estas pacientes.
- ¿Cuál es el grado de implantación de la vacuna del papiloma en mujeres y hombres?
El virus del papiloma humano (VPH) es un virus común, que afecta a la gran mayoría de personas sexualmente activas en algún momento de su vida. En más del 90% de los casos se trata de una infección asintomática que es eliminada por el sistema inmune de forma eficiente. En una minoría, el virus permanece en el organismo de forma latente y, según el tipo (hay más de 40 distintos), puede provocar diversas lesiones con el tiempo, como las verrugas genitales, el cáncer de cérvix o de pene.
Existen dos vacunas en el mercado disponibles para ambos sexos: una tetravalente que previene cuatro tipos comunes de VPH, dos de los cuales causan verrugas genitales y dos que provocan cáncer; y otra bivalente que protege frente a los dos tipos más comunes asociados al cáncer genital. En ambos casos protegen contra nuevas infecciones por el VPH, pero no cura las existentes o la enfermedad que causan (como las verrugas genitales). Está disponible para niños y jóvenes de 9 a 26 años de edad y se administra en tres inyecciones con un intervalo de seis meses.
Es más eficaz cuando se administra antes de comenzar a tener contacto o relaciones sexuales. Por tanto la recomendación tanto en hombres como en mujeres es vacunar entre los 11 y los 14 años, previo al inicio de las relaciones sexuales, donde resultaría más efectiva.
Respecto a los hombres, aún no hay una política común para incluirla o no en la vacunación obligatoria, cosa que sí sucede con las mujeres.
- Como joven ginecóloga qué consejos facilitaría a la juventud para unas relaciones sexuales sin riesgos, además del uso de anticonceptivos.
Lo principal, la información. Es importante que las pacientes consulten a su médico de atención primaria o a su especialista, porque no todos los métodos son válidos para todo el mundo, lo que le funciona a tu amiga puede no ser el mejor método para ti. Existe una gran variedad de anticonceptivos en el mercado, tanto a nivel de dosificación cómo de vía de administración, reversibles o definitivos, por lo que evitar embarazos indeseados es posible. Y nunca hay que olvidar el uso de métodos barrera (el preservativo) para evitar las enfermedades de transmisión sexual, especialmente si se trata de relaciones ocasionales.
- ¿Se sienten respaldados los jóvenes investigadores?. La crisis económica y los recortes… ¿desmotivan además de afectar a la investigación?
¡Claro que desmotivan! Hace poco leí que el número de licenciados en Ciencia, Matemáticas y Tecnología está disminuyendo en Europa cuando estas profesiones son fundamentales para el desarrollo económico. Pero si tu interés último es la investigación, en el panorama actual, con la falta de inversión e incentivos, la única salida que están dejando es emigrar… Y no mucha gente está dispuesta a ello, no es fácil.
- Usted se encuentra temporalmente en Estados Unidos por un proyecto puntual, pero…¿qué piensa de los investigadores que tienen que salir de España para poder realizar su trabajo?.
Me parece lamentable que los científicos tengan que abandonar España en busca de trabajo y el desarrollo de una carrera. Parecía que estábamos despegando en este sentido, que se estaba saliendo de la situación de precariedad en la que estaba la ciencia española, pero la llegada de la crisis y los recortes que se están haciendo en inversiones para la investigación han hecho que la fuga de cerebros empiece otra vez. Y, sinceramente, si la situación mejora será muy difícil traerlos de vuelta, es difícil competir con las ofertas de trabajo y los recursos que se encuentran en Estados Unidos o Alemania. Así lo único que están consiguiendo es que el resto de países avance a costa del ingenio de los nuestros.
- ¿La eficacia de una vacuna contra el cáncer es una utopía?
No es una utopía si definimos correctamente el concepto de “vacuna contra el cáncer“. Las vacunas estimulan o restauran la capacidad del sistema inmunitario para combatir las infecciones y enfermedades. Hay dos tipos generales de vacunas: preventivas o profilácticas, cuya finalidad es impedir la enfermedad en personas sanas; y vacunas de tratamiento o terapéuticas, cuyo objetivo es tratar la enfermedad ya existente, al reforzar las defensas naturales del cuerpo contra ella.
Por tanto, en aquellos casos en los que se ha establecido una relación clara entre la infección por un determinado microorganismo y el desarrollo del cáncer, o en las que se ha establecido el papel del sistema inmunitario en la progresión de la enfermedad, estas vacunas podrían denominarse “vacunas contra el cáncer“. Esto ya es una realidad en casos como el virus del papiloma humano, del que hemos hablado antes, cuya infección crónica puede generar el cáncer de cérvix; o en el virus de la hepatitis B, cuya infección crónica se asocia al cáncer de hígado.
Respecto a las vacunas terapéuticas, en abril de 2010 la FDA (Agencia de Alimentos y Medicamentos) aprobó el uso de una vacuna en el tratamiento de ciertos cánceres metastáticos de próstata, ya que los estudios clínicos mostraron un aumento de la supervivencia en estos pacientes. En esta línea, existen numerosas investigaciones en progreso en otras patologías, como linfoma y leucemia (cánceres hematológicos), el cáncer de páncreas o el de vejiga.