El doctor Carlos Macaya Miguel, catedrático emérito de Medicina en la Universidad Complutense (UCM), actualiza en este Noticiero del Corazón tres novedades cardíacas: “El peligro de la covid en pacientes que toman corticoides para tratar sus patologías crónicas; los marcapasos fisiológicos, tendencia tecnológica natural; y la machacona insistencia del SARS-CoV-2 en dañar al sistema cardiovascular”.
Noticiero del Corazón: “Corticoides y covid, marcapasos fisiológico y daño coronacardíaco”
El tratamiento crónico con corticoides, factor de riesgo de covid grave
Los corticoides, medicinas potentes, demuestran un estimable beneficio durante la fase inflamatoria de la infección por SARS-CoV-2, pero no resulta así en aquellos pacientes covid que toman estos fármacos para tratar sus enfermedades crónicas: tuvieron un peor pronóstico después de la hospitalización, algo que no sucedió con aquellos que tomaban otros inmunosupresores.
Así se desprende del estudio “Influence of chronic use of corticosteroids and calcineurin inhibitors on COVID-19 clinical outcomes: analysis of a nationwide registry” que la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha publicado en el International Journal of Infectious Diseases.

La investigación concluye que la toma crónica de corticoides previa a la hospitalización por covid se asocia a un peor pronóstico de la enfermedad:
De 14.973 pacientes evaluados, 868 (5,2%) fueron considerados pacientes inmunosuprimidos y 14.105 (94,2%) no lo fueron. Más de la mitad eran hombres (56,5%) y la media de edad fue de 69 años.
Entre los inmunodeprimidos, 654 tenían antecedentes de enfermedad inflamatoria inmunomediada (4,36% en total) y 214 eran receptores de trasplante de órgano sólido (1,42% en total, con 151, 32, 16 y 15 sometidos a trasplante de riñón, hígado, pulmón y corazón, respectivamente). No se incluyeron personas con cáncer.
Sumaban todos 1.243 prescripciones de medicamentos inmunosupresores, los más frecuentes los glucocorticoides (68,3%), seguidos de antimetabolitos como micofenolato, azatioprina y metotrexato (42,5%), inhibidores de la calcineurina (17,9%) e inhibidores de m-TOR (65 pacientes).
La tasa de mortalidad hospitalaria fue del 19,1% (2.857 muertes); entre los tratamientos específicos de inmunosupresores crónicos, solo el uso de corticoides al ingreso se asoció con mayor mortalidad.
El estudio muestra que los receptores de trasplante de órgano sólido presentaron mayor riesgo de mortalidad, mientras que los pacientes con enfermedad inflamatoria inmunomediada tenían un riesgo similar al de la población general sin inmunosupresión.
Además, los pacientes en tratamiento crónico con corticoides antes del ingreso tuvieron más complicaciones intrahospitalarias, como Síndrome de Distrés Respiratorio Agudo (SDRA) grave, sepsis, shock séptico, insuficiencia renal aguda y Síndrome de Disfunción Multiorgánica.
Finalmente, el tratamiento crónico con corticoides sistémicos también se asoció con peores resultados entre los receptores de órgano de trasplante sólido.
Por el contrario, el tratamiento crónico con inhibidores de la calcineurina antes de la hospitalización no se asoció con peores resultados y la mayoría de los enfermos con esta medicación eran receptores de órgano de trasplante sólido.
“Mientras que los corticoides presentan un beneficio bien establecido durante la fase inflamatoria de la COVID-19, el tratamiento crónico con glucocorticoides en el momento del ingreso conlleva un riesgo especial de COVID-19 grave, complicaciones y muerte”.
Conclusión de los investigadores de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI)
No obstante, precisan que “se necesitan más estudios para aclarar el perfil de COVID-19 en diferentes pacientes inmunosuprimidos y la influencia de fármacos inmunosupresores específicos en sus resultados”.

Marcapasos para estimular el corazón de forma más natural
La estimulación fisiológica en el implante de marcapasos, una técnica que permite estimular el corazón utilizando las vías naturales de conducción eléctrica, es una de las últimas innovaciones en materia de cardiología que puede beneficiar a miles pacientes al año en países como España.
Esta técnica, que está siendo un éxito en Europa, permite corregir la debilidad en el corazón que pueda provocar el marcapasos en determinados pacientes.
A pacientes que tienen el corazón debilitado por un bloqueo de una rama o por la estimulación constante se les puede corregir esa situación mediante una conexión selectiva del marcapasos insertado dentro del sistema de conducción del paciente.
Para implantar un marcapasos de manera clásica se colocaba un cable en la punta del ventrículo derecho, donde se podía, pero esa no es la vía de conducción normal y la contracción podía debilitar el músculo cardíaco. Lo que hace esta nueva técnica es utilizar la vía natural, la forma en la que estamos diseñados.
Se recupera el camino natural del impulso eléctrico y por ello se colocan los cables del dispositivo en una zona fisiológica, haciendo una especie de baipas eléctrico. El corazón se vuelve a contraer de una forma más natural.
La cardiología considera fundamental cualquier avance médico en materia de arritmias, un problema que afecta a muchos pacientes, tantos que el 40% de las consultas en España en esta especialidad corresponden a palpitaciones, que muchas veces pueden derivar en arritmias.

Uno de cada 16 ingresados por covid sufrió eventos cardiovasculares al año
Uno de cada 16 pacientes covid ingresados sufrió algún evento cardiovascular mayor (MACE) -como accidente cerebrovascular, enfermedad tromboembólica venosa, insuficiencia cardíaca o mortalidad por causa cardiovascular- en el primer año tras la hospitalización, la tercera parte en los primeros 30 días.
Es una de las conclusiones de un estudio publicado en la Revista Española de Cardiología en el que se analizó, a partir de 673 pacientes de un centro de referencia entre el 10 de marzo y el 4 de mayo de 2020, la incidencia de este tipo de eventos durante el primer año tras la hospitalización por COVID-19.
De los participantes, el 53,9% eran varones con una media de edad de 66,7 años; la prevalencia de factores de riesgo vascular fue elevada, con un 17,9% de fumadores, un 30,3% de diabéticos y un 20,8% de obesos, y las comorbilidades más prevalentes de las analizadas fueron las cardiológicas (23,1%).
Bajo estas premisas, el primer hallazgo con el que se encontraron los investigadores fue la elevada incidencia de eventos cardiovasculares tras el ingreso, ya que uno de cada dieciséis pacientes hospitalizados por COVID-19 sufrió algún MACE en el primer año tras el ingreso y un tercio de estos, durante los primeros 30 días.
El evento cardiovascular más frecuente en el seguimiento, que se prolongó durante un año hasta el 18 de abril de 2021, fue la hospitalización por insuficiencia cardíaca, mientras que la enfermedad tromboembólica venosa fue el más precoz, especialmente en forma de tromboembolia pulmonar.
En concreto, el 75% de los casos de ETEV se produjeron en los primeros 30 días y el 62,5% fueron tromboembolias pulmonares, todas ellas precozmente tras la hospitalización.
Datos que contribuyen a enfatizar la asociación de la covid con la enfermedad cardiovascular y otorgan plausibilidad a la hipótesis de que el SARS-CoV-2 actúe como un factor modificador de la enfermedad cardiovascular, de forma análoga a como interactúan otros agentes más estudiados como el virus Influenza.
Sociedad Española de Cardiología
No obstante, se requieren más estudios que profundicen en el impacto cardiovascular del virus a largo plazo y que permitan caracterizar los mecanismos fisiopatológicos subyacentes.

El doctor Macaya resume el “Noticiero del Corazón” con tres mensajes
- Los pacientes que reciben una prescripción médica continua de corticoides por alguna patología crónica deben prevenir, aún más si cabe, el contagio del SARS-CoV-2 manteniendo todas las medidas: vacunación recomendada por sus facultativos, mascarillas FFP2 fuera del domicilio particular, incluso evitando el contacto directo con personas ajenas a la burbuja familiar, distancia social, higiene de manos, etc.
- Disponemos de marcapasos tecnológicamente mucho más eficientes y minimalistas, más naturales y fisiológicos, adecuados para la estructura “eléctrica” del corazón, que permiten a l@s pacientes hacer, además, ejercicio físico diario de cierta intensidad mecánica.
- La infección por el coronavirus de la pandemia de la COVID-19 es un detonante más, pero no menor, de enfermedad cardiovascular, por lo que hay que extremar la prevención, la prevención y la prevención, concluye nuestro cardioperiodista.
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