¿Puede hacer algo la nutrición para prevenir los problemas cardiovasculares? La respuesta es sí y nos la da Anabel Aragón desde los micrófonos de “El Bisturí”. Las enfermedades del corazón y las cerebrovasculares están a la cabeza de las causas de muerte

¿Qué puede hacer la nutrición frente a las enfermedades cardiovasculares?
EFE/Chema Moya
  • 30 de junio, 2017
  • madrid/efe/J.Tovar/H.Fernández

Algunas causas de las enfermedades cardiovasculares no son modificables, como edad, sexo o antecedentes familiares, explica la responsable de nutrición y salud de Nestlé, Anabel Aragón, pero otras sí, sobre otras se puede actuar para tratar de prevenir, como hipertensión, obesidad, dislipemias, colesterol, triglicéridos o diabetes.

Los factores de riesgo cardiovascular

Hipertensión

La hipertensión es una elevación de la presión arterial que reduce la elasticidad de los vasos sanguíneos y ello dificulta el funcionamiento normal del corazón y del riñón; es responsable del 5 por ciento de las muertes de origen cardiovascular, la principal responsable de los ictus, hasta del 75 por ciento; y factor de riesgo determinante en los infartos y en la insuficiencia cardíaca, expone Aragón.

El 42,6 por ciento de la población adulta en España es hipertensa, en mayor proporción hombres que mujeres, con un incremento aún superior en el casos de las personas son diabetes.

presión arterial
Una señora se toma la presión arterial en la carpa instalada por la Fundación Española del Corazón en la plaza Mayor de Madrid. EFE/Chema Moya

En la hipertensión influye la ingesta elevada de alimentos ricos en sodio y sal, un gran riesgo. El exceso de sal también sobrecarga los riñones que se ven obligados a realizar un trabajo extra para eliminarla.

El consumo diario de sal en la población española es de 9,8 gramos por persona y día, con niveles de hasta 11,3 gramos en hombres y 8,3 en mujeres. ¿Qué supone esto? Pues casi el doble del límite establecido por la OMS, de 5 gramos por persona y día.

¿Y la obesidad?

Es un problema grave y global para la salud pública. En los años 80 había unos 900 millones de personas con exceso de peso en el mundo. En 2013 se superaban los 2.100 millones, sin que en las últimas tres décadas haya habido una iniciativa nacional que se pueda considerar muy exitosa para su prevención o contención, señala Anabel Aragón.

En España, sumando sobrepeso y obesidad en la población adulta, se ven afectado entre el 50 y el 60 por ciento; y en la población infantil, de 6 a 9 años, aunque ha habido una ligera disminución desde 2011, la tasa en 2015 se acercaba al 42 por ciento.

Las dislipemias

Las dislipemias son alteraciones de los lípidos o grasas en la sangre, un factor de riesgo cardiovascular clásico que se asocia a las cardiopatías isquémicas, como infartos, ictus o anginas de pecho. Conllevan un aumento del colesterol conocido como malo (LDL) y una reducción del bueno (HDL). Según un estudio de 2010, la mitad de los españoles tiene colesterol alto, con un pobre control del mismo.

El sexo sano evita una vena o arteria engrosada con colesterol
Ateroesclerosis o engrosamiento de un vaso sanguíneo por colesterol

¿Cómo reducir este riesgo?

La herencia genética juega un papel importante, pero la dieta es determinante en el colesterol y los triglicéridos. El consumo excesivo de grasas saturadas es responsable del aumento del colesterol e influye en el infarto o el ictus, comenta Anabel, quien aconseja la limitación del consumo de grasas saturadas, de origen animal, y tomar grasas insaturadas, presentes en aceites o frutos secos, o pescados.

Las grasas insaturadas contribuyen a reducir el nivel malo de colesterol y mejorar el bueno. También aconseja esta experta ingerir alimentos con nutrientes como antioxidantes, vitamina E o C, manganeso, aceite de oliva, omega 3, pescado azul.

La dieta mediterránea es clave para reducir el riesgo cardiovascular, afirma la nutricionista, quien aporta consejos concretos para confeccionar la comida de cada día.

Aceite de oliva para aliñar y cocinar; cinco raciones entre frutas y hortalizas frescas de temporada; tres raciones de legumbres a la semana; tres platos pescados a la semana; cereales integrales; frutos secos crudos, limitar procesados de sal, azúcar y grasas saturadas; limitar el consumo de refrescos y bollería; y tomar carnes con poca grasa -pollo, conejo- y, tan solo de forma ocasional otras carnes.

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