El azúcar ha sido, por décadas, uno de los villanos de la alimentación. Acusado de engordar y relacionado con un sinnúmero de males, su consumo ha disminuido sistemáticamente. No obstante, la comunidad científica analiza en el “Libro Blanco del Azúcar” su dulce papel en la nutrición y su impacto en la salud

El consumo moderado de azúcar juega un rol crucial en la salud
Un par de dulces de calidad a la semana no representan problemas para la salud. EFE/Soledad Contreras
  • 4 de octubre, 2013
  • MADRID/EFE/LUCÍA ROBLES

“El Libro Blanco del Azúcar es un análisis científico. Utilizamos un método reflexivo para evaluar este producto y la conclusión fundamental es que sobre el azúcar reina una enorme confusión”, asegura Carmen Gómez Candela, jefa de sección de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario La Paz, y coordinadora de la publicación.

Esa confusión, según esta especialista, se da en la población en general y también en el ámbito científico porque para muchos profesionales “es más fácil prohibir alimentos que hablar con claridad del tema”.

Enfoque multidisciplinar

La doctora Gómez Candela explica que el “Libro Blanco del Azúcar” es un compendio de artículos de expertos con el respaldo del Instituto de Estudios Documentales del Azúcar y la Remolacha (IEDAR), que en su labor de divulgación de información científica ha sido el promotor de este proyecto.

EFE/Phil Nijhuis

“En el libro han participado profesionales de toda España y de todo tipo”, precisa Gómez. Cuenta con capítulos escritos por bioquímicos, endocrinólogos, nutricionistas y hasta incluye uno sobre la importancia de este alimento en la gastronomía, elaborado por un cocinero.

Uno de los aspectos relevantes de esta obra es que analiza la relación que existe entre el azúcar y problemáticas como obesidad, diabetes, riesgo cardiovascular y cáncer. También resalta los beneficios que supone el consumo de este producto en la función cognitiva.

Para esta especialista es de gran relevancia la labor del IEDAR, un organismo que intenta divulgar “con el mayor rigor científico posible el conocimiento que existe hasta este momento sobre el azúcar”.

La idea es darle visibilidad a los últimos estudios para que los medios de comunicación y la sociedad dispongan de información veraz. “Queda muy bien un titular que diga: ‘el azúcar genera adicción’, pero ese es un disparate que confunde a las personas, penaliza un alimento y carece de respaldo científico”, opina Gómez.

Consumo moderado

La mala imagen que tiene la sacarosa de toda la vida se debe, principalmente, a la desinformación. Así lo considera la doctora Gómez, quien no entiende por qué comúnmente se cree que puede ser eliminada de las alacenas al igual que otros carbohidratos como el pan, las pastas o el arroz.

EFE/Kai Forsterling

“Muchos dicen que los carbohidratos no aportan calorías interesantes, pero son la base del aporte energético”, subraya la jefa de la Unidad de Nutrición de La Paz.

Quitar el pan y el azúcar del menú no garantiza un adelgazamiento: contrario a lo que se piensa, “las personas delgadas consumen más cantidad de azúcar que las obesas, porque llevan una vida más activa, alimentaciones más variadas y hacen más ejercicio”.

La relación entre el consumo de azúcar y obesidad necesita una revisión, principalmente porque, según la doctora Carmen Gómez, “si algo ha quedado claro hasta ahora es que mientras las cifras de obesidad aumentan, el consumo de este alimento disminuye sistemáticamente”.

Por eso, quienes tienen su salud al día pueden edulcorar sus bebidas con la sacarosa común y consumir un par de dulces a la semana, porque “la penalización de los dulces es por la presencia de grasa de mala calidad, no por este sabor”, precisa la experta.

Otras dulces verdades

El IEDAR, que nació en 1986 en España por iniciativa del sector azucarero, preparó un documento que expone varios puntos importantes sobre el tema:

  • Los carbohidratos, como el azúcar, son los compuestos orgánicos más abundantes en la naturaleza, constituyen la mayor fuente de energía, la más económica y la de más fácil asimilación.
  • Los alimentos que pertenecen a este grupo tienen el mismo valor energético, de 4 kilocalorías por gramo, frente a las grasas, que tienen 9 kilocalorías por gramo.

    EFE/Paolo Aguilar
  • La EFSA, Autoridad Europea en materia de Seguridad Alimentaria y Nutrición, recomienda que entre el 45-60% de nuestra la ingesta energética diaria provenga de los carbohidratos, incluyendo azúcares y almidones.
  • El azúcar es un ingrediente “de origen natural” porque se encuentra “naturalmente” en muchos vegetales, en especial la caña y la remolacha azucareras, de donde se extrae a gran escala.
  • Los carbohidratos son la fuente de energía preferida de los músculos, donde se almacenan en forma de glucógeno y, a mayor cantidad de glucógeno, mayor resistencia física.
  • El azúcar proporciona propiedades como conservación, contribución en la fermentación, cuerpo, textura, etc. Un producto azucarado tiene normalmente menos aditivos que productos “sin”, “light” o “con contenido reducido en azúcares”.
  • La sacarosa, per se, no engorda en mayor medida que ningún alimento. La obesidad se produce cuando no hay equilibrio entre la ingesta y el gasto energético. Una cucharadita contiene 4 gramos de azúcar, lo que equivale a 16 kilocalorías.
  • Puede causar caries en ausencia de higiene. Para prevenirla, Eurodiet recomienda limitar las consumiciones de alimentos azucarados a un máximo de cuatro al día. La Federación Dental Mundial aconseja el cepillado dos veces al día.
  • Tomar azúcar no provoca diabetes. La sacarosa tiene un índice glicémico medio (una patata lo tiene más elevado). Las recomendaciones más recientes consideran que no está fundamentada la supresión de la sacarosa, o de los alimentos que la contienen, de la dieta de las personas con Diabetes Melitus tipo 2.

El azúcar no es un enemigo e, incluso, puede ser un aliado de un estilo de vida saludable, que mezcle dieta coherente y actividad física. La doctora Gómez lo resume: “no podemos hacer una ingesta de mala calidad y luego suprimir el azúcar, esa no es la idea. Debemos alimentarnos con sentido común”.

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