El consumo de leche en España ha descendido en la última década y las bebidas vegetales (soja, avena, arroz...) van tomando posiciones. Algunos expertos se echan las manos a la cabeza por dejar de lado un alimento con probadas propiedades nutricionales y que, aseguran, protege frente a la enfermedad cardiovascular y el síndrome metabólico

¿Por qué ya no consumimos tanta leche de vaca?
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  • 10 de abril, 2017
  • MADRID/EFE/ANA SOTERAS

La controversia sobre las bondades de la leche sigue en el candelero. Pros y contras de un alimento que nos acompaña desde la infancia y que algunos consideran perjudicial para la digestibilidad.

“Los datos existen reflejan que el consumo de leche de vaca protege de las enfermedades cardiovasculares y algunos apuntan al declive cognitivo aunque para esta última conclusión hace falta más estudios”, apunta el investigador y neurólogo Félix Bermejo en una mesa redonda sobre leche y bebidas vegetales organizada en las XXI Jornadas de Nutrición Práctica celebradas en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

“Ninguna bebida vegetal -añade- tiene estudios suficientes que determinen si son mejores o peores que la leche de vaca”.

Pero evidencia científica aparte, lo que está claro es que en España estamos cambiando uno de nuestros tradicionales hábitos en la dieta.

“Nos alarma el descenso brutal del consumo de lácteos en España frente a un aumento progresivo de las bebidas vegetales que, incluso, están comiendo terreno a las leches sin lactosa. En los últimos 10-15 años se ha producido un descenso del 25-26% del consumo per cápita de lácteos”, recalca en su intervención María José Ciudad Cabañas, profesora del Departamento de Medicina de la Universidad Complutense.

Por contra, en 2015 el incremento de bebidas vegetales fue del 15,5% con un volumen de 20 millones de litros y 30 millones de euros en ventas, situando a España es el segundo país de Europa en consumo de estas bebidas.

“Y el panorama para los próximos años no es más halagüeño, se prevé que solo aumente el consumo un 0,2% de productos lácteos frente a un 2,2 de bebidas vegetales”, advierte la profesora.

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Botellas de leche en un supermercado. EFE/ase

¿Qué nos aporta la leche?

Para María José Ciudad la respuesta ante este “apabullante” descenso está clara: “En los últimos años se han producido una serie de campañas que han denostado el consumo de leche animal porque lo han relacionado directamente con el desarrollo de factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares”.

Según la experta, la realidad es bien distinta. “Un consumo moderado de leche (2-3 raciones de lácteos al día, según las guías alimentarias) reduce el riesgo cardiovascular entre un 18 y un 20% de la población general”

Y esta afirmación rotunda se basa en el análisis de los componentes de la leche que expone la profesora:

  • Hidratos de carbono: el principal la lactosa que se caracteriza por un bajo indice glucémico, baja respuesta a la insulina que hace que exista menor riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2 y síndrome metabólico (hipercolesterolemia, hipertensión arterial y diabetes mellitus).
  • Ácidos grasos en un 60-70% pero de cadena corta que no afectan a los niveles de colesterol. Además, los triglicéridos resultantes de estos ácidos grasos no sufren resíntesis intestinal y por tanto no se forma tejido adiposo, no se desarrolla obesidad ni diabetes mellitus. Solo un tercio de ellos sí son perjudiciales para la salud y pueden desencadenar riesgos cardiovasculares (es el caso de los ácidos laúrico, mirístico o palmítico) pero las concentraciones son mínimas y no afectan hasta el punto de desarrollar patología cardiovascular. Los ácidos grasos trans perjudiciales son los de origen industrial, no los de origen animal que están en la leche y que incrementan los niveles de HDL o colesterol bueno y ademas contribuyen a la síntesis de ácido linoléico que como principal efecto es capacidad antiaterogénica y antioxidante.
  • Proteínas: alta digestibilidad, alto valor biológico y se caracterizan porque en su metabolismo producen péptidos bioactivos cuya principal función es que se digieren hacia el centro saciante del apetito, por lo que evitan que sigamos comiendo y por tanto la tendencia a la obesidad.
  • Calcio: presente en un 65-75% y presenta una gran capacidad antihipertensiva porque facilita la natriuresis (excreción de una cantidad de sodio en orina superior a la normal) y disminuye la actividad de la paratohormona (segregada por la gándula paratiroides). Por otro lado, dificulta también la absorción de las grasas impidiendo el síndrome metabólico al igual que hacen el potasio y la vitamina D.

Con este análisis,  María José Ciudad refleja que se trata de un alimento nutricionalmente rico frente a las bebidas vegetales.

La moda de las bebidas vegetales

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Bebidas vegetales en un supermercado. EFE/ase

A pesar de que guardan una similitud física con la leche de origen animal y se posicionan como alternativa a su consumo, las bebidas vegetales no son leches y la legislación no las considera productos lácteos.

En 2016 hubo 146 millones de litros en el mercado (frente a los 132 millones de 2015) y la leche de soja sigue teniendo el mayor peso, pero está disminuyendo (un 4,7%) frente al aumento de un 34% de las bebidas de avena, almendra, arroz, coco o avellana.

Estos datos fueron facilitados en la mesa redonda por Marta Hernández Cabría, jefa del Departamento de Calidad y Nutrición del grupo lácteo CAPSA Food, quien atribuye parte de este incremento notable en las ventas de las bebidas vegetales a las modas en el consumo.

Los ingredientes fundamentales de estas bebidas vegetales son agua y azúcar (sobre todo en las de frutos con cáscara) y se fortifican artificialmente con calcio y vitaminas para reforzarlas nutricionalmente, a lo que se añade estabilizantes, emulgentes, correctores de acidez...pero todas ellas son hipocalóricas y destaca la soja que es rica en isoflavonas.

“Cuando se sufre alergia o intolerancia a la leche de vaca estas bebidas vegetales pueden ser una alternativa, y para las personas sin problemas soy partidaria que estas bebidas se consuman siempre alternándola con los lácteos y dentro de una dieta saludable”, concluye Hernández Cabría.

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