Sobran las creencias erróneas sobre el poder curativo de las plantas medicinales, ya que, a menudo, se idealizan o distorsionan sus propiedades. Desde la equinácea, al aloe vera, pasando por la valeriana, el ginseng, el hipérico o el té verde no es oro todo lo que reluce.

Plantas medicinales: no es oro todo lo que reluce
FOTO EFE/Jorge González

Los mitos sobre algunas de estas plantas medicinales pueden poner en riesgo la salud de las personas que creen en ellas a pies juntillas, afirma a EFEsalud la doctora y máster en Biotecnología biomédica, Esther Samper.

“Que se consideren inofensivas porque son naturales, que no pase nada por combinar plantas medicinales con medicamentos o que se llamen así porque han demostrado sus beneficios terapéuticos son algunos de los mitos alrededor de muchos de estos productos que se venden en farmacias y herbolarios”, señala.

En su opinión el uso terapéutico de muchas plantas en la actualidad se basa principalmente en creencias que se han difundido de boca en boca o, en ocasiones, por escrito, sin que nadie se pusiera a comprobar qué había de verdad en ellas a través de ensayos clínicos.

“Es muy típico el argumento de si lo llevan usando desde hace tantísimos años, debe de ser porque funciona”, rebate.

En su nuevo libro “El lado oculto de la farmacia” (Planeta) advierte de que la tradición no es un sello de garantía, ni mucho menos, y varios ensayos clínicos en las últimas décadas “nos han demostrado que algunas plantas medicinales se han utilizado de forma errónea durante miles de años, aunque sigan conservando su aura sanadora en la cultura popular”.

Por otro lado, para que una planta medicinal tenga algún efecto terapéutico y también un posible efecto adverso, su principio activo tiene que encontrarse en suficiente cantidad.

Las plantas medicinales, en forma de complementos dietéticos, que se encuentran en los herbolarios o en las farmacias, “tienen sus principios activos en una cantidad tan baja que la aparición de efectos adversos se vuelve un acontecimiento extremadamente raro”.

Esto implica también una escasa posibilidad de que ingieras suficiente cantidad del principio activo como para que ofrezca algún efecto beneficioso para la salud.

“Precisamente por ello, los complementos dietéticos con plantas medicinales no pueden publicitarse
alegando propiedades terapéuticas, diagnósticas o preventivas, independientemente de que se
encuentren en el herbolario o en la farmacia, pues no cuentan con estudios científicos que respalden
los beneficios de estas formulaciones”.

“Vivimos en una época en la que el término natural se asocia frecuentemente con “lo mejor”, es decir, con aquello que es sano, inofensivo y beneficioso para la salud. Esa es la gran mentira implícita en torno a este concepto”, asegura Samper.

Plantas medicinales, lo que dice la evidencia científica

Equinácea.- Sobre esta planta nos cuenta la autora, entre otras cosas, que no se ha demostrado su utilidad para acortar la duración de enfermedades infecciosas respiratorias, como gripes o resfriados, ni para aliviar sus síntomas.

Aloe vera.- Explica Samper, entre otros puntos, que su efecto laxante a dosis altas y de mejora de la función intestinal es el más claro y demostrado, pero existe un problema para no recomendar la planta para tal fin: posee moléculas con potenciales efectos adversos como los derivados del hidroxiantraceno.

Valeriana.- Los resultados de los estudios sobre su utilidad para problemas de sueño son contradictorios y no se pueden establecer conclusiones claras a partir de ellos.

Refiere la especialista que tampoco existe evidencia científica suficiente para saber si podría ayudar frente a los síntomas de la menopausia, la ansiedad o la depresión.

Ginseng.- Existen múltiples estudios que sugieren que el ginseng asiático podría mejora el metabolismo de la glucosa. Sin embrago, muchos de estos estudios no son de alta calidad y se necesitan más investigaciones rigurosas.

Hipérico.- Sobre esta planta medicinal también conocida como hierba de San Juan y que destaca por haber recibido una notable atención científica, Samper advierte que el empleo de la misma requiere especial precaución y conocimiento pues se ha demostrado claramente que interacciona con múltiples fármacos, en ocasiones de forma grave, e incluso letal.

Té verde.- Como contiene teína se ha observado que su ingesta, a lo largo del día, es útil para mantenerse atento y despierto.

Existe un medicamento derivado de esta planta medicinal que sí es está indicado para el tratamiento de verrugas genitales y perianales.

Por otra parte, explica, no existen pruebas concluyentes sobre su utilidad frente al cáncer.

Junto a esta lista, más amplia de la que recogemos aquí y con explicaciones más abundantes, la autora incluye también un capítulo dedicado a analizar los complementos dietéticos y nutricionales y sus supuestas características saludables.

En su libro aborda asimismo el tema de la publicidad engañosa, el de los fármacos sin eficacia demostrada contra gripes o resfriados que se venden como gominolas, pasando por el multimillonario negocio de la homeopatía, o los artículos antimosquitos.

plantas medicinales
EFE/Harish Tyagi

A su juicio “no hay lugar para las mentiras piadosas en el ámbito médico ni justificación posible para recetar productos de farmacia sin eficacia demostrada”.

Todos sus argumentos se basan no solo en sus conocimientos científicos, sino también en estudios clínicos y diversas investigaciones.

Para ser críticos como consumidores, defiende, es necesario tener antes la máxima información posible de aquello que compramos.

Esther Samper (Pilar de la Horadada, Alicante, 1984) también doctora en Ingeniería Tisular Cardiovascular, ha centrado su carrera profesional en el ámbito de la investigación y la divulgación científica y fue responsable de la sección de salud Soitu.es y del blog la doctora Shora en el diario El País.

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