Todo comenzó a mediados de marzo, cuando la pandemia del COVID-19 empezaba a devorar los grandes hospitales a mordiscos y todas las manos sanitarias eran bienvenidas para cerrarle su monstruosa boca al glotón “Coronavirus”; un protagonista a la fuerza que se ha sentado a la mesa de nuestro desayuno, aperitivo, comida, merienda, cena y tentempié

Receta contra el coronavirus: “21 inyecciones diarias de humanismo médico”

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Vídeo “Efectos pandémicos: ¡Te llevan los medicamentos a casa!

El Servicio de Farmacia Hospitalaria de La Princesa de Madrid diseñó entonces una estrategia de prevención para sus pacientes con enfermedades crónicas, casi todos y todas personas mayores con patologías previas: “Quédate en casa. Yo te envío los medicamentos que necesites” con la ayuda vocacional y desinteresada de un grupo de médicas y médicos recién graduados, y alguna estudiante.

Laura, Pablo, Irene, Clara, Saray, Álex, Juan, Almudena, María, Adriana, Dani, Antonio, Marta, Cristina, David o Jorge, más otras dos Lucías, Juanes y Paulas, son los nombres de estos 21 voluntarios que van puerta a puerta con el único fin de evitar que nuestras madres y padres, o abuelos, reciban un bocado desgarrador de ese infame y maldito microorganismo.

“Solo en los últimos treinta días han entregado más de 455 fármacos especiales: salen del hospital con su mascarillas, sus guantes, sus bolsas de medicamentos y una sonrisa. Van andando o en transporte público a los domicilios asignados, que se han repartido previamente por consenso. Mis ya colegas son personas admirables”, subraya el Dr. Jorge Gómez Zamora, responsable de Humanización de La Princesa.

Dionisia, paciente de La Princesa, junto a médicos y médicas del Hospital Madrileño, doctores Gómez y Morell, y doctoras Martínez y Ramírez
Dionisia, que tiene 95 años de edad, junto a los doctores Jorge Gómez y Alberto Morell y las doctoras Concepción Martínez y Esther Ramírez. Fotografías de Pablo Cosmen.

Cuando l@s pacientes en riesgo son el principio y el fin de la Farmacia Hospitalaria

El Servicio de Farmacia de La Princesa realiza atiende a 18.000 personas al año, elabora más de 200.000 acondicionamientos de fármacos para pacientes, así como 20.000 preparaciones estériles y 10.000 fórmulas magistrales. Además, participa en cinco proyectos de investigación y tiene abiertos más de 150 ensayos clínicos.

La Princesa adquiere  medicamentos a las farmacéuticas por un valor superior a 52,5 millones de euros anuales, entre los que destacan 12.558.754 en inmunosupresores; 8.333.792 en antivirales; 5.541.932 en oncológicos, anticuerpos monoclonales; y otros 3.780.084 en oncológicos, inhibidores proteinkinasa.

El coste medio por paciente se sitúa, como ejemplos, en 6.324 euros para VIH; 6.798 en artritis reumatoide; 8.211 en artritis psoriásica; 8.120 en espondiloartropatías; 9.752 en psoriasis; y 10.731 en la enfermedad inflamatoria intestinal.

“Ni uno solo de estos céntimos supone un gasto, son y serán siempre una inversión en la salud de l@s personas”, asevera con orgullosa humanidad el Dr. Gómez Zamora.

Más de dos tercios del coste de la dispensación de fármacos realizado por el hospital corresponde a pacientes no ingresados -externos-, que acuden periódicamente a recoger el tratamiento prescrito.

“Farmacia en Casa” de La Princesa dispensa medicación especial a unos 7.000 pacientes externos con tratamiento crónico, 500 pacientes con tratamiento oncológico, 1.400 con enfermedades inmunomediadas, 1.500 con enfermedades infecciosas y 250 con tratamientos para enfermedad renal.

Cartel "Princesa en Casa" que se expone en la antesala de la Farmacia Hospitalaria de La Princesa“Pero el coronavirus ha cambiado nuestra estructura funcional para los pacientes ambulatorios”, expone el Dr. Alberto Morell Baladrón, jefe del Servicio de Farmacia Hospitalaria.

La Princesa ha modificado el espacio de atención a los pacientes presenciales en el dispensador de la farmacia con mamparas de separación y distanciamiento físico delante del mostrador. También es obligatorio el uso de mascarillas y guantes o la desinfección de manos.

Además, se ha implementado el programa de distribución de medicamentos ‘Quédate En Casa. Yo Voy Por Ti’desarrollado a partir de ‘La Princesa en Casa’, para todos aquellos pacientes que no deben ir a recoger sus fármacos de forma presencial al hospital.

“Consiste en utilizar diferentes alternativas para llevar la medicación a casa del paciente manteniendo la atención personalizada de cada uno de ellos, con el control de la adherencia, de los resultados terapéuticos, de posibles efectos secundarios e incluso organizar las visitas al especialista”, continúa.

“El medicamento pautado debe alcanzar su objetivo terapéutico en cualquier situación, como la crisis pandémica. Haremos todo lo que sea necesario para que esto suceda, sin excepciones“, subraya Morell.

“Son un conjunto de pacientes con enfermedades crónicas, inflamatorias mediadas por la inmunidad, como la psoriasis o la artritis reumatoide, o con patología renal crónica y de origen infeccioso”, apunta la Dra. Esther Ramírez Herráez, farmacéutica.

Antes de enviar los medicamentos a domicilio se realiza un control telefónico previo.

“Comprobamos que el paciente tolera bien sus fármacos, que los están tomando de forma correcta y que desde la última consulta, sea presencial o telemática, no haya añadido a sus tomas otros medicamentos de las farmacias comunitarias, productos de herbolario o cualquier tipo de suplemento, sea vitamínico o no”, relaciona.

Con la llegada de la pandemia, el envío de fármacos a domicilio, que antes incluía a personas con problemas de movilidad, económicos o laborales, se ha ampliado hasta alcanzar a todos los pacientes mayores, más vulnerables en todos los sentidos frente al coronavirus.

“En condiciones de normalidad no todos los pacientes necesitan el envío de los fármacos a su domicilio; hay que tener unos criterios de selección realistas. Ahora, ofrecemos este servicio a un número importantísimo de pacientes, sobre todo con una edad superior a 65 años”, expone la Dra. Concepción Martínez Nieto, farmacéutica.

Hepatitis B y C, anemia y/o neutropenia posquimioterápica, IRC en prediálisis, esclerosis múltiple, artropatías, psoriasis, enfermedad inflamatoria intestinal, citostáticos orales, hormona de crecimiento, hipertensión pulmonar, fibrosis quística, terapias biológicas y enfermedades raras son solo algunas de las patologías que se incluyen en el programa.

Cayetano Pazos, técnico de ensayos clínicos de La Princesa, reparte medicamentos y documentación a los voluntarios.
Para el envío de los medicamentos a domicilio se necesita un consentimiento informado del paciente, que se realiza primero de forma verbal. Junto con los fármacos, a su vez, se hace entrega de un sobre en el que se incluye el consentimiento informado por escrito, que deben firmar l@s pacientes, y una carta de ánimo contra el coronavirus. Cayetano Pazos, técnico de ensayos clínicos, es el encargado de preparar los paquetes de medicamentos y la documentación de forma individualizada.

Las puertas se abren de par en par al escuchar “Buenos días, soy de La Princesa”

Casi todos los voluntarios para ir a los domicilios son médicas y médicos a la espera de que la resolución de la crisis coronavírica despeje su camino laboral en el programa MIR (cuatro años de especialización). Y prácticamente todos los destinatarios de los fármacos son personas mayores con diferentes comorbilidades.

“Viven solas o son matrimonios que no pueden salir a la calle. Traerles los medicamentos a casa es el mejor obsequio que les podemos hacer en estos momentos”, comenta la joven Dra. Paula Carrapiso.

“Este programa de La Princesa nos permite aportar nuestro granito de arena en la lucha contra el coronavirus. Arrimar el hombro en estos momentos demuestra lo mucho que puede valer una médica fuera de un hospital. Y esto no te lo enseñan en la Facultad de Medicina. Te sale de dentro o no te sale”.

Para la Dra. Saray Martín, una futura médica de familia, el programa #QuédateEnCasaYoVoyPorTi es fundamental para estas personas, ya que les ayuda a sobrellevar su enfermedad crónica, “de por sí muy limitante”.

“A mí me gusta mucho el contacto directo con el paciente y quiero saber no solo cómo evolucionan dentro de su patología, sino cómo se encuentran emocionalmente o qué cosas necesitan para que se sientan seguros ante la adversidad”.

“Surgió esta necesidad asistencial y nosotros caímos como agua de mayo -dice el Dr. Pablo Palomo, otro de los médicos recién graduados-. Es sorprendente y maravilloso a lo que nos lleva, también, el coronavirus. Este reparto de medicamentos ha sido un regalo para ellos y para nosotros”.

Los médicos y médicas voluntarias desconocen qué tipo de fármacos llevan en la bolsa de medicamentos que entregan. Solo saben la dirección y el nombre del destinatario. Su misión se complementa resolviendo dudas y ofreciendo buenos consejos médicos.

medicamentos coronavirusCuando Isabel nos abre la puerta nos cuenta que no ha sufrido “rebrotes” de su artritis reumatoide, que le causa dolor, inflamación y rigidez en las articulaciones, básicamente en las manos y dedos.

A Dionisia, en cambio, le suceden tantas cosas que estaría hasta mañana haciendo declaraciones.

“Las plaquetas, que las tengo bajas, o altas, ¡o no sé qué! Lo que pasa es que tengo muchos años y ya está. Tengo 95 años. Tengo artrosis y… son muchos mis problemas”.

¿Le ha fastidiado el coronavirus? -preguntamos-:”A mí y a todo el mundo. Yo creo que he tenido la cosa, como le he dicho a mi hijo… ¡pero como no me han hecho las pruebas!, pues aquí estamos. Me dijeron que me quedara en casa, pues en casa estoy”.

Jacques, un paciente que sufre epocJacques, un ciudadano galo casado con una berciana (mujer nacida en la comarca del Bierzo en León), “y por lo tanto ya soy casi más español que francés”, sufre la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) desde hace 15 o 20 años.

Es una pareja agradecida por la dedicación asistencial de La Princesa: “Este programa de reparto de medicamentos a domicilio es un acierto. Es fenomenal. Todo perfecto“.

Su mujer y él estaban tan contentos que nos querían invitar a un aperitivo, que ya habían preparado en su salón comedor; pero las medidas de distanciamiento social del Estado de Alarma nos aconsejan, a pesar de la hora, mantener la distancia física.

medicamentos coronavirusInsistieron con reiteración, como lo hacen la mayoría de l@s pacientes que reciben los medicamentos. Ellos y ellas, muy, muy agradecidos, deben de rellenar el formulario con sus datos personales y firmar el recibí de conformidad.

Lo habitual es que, a continuación, ofrezcan a los médicos y médicas un café, un bocadillo, una bebida, un caramelo y a veces una propina -¡hasta 20 euros!-; o que les pidan algún favor menos gustoso, como ir a tirar la basura; algo que hacen “de mil amores”.

Siempre te despiden con una sonrisa abierta cuando te reciben sin mascarilla… o con una radiante expresividad en sus ojos por la mascarilla.

Así nos lo han contado la Dra. Clara Heredia, futura oftalmóloga; la Dra. Lucía Gómez, que se ve ginecóloga y obstetra en Barcelona; la Dra. Adriana Gómez, ilusionada con la oncología médica; el Dr. Pablo Palomo, encantado con la hematología; o la Dra. Paula Heredia, con su ojo clínico puesto en la radiología.

Su colega Laura, deseosa de ser pediatra, ha sido más concreta y especial.

“El nombre y la dirección de entrega me resultaron muy familiares… ¡sería una enorme casualidad! Y ocurrió. Era la casa familiar de un antiguo novio. La medicación era para su padre y allí estaban éste y su mujer, dos personas por las que conservo un gran cariño. Hacía tiempo que no los veía ni hablaba con ellos, claro, y por poco me echo a llorar.

Hablamos durante unos minutos, nos pusimos al día y contuvimos las ganas de darnos un abrazo. Ellos en el quicio de su puerta y yo en el descansillo manteniendo una distancia razonable. Es una de las muchas alegrías que me ha dado este proyecto.

Otro día, estuve en casa de dos señores mayores e invidentes, a los que expliqué que llevaba puestos los guantes, mascarilla y no sobrepasaba el borde de su felpudo, para que estuvieran tranquilos. Le dije al paciente cómo iba empaquetada su medicación y le guié por la mesa del recibidor para que firmara sin problema el albarán de entrega que llevamos siempre. Me fui tranquila”.

Son anécdotas de sobremesa o para la redacción del periodista, puesto que este servicio no solo es gratuito y desinteresado, sino que tiene un verdadero efecto secundario: reafirma el valor de la humanidad y las convicciones sociales.

Esto mismo le ha sucedido a la estudiante de Medicina, Clara Cortiguera, graduada en Enfermería: “Mi vocación sanitaria y mis ganas de ayudar a la gente han aumentado con el voluntariado al comprobar que un virus puede poner todo patas arriba“.

medicamentos coronavirus
“La frustración del principio por no poder estar en ‘primera línea’ se ha convertido en agradecimiento. Nos empeñamos en hacer concienzudos planes en nuestras vidas sin darnos cuenta de que, a veces, aparecen oportunidades inesperadas que, posiblemente, puedan ser mejores. Porque si algo nos ha enseñado esta alerta sanitaria, es que todas las personas somos igual de importantes y que lo fundamental es que cada persona esté dispuesta a dar lo mejor de sí misma en beneficio de la comunidad”, hacemos nuestras las palabras de Laura, pediatra del Sistema Humano de Salud Mundial (más conocido por sus siglas en inglés, OMS).