Un tercio de la población adulta española sufre hipertensión; esta patología silente, sin manifestaciones tangibles, castiga a todo el sistema circulatorio y los órganos principales de nuestro organismo. En el Día Mundial de la Hipertensión insistimos en las pautas indispensables para su control.

¿Cómo bajar la hipertensión? perder peso, es una solución
EFE/EPA/DPA/Patrick Pleul
  • 17 de mayo, 2013
  • MADRID/EFE/MARIOLA AGUJETAS

Esta patología consiste en la elevación de la presión de la sangre en el torrente circulatorio en las arterias. No existe diferencia entre hombres y mujeres; el número de afectados es similar, no es exclusiva de ninguno de los dos sexos. En este artículo os mostramos cómo bajar la hipertensión

La cifra de hipertensos en España está estabilizada en estos momentos. La capacidad para el diagnóstico ha mejorado porque nuestros controles de salud han aumentado pero ese tercio de población adulta que lo sufre aumenta hasta los dos tercios cuando pasamos la franja de los 65 años de edad.

A partir de los 40 ó 50 años es importante controlar la tensión al menos una vez al año. Es clínicamente silente, no da manifestaciones; cuando se detecta, por tanto, puede haber pasado mucho tiempo desde que el paciente lo sufre”, afirma Enrique Galve, presidente de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

La hipertensión castiga al sistema circulatorio y a todo lo que está conectado a él. “El cerebro, el corazón, el riñón y todas las arterias son las que sufren las consecuencias de que esta patología haya pasado desapercibida”, insiste Galve.

Cómo bajar la hipertensión

El control de la hipertensión pasa por cuatro puntos ineludibles, que señala Galve, en el estilo de vida del paciente:

  • Limitar el consumo de sal y seguir una dieta sana. Es difícil controlar la sal porque comemos mucho producto envasado y ésta es un conservante. No controlar solo la sal añadida sino la que incluyen en los alimentos para su conservación.
  • Bajar el peso. Es mucho más efectivo perder peso que todas las otras medidas antihipertensivas que uno puede desarrollar. Desconocemos el mecanismo fisiopatológico que relaciona peso y presión, de hecho, no sabemos porqué se produce la hipertensión, en concreto por qué le afecta al 95% de los pacientes. Eso sí, epidemiológicamente lo tenemos muy claro: una persona que adelgaza pierde presión.

Perder diez kilos de peso baja la presión dos puntos mientras que la mayor parte de fármacos, que también son necesarios, bajan un punto la presión.

  • Hacer ejercicio. Sabemos del beneficio en nuestro organismo de realizar ejercicio moderado o practicar deporte con asiduidad. El hipertenso puede controlar en cierto modo su presión ya que conseguirá disminuir la tensión entre 0,4- 0,9 puntos.
  • Moderar el consumo de alcohol y dejar el tabaco. Fumar un cigarrillo sube la presión arterial de un punto a un punto y medio. Esta subida se produce en el momento de fumar cada cigarrillo.

La hipertensión es un factor de riesgo vascular y estos factores se asocian a otros que son los que determinan la enfermedad. “No es lo mismo un hipertenso que además fuma y que además tiene diabetes o colesterol; los factores de riesgo tienen un efecto multiplicativo entre ellos, por tanto es lo primero que un médico mira cuando evalúa a un paciente”, afirma Enrique Galve.

Estrés

El estrés produce incrementos de presión asociados a un determinado momento, si el individuo tiene un estrés permanente, su ascenso de presión también es permanente y el número acaba determinando el problema.

“Es un factor que se puede ver en algo tan sencillo como la “hipertensión de bata blanca”, aquella que se produce en algo tan simple como ir a tomarse la presión a la consulta médica. A algunos sujetos les sube la presión en ese instante”, asegura el doctor.

“El estrés es, por tanto, uno de los aspectos asociados y debemos reconocer como médicos que es el más difícilmente modificable por nuestra parte. Puedo recomendar a un paciente que dejen de fumar, hacer ejercicio, pero no puedo decir: a partir de ahora deje de ser nervioso y no tenga estrés en su trabajo, en casa... su forma de ser, es muchísimo más difícil”, afirma Galve.

Mejor el remedio que la enfermedad

El hipertenso tiene una hoja de ruta clara en su modus vivendi que es clave para controlar la enfermedad. “ El gran problema de este tipo de paciente es que por su carácter silencioso, la hipertensión no duele, algunos consideran que no tienen por qué tomar tanta química. Pero los efectos secundarios de los fármacos determinan un riesgo inferior al de la propia hipertensión”, afirma el doctor.

La báscula y la dejadez son el núcleo de los “pecados capitales” del hipertenso:

  • No adherirse a las consejos higiénico-dietéticos de su médico.

El más difícil y frecuente de mantener es la dieta. “Consigues antes que un individuo deje de fumar o vaya al gimnasio que en un acto que realiza tres veces al día, comer, se adhiera a unas normas de forma permamente”, explica el cardiólogo.

  • Ignorar su hipertensión e incumplir el tratamiento médico.

Nos encontramos delante de una patología que tiene un amplísimo arsenal terapeútico. “La industria farmacéutica ha colaborado muchísimo, existen hasta diez familias de fármacos antihipertensivos, seis las principales. El médico que tienen delante un hipertenso es capaz de controlar su hipertensión en la inmensa mayoría de ocasiones si no es con la ayuda del enfermo será con la ayuda de la farmacia”, afirma Galve.

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