Los rastreadores en España no consiguen detectar a más de tres contactos de cada persona diagnosticada de COVID-19 para hacer el seguimiento de la enfermedad, aunque las diferencias por comunidades son muy grandes: mientras Canarias es capaz de localizar hasta 27 contactos, otras como Cataluña sólo logran identificar a dos.

Rastreadores del coronavirus: Se detectan 3 contactos de media por cada positivo
Personal sanitario hace la prueba PCR a uno de los asistentes a una fiesta celebrada en Córdoba. EFE/Salas

Así lo recoge el último informe de la “Situación de COVID-19 en España”, que publica el Instituto de Salud Carlos III con los casos diagnosticados a partir del 11 de mayo y hasta el 15 de julio, fechas en las que se han identificado 22.997 casos de coronavirus.

Según las cifras del Carlos III, Canarias es la comunidad autónoma con más capacidad de rastreo de los contactos que han tenido los recién diagnosticados (localizan a entre 3 y 27 personas con las que ha habido un contacto más o menos estrecho).

Tras ella se encuentran Melilla (entre 4 y 16 contactos) y Ceuta (4-12) seguidas de Andalucía y Extremadura (entre 2 y 11 ambas). Navarra (3-8) y Murcia (0-7) están a mitad de la tabla y justo por detrás se encuentran Aragón y la Comunidad Valenciana (2-6); y Castilla y León, Galicia y País Vasco (1-6).

En las últimas posiciones de la tabla se encuentra Cataluña, donde los rastreadores sólo localizan a un máximo de 2 contactos de los nuevos diagnosticados (0-2). Asturias, Castilla La Mancha y Madrid (0-3) tampoco logran detectar muchos más, mientras que La Rioja localiza entre 1 y 5.

El informe del Instituto Carlos III no dispone de los datos de Cantabria ni de Baleares.

Del total de 22.997 casos de coronavirus diagnosticados desde el 11 de mayo, el 56 % son mujeres. Un 9,1 % han sido hospitalizados, un 0,7 % han sido ingresados en la UCI, y un 0,9 % ha fallecido.

Según estos datos, la mayor proporción de casos se producen en el grupo de 15 a 59 años (el 76 % del total) y la edad media está en 48 años -algo mayor en mujeres (50 años), que en hombres (47).

En las conclusiones del informe, se advierte de que la incidencia acumulada de COVID-19 ha experimentado un “aumento significativo” del 23 % desde la semana del 22 al 28 junio a la siguiente y del 41 % entre la primera y la segunda semana de julio (hasta el día 12).

Por comunidades, se observa una mayor tasa acumulada en Cataluña, la Comunidad Valenciana, Extremadura y Galicia, entre la última semana de junio y la primera de julio, y en Andalucía, Aragón, Cataluña, Extremadura, Navarra, País Vasco, y La Rioja entre las dos primeras semanas de julio.

La evolución diaria de los casos y las hospitalizaciones mostraba una tendencia descendente hasta el 14-15 de junio, pero desde mediados de junio, se aprecia un aumento en el número de casos, mientras que las hospitalizaciones, ingresos en UCI y defunciones mantienen una tendencia a la estabilidad.

De los casos diagnosticados, un 44 % de presentó síntomas, el 93 % de los diagnósticos se realizaron con PCR, un 51 % no refería contacto conocido con un caso diagnosticado de COVID-19 y el ámbito más frecuente de exposición se dio en el entorno del domicilio (25 %).

Además, un 12 % de los casos son personal sanitario o sociosanitario, y este porcentaje es significativamente mayor entre las mujeres que entre los hombres (16,5 % frente a 6 %), de manera que el 79 % del personal sanitario con COVID-19 notificado desde el 11 de mayo son mujeres.

El porcentaje de casos importados es del 1,8 %.

Según los datos, el tiempo medio entre el inicio de síntomas y el primer contacto con el sistema sanitario es de 2 días, hasta el diagnóstico 3, y hasta el aislamiento 2 días.

¿Cómo funcionan los rastreadores del coronavirus?

La figura del rastreador se ha convertido en una de las claves para el control de la epidemia de coronavirus en España, una función desempeñada mayoritariamente por profesionales de la Enfermería que, a través de llamadas telefónicas, son los encargados de diseñar el mapa de los contactos de la COVID-19.

En jornadas de 8 horas, estos responsables de la detección, vigilancia y control de la COVID-19, su nombre técnico, realizan cientos de llamadas para tratar de completar el puzle de todos los contactos que ha tenido una persona recién diagnosticada desde las 48 horas anteriores a la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad.

Alicia Márquez, enfermera en Lleida, ha explicado a Efe que en su centro se han realizado, sólo en la mañana de este lunes, unas 150 llamadas telefónicas de control a pacientes con coronavirus y detección de los contactos.

En estas llamadas, los sanitarios ofrecen recomendaciones y realizan un control de los síntomas de la enfermedad. Además, tratan de detectar a los contactos que las personas infectadas han podido tener antes de ser diagnosticadas.

Según explica a Efe Marino Barona, portavoz del sindicato de Enfermería Satse, normalmente son necesarias varias llamadas (una media de tres) hasta conseguir que el afectado recuerde a todas las personas con las que ha estado durante ese tiempo.

Conocer su identidad no es suficiente, los rastreadores deben identificar si el tipo de contacto ha sido o no estrecho o de riesgo, si han existido medidas de seguridad como la distancia social o la mascarilla, etc.

De estos contactos quedan normalmente excluidos aquellos que se hayan podido producir en una tienda o supermercado puesto que el uso de la mascarilla es obligatoria en estos casos.

Por contra, se consideran de riesgo o estrechos los contactos generados durante un viaje en tren, avión o cualquier otro medio de transporte en el que se haya permanecido durante un tiempo prolongado.

También las personas con las que el enfermo convive y los sanitarios que le han atendido son considerados inicialmente como contactos estrechos.

Márquez indica que se consideran contactos estrechos todos aquellos con los que el paciente ha permanecido durante más de 15 minutos y sin mascarilla.

La cosa se complica cuando, como en los casos conocidos en los últimos días, los contactos se han podido producir en discotecas o lugares de ocio, en los que el contagiado no conoce a todas las personas con las que se ha podido relacionar.

“En estos casos, lo que se intenta es ver si en el local hay un control de aforo, algo que no suele ocurrir, para intentar averiguar qué personas han estado en ese lugar”, detalla Barona.

Todas las preguntas que se hacen a los pacientes están en una Encuesta Epidemiológica y, en función de las respuestas, se determina si el contacto debe guardar o no una cuarentena preventiva a la espera de ver si desarrolla síntomas de la enfermedad.

Durante todo ese tiempo, los enfermeros llaman diariamente a estas personas para controlar la aparición de síntomas y, si es así, se les somete a una PCR.

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