Las evidencias son claras: hay un número creciente de enfermedades en la infancia asociadas a la contaminación. Concretamente un entorno poco verde puede afectar a su desarrollo neuroconductual, inmunitario y sexual. Los pediatras españoles dan la voz de alarma y defienden que es cada vez más urgente reconectar a los niños con la madre naturaleza

Los pediatras llaman a reconectar a los niños con la naturaleza
Parque Purificación Tomás en Oviedo. EFE/Alberto Morante/ Archivo

La "urgencia de prescribir naturaleza" la ha defendido el doctor Juan Antonio Ortega García, presidente del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (AEP), en el acto de presentación del programa Healthy Cities, de Sanitas, una iniciativa que busca, por séptimo año consecutivo, la promoción de hábitos de vida saludables y propone soluciones de regeneración urbana.

"Los pediatras debemos prescribir naturaleza, los niños deberían estar al menos una hora al día en contacto con zonas verdes. Los beneficios son enormes, entre ellos, se produce una mejora de la memoria, mejor agudeza visual, disminuye el cortisol, el exceso de peso..."

El especialista apuntó un dato para reflexionar: uno de cada diez escolares "lleva un broncodilatador en su mochila junto al bocadillo".

Su deseo para el futuro es que todos los centros sanitarios tengan incorporada a su cartera de servicios los servicios de la naturaleza y que por cada niño que nazca en España se plante un árbol: "Un niño, un árbol, una maternidad, un bosque".

Unos servicios de naturaleza, defiende, donde también los enfermos crónicos puedan rehabilitarse, recuperar su bienestar y reencontrarse con ellos mismos.

Este evento de Sanitas, que tuvo lugar la semana pasada, ha contado con la presencia, por video conferencia, de la activista medioambiental y Mensajera de la Paz de Naciones Unidas, Jane Goodall.

La primatóloga ha recordado que “la reciente pandemia está estrechamente relacionada con la falta de respeto que tenemos a los animales y la naturaleza, lo que está aumentando nuestra exposición a nuevos patógenos”.

En la misma línea que el doctor Ortega, Goodall ha defendido la necesidad de más espacios verdes: "Está comprobado que son fundamentales para la salud física y mental de las personas, además de proteger la biodiversidad y mejorar la calidad del aire”.

En esta séptima edición, Sanitas donará fondos para plantar un árbol por cada persona que cumpla el doble reto de caminar 6.000 pasos diarios y dejar el coche de combustión privado en casa al menos un día a la semana durante los dos meses que dura el reto.

El reto llegará este año a distintas ciudades españolas gracias a la colaboración de WWF y del Ayuntamiento de Madrid, y, por primera vez se abrirá a nivel internacional, al colaborar con un proyecto de reforestación junto con el Instituto Jane Goodall.

De acuerdo con las fuentes, más de 200 empresas que engloban a un total de 350.000 empleados, se han adscrito a esta edición, que está abierta a la participación de toda la sociedad.

El año pasado, los participantes en Healthy Cities lograron evitar la emisión de 7.102 kg de CO2 a la atmósfera y se dieron más de 2.000 millones de pasos, cifras que este año se espera ampliar.

Se estima que un mínimo de 6.000 pasos al día permite gastar 150 kilocalorías, pero éste es el mínimo para lograr una mejora de la salud y si es en espacios verdes, mejor, porque el contacto con la naturaleza supone a todas luces, una mejora para nuestra salud física y mental.

niños naturaleza
FOTO EFE/David Chang

Prescribir naturaleza a los niños

Según los datos del Proyecto BREATHE, del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), IDAEA-CSIC y NEUROVOXEL (Hospital Del Mar.), casi todos los recién nacidos en cualquier lugar del mundo presentan niveles detectables de compuestos orgánicos persistentes. 

Los niños son más vulnerables al entorno que los adultos, debido a que su sistema neurológico, inmunológico y digestivo, junto con otros sistemas, están todavía en formación.

Por ello, añade la fuente, los factores de origen de muchas enfermedades crónicas se acumulan en el organismo desde las primeras etapas de la vida, y todo lo que ocurre en las etapas embrionaria y fetal es de vital importancia. 

"Existe por tanto un número creciente de enfermedades en la infancia asociadas con un entorno contaminado".

Contaminantes ambientales y salud infantil

De acuerdo con el citado proyecto, las mayores amenazas se encuentran en los lugares que deberían ser más seguros: hogares, escuelas y comunidades de desarrollo.

En los países en vías de desarrollo esto se hace más evidente que en los países industrializados, dónde el grado de contaminación es mucho menor y sus efectos son mucho más sutiles.

El agua insalubre, una higiene y un saneamiento deficientes, la contaminación del aire (incluso la causada por combustibles domésticos sucios utilizados para cocinar y calentar), el humo del tabaco, los productos químicos peligrosos y otras amenazas ambientales afectan a la salud de los niños de forma más o menos aguda.

Añaden las fuentes, por otra parte, que el impacto de las exposiciones ambientales en el desarrollo de los niños es difícil de evaluar. "El rango de alteraciones es muy amplio, al igual que el número y variedad de exposiciones que pueden afectar su crecimiento y desarrollo físico, intelectual, emocional y social".

Así, continúa la misma fuente, las alteraciones en el desarrollo se pueden manifestar a través de retraso del crecimiento intrauterino, malformaciones congénitas, problemas de crecimiento, déficits funcionales (neuroconductuales, inmunológicos, reproductivos) y mayor predisposición al desarrollo de enfermedades crónicas en la vida adulta, tales como diabetes, enfermedad cardiovascular o cáncer.

La exposición a sustancias capaces de alterar la homeostasis hormonal (disruptores endocrinos) encuentra en la exposición materno-infantil e infantil una de las etapas más preocupantes. 

"Existen evidencias de un incremento en las últimas décadas de muchas patologías presumiblemente hormonodependientes, entre las que podemos destacar las alteraciones de la maduración genital masculina, alteraciones en la función testicular y el cáncer de testículo y próstata".

En el caso de los compuestos organoclorados y de los metales, se ha descrito bajo peso al nacer, prematuridad y retraso en el crecimiento longitudinal. Posiblemente alteren la función tiroidea y el desarrollo neurológico.

"Los mecanismos por los cuales los tóxicos ambientales producirían un retraso cognitivo no son aún bien conocidos".

Una disminución pequeña del número de conexiones nerviosas al principio de la vida podría ampliarse al final y avanzar de forma notable la aparición de enfermedades como las demencias.

La contaminación atmosférica, especialmente la causada por el tráfico automotor, así como el consumo del agua de grifo contaminada, retrasarían el crecimiento intrauterino e influirían en el incremento de ciertas malformaciones congénitas.

El proyecto BREATHE señala, entre otros datos, que un número importante de estudios indican que la exposición a niveles elevados de contaminantes atmosféricos se asocian con el incremento de enfermedades respiratorias como la bronquitis o las crisis de asma.

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