Los expertos de la Asociación Española para el Estudio del Hígado han pedido hoy que se acelere la entrada a España de los nuevos fármacos que están revolucionando los tratamientos de la hepatitis C y que se equiparan con la aparición de la penicilina al lograr tasas de curación superiores al 90%.

Más de 600 hepatólogos analizan en su XXXIX Congreso anual estos nuevos fármacos orales, que permiten casi la curación total en la mayoría de los casos de hepatitis C entre los tres y los seis meses, un “cambio trascendental” en la lucha contra esta enfermedad que afecta en España a más de 900.000 personas, según el presidente de la AEEH, Jaume Bosch, especialista del Hospital Clínic de Barcelona.
No obstante, sólo la mitad de los enfermos han sido diagnosticados de esta enfermedad infecciosa que es la principal causa de trasplante hepático, de cirrosis y de cáncer de hígado en España, lo que la convierte, según los hepatólogos, en uno de los principales problemas a los que tiene que hacer frente el sistema sanitario.
Pero a pesar de que son muchas las personas afectadas, el gasto de los tratamientos actuales para este tipo de hepatitis en las farmacias de los hospitales supone sólo un dos por ciento del total.
La nueva terapia tiene un coste económico importante (el tratamiento con uno los principios activos de estas combinación de fármacos cuesta una media unos 60.000 euros, aunque depende de la duración), pero según el secretario de la asociación, José Luis Calleja, del hospital Puerta de Hierro de Madrid, “supone un ahorro a largo plazo”.
Esta combinación de nuevos antivirales han sido aprobados el pasado mes de diciembre por Estados Unidos y a finales de enero por la Agencia Europea del Medicamento y ya se están aplicando en Francia y Alemania, según el secretario de la asociación, José Luisa Calleja.
En concreto, en Estados Unidos han sido aprobados dos de los principios activos -sofosbuvir y simeprevir- (falta por hacerlo otro denominado daclatasvir), mientras que la agencia europea ha dado el visto bueno sólo al primero de ellos.
Con la combinación de estos fármacos se dispondrá por primera vez de un tratamiento que permita curar la hepatitis C, sin la administración de la inyección de interferón, que produce numerosos efectos secundarios, han advertido los hepatólogos.
La terapia actual, que salió al mercado en 2011 e hizo incrementar la tasa de curación del 40 al 70 %, está basada en interferón y hay un porcentaje de pacientes que no se pueden beneficiar del tratamiento por distintos motivos, como la mala tolerancia u otras complicaciones, según Calleja.
Por ello, los hepatólogos españoles piden que se aceleren los pasos en la negociación de precios entre Sanidad y los laboratorios para que puedan implantarse en el país los nuevos fármacos en menos de un año.
“El año 2014 pasará como el año en que se dominó la hepatitis C”, ha asegurado Bosch, quien ha considerado necesario desarrollar una estrategia nacional, en la que se fijen las condiciones para detectar a los pacientes que desconocen que están infectados, y también de formación de toda población y de forma específica de los médicos que manejan la enfermedad.
También haría falta una estrategia de acceso a estos fármacos, para que se garantice la equidad y se haga de manera ordenada, pero que no excluya a nadie, aunque hay grupos de riesgo prioritarios como las personas con VIH que no hayan desarrollado la enfermedad, máxime teniendo en cuenta que el 30 % de los seropositivos están infectados además por la hepatitis C y que actualmente es la principal causa de mortalidad en estos pacientes.
Otro grupo de pacientes que tendrá que ser tratado de forma prioritaria será el que tenga la enfermedad avanzada, pacientes que han sido trasplantados de hígado y que tienen de nuevo infección sobre el hígado trasplantado o con insuficiencia renal, entre otros.
Los resultados del 90 % de curación se han dado en los ensayos sobre pacientes con la enfermedad en estadios significativos, pero no en los procesos más avanzados.
Estas nuevas líneas de trabajo, según los expertos, van a permitir avanzar hacia nuevos tratamientos que permitan mejorar la evolución de la cirrosis, tanto en fases iniciales como avanzadas.