El crecimiento de la industria alimentaria y la globalización permite poner en el mercado todos los alimentos en cualquier temporada del año. Sin embargo, consumir alimentos de temporada y proximidad nos permite disfrutar de productos más sabrosos, con mayores aromas y sabores, texturas y apariencias más agradables, además de con mayor aporte de nutrientes a un precio más barato y reduciendo la contaminación ambiental

Alimentos de temporada en primavera: color, olor y sabor
Alimentos de temporada de primavera/EFEsalud
  • 24 de abril, 2018
  • MADRID/EFE/H.FERNÁNDEZ/A.MARCOS

“Hace cuarenta años a nadie se le ocurría hacer un zumo de naranja en verano o una ensalada de tomates frescos en invierno”, reflexiona Laura González, colaboradora de “El Bisturí” y responsable de salud y nutrición de Nestlé. La nutricionista explica que la elección de alimentos de temporada por proximidad es el primer factor que configura las tradiciones culinarias de las regiones.

“Los pueblos han sido sabios en cómo integrar esos alimentos de cercanía en platos nutritivos y económicos, cada uno con métodos culinarios adaptados al entorno y al clima. No es una casualidad que los platos fríos se sirvan en verano y que sean a base de productos de origen vegetal y de proximidad”, destaca.

No obstante, la experta reconoce que la alta disponibilidad de alimentos todo el año -dejando aparte otros aspectos tales como la recuperación de recetarios tradicionales de la dieta mediterránea o su impacto en el medio ambiente- ofrece la oportunidad de mejorar el acceso a productos saludables como frutas y hortalizas.

Comer alimentos de temporada significa consumirlos durante su época natural de cosecha. Entre las ventajas que presentan, Laura González menciona las siguientes:

  • Son más sabrosos porque se cultivan con el clima y ciclo natural de crecimiento, con la exposición solar necesaria para desarrollar esos compuestos volátiles que les harán más agradables al paladar.
  • Conservan mejor el sabor y sus aromas. Tienen una textura, una apariencia y un sabor más agradables, es decir, mayor calidad organoléptica. Ello se debe a que se recolectan en el momento óptimo.
  • Son más nutritivos y contienen un mayor aporte de sustancias fitoquímicas, muchas de ellas con capacidad antioxidante, responsables de esas diferencias sensoriales que se aprecian entre una fruta de temporada de otra que no lo es.
  • Aportan mayor variedad a nuestra mesa facilitando la incorporación de nuevos alimentos con distintos colores, texturas y sabores, y disminuyen la monotonía.
  • Son más baratos ya que no hay que transportarlos desde muy lejos y los agricultores locales pueden ofrecer productos frescos de temporada normalmente a buen precio.

La nutricionista también señala una serie de ventajas para el consumo de alimentos de temporada vinculadas a aspectos medioambientales y sociales:

  • Consumir alimentos de temporada ayuda a impulsar y mantener la economía local, fomentando los pequeños comercios.
  • Es más respetuoso con el medio ambiente, porque cuando se cultiva contra natura, forzando la planta a crecer fuera de tiempo, o cuando el clima no le es favorable, el uso de fuentes de calor y de productos fitosanitarios se hace más necesario.
  • Al comprar productos locales de temporada se gasta menos energía en su producción, en el transporte, en la distribución y en el almacenamiento, por lo que son más sostenibles. Un bajo requerimiento de transporte y almacenaje ayuda a reducir las emisiones de CO2 y la utilización de cajas, bolsas y envases adicionales.
  • Sembrar en temporada y favorecer la rotación de los cultivos empobrece menos el suelo que los cultivos extensivos.

En abril, la huerta ofrece una gran variedad de frutas nuevas como albaricoques, cerezas, fresa o fresón, nísperos, y nectarinas. Laura González señala que pueden formar parte de nuestros desayunos, de smoothies, de postres…

alimentos de temporada platano
El plátano contribuye a aumentar la variedad de frutas en todas las estaciones/J.M. Aragón

“Aunque el plátano no tiene estacionalidad, podemos aprovecharlo para consumir diferentes piezas de fruta al día. Recordemos que debemos consumir tres o más”.

Abril también es la temporada de los espárragos verdes, y de una gran variedad de hortalizas como cebollas tiernas, apio, berenjena, calabacín, endivia, escarola, espinaca, habas, judías verdes, etcétera. “Podemos hacer ricas y coloridas ensaladas, hervidos, salteados, sopas, tortillas, e incluso parrilladas, cremas, etcétera”.

En cuanto a los productos de invierno que nos acompañan durante un pequeño periodo en primavera destacan las acelgas, el brócoli, las espinacas o las coles.

“Las verduras, que son las hortalizas de hoja verde como acelga, lechugas, espinacas… Suponen una fuente de vitamina K, que contribuye a la circulación y coagulación correctas y al mantenimiento de los huesos en condiciones normales”, explica la experta.

Recetas con alimentos de temporada

La producción en temporada de proximidad va ligada en las distintas regiones a la cocina tradicional. “En España las recetas de pisto, gazpachos… Son de verano, justo cuando esos ingredientes están en temporada, por ejemplo el tomate, el pepino, la berenjena, el calabacín… Y se producen en todo el territorio”.

Así, la naturaleza nos da alimentos que sabiamente ha sabido incorporar en la gastronomía popular al recetario de cada uno. La dieta mediterránea por suerte es un claro ejemplo de cómo el recetario cambia en cada estación, procurando una alimentación variada y, a la vez, que sea respetuosa con el medio ambiente y más económica.

Sopas y purés
Imagen de un gazpacho elaborado con aceite de oliva, pimiento, tomate, ajo entre otros. EFE/Javier Franceschi

“Si la col fuera de verano y no de invierno, algunas ensaladas tradicionales de invierno no serían de col. Los platos de legumbres llevarían otras verduras”, añade.

Laura González enumera una serie de propuestas que ayudarán a incrementar el consumo de alimentos de temporada y contribuir a la mejora del estado de salud, cumpliendo así con las recomendaciones de consumo de frutas y hortalizas. “Recuerda que son  un mínimo de cinco al día, mínimo tres de frutas y dos de hortalizas y verduras”.

  • Un bol con trocitos de fresas, kiwis y cerezas. Se le puede añadir cacao puro desgrasado, canela y yogur.
  • Una brocheta ácida, con fresas, naranja, níspero y kiwi.
  • Láminas de frutas variadas para el postre, y si las preparas como un plato más de tu menú verás cómo es mucho más fácil consumir una variedad importante de frutas.
  • Para las verduras se puede hacer una pizza con calabacín y berenjena. Podemos ponerlos en rodajas o incluso rayado, y si lo mezclamos con el queso podemos disminuir la cantidad que ponemos de queso. Si añadimos pescado como trocitos de atún, o incluso boquerón o anchoa, contribuiremos también al consumo de pescado.
  • Tortillas paisanas a base de verdura de temporada.
  • Salteados con pollo o virutas de jamón serrano para poner sobre el pan tostado o como guarnición del pescado.
  • Salteado con espárragos o a la parrilla, como guarnición o como entrante.
  • Hamburguesas de espinacas y lentejas. Son una forma de introducir estos alimentos saludables a los más pequeños, y a veces a los no tan pequeños de la casa. Potenciamos así el sabor si utilizamos cebolla, ajo, comino molido o pimentón.
  • Caldos, purés y cremas de verduras de judías, calabacín, nabo verde, puerros, etcétera.
  • Guisos de legumbres con las verduras de la temporada.