Marzo marcó el antes y el después de la era pandémica en España. Después de un año, las consecuencias desde la llegada del coronavirus se han visto reflejadas en la población, pero, sobre todo, en los profesionales sanitarios. Ansiedad, insomnio o una tristeza profunda es lo que sienten muchos de quienes "han arriesgado su vida para salvar la de otros"

Profesionales sanitarios: Miedo a derrumbarse cuando todo termine
Detalle de un mural pintado en una fachada de Bruselas, en junio pasado, con símbolos de la lucha anticovid. Figuras de dos sanitarios. EFE//EPA/STEPHANIE LECOCQ

Hace un año desde aquel día en el que los hogares se convirtieron en un lugar de reclusión para algunos, creatividad para otros o en una oportunidad para estrechar lazos con los más cercanos.

En esos primeros días la población entró en pánico, muchos compraron todo el papel higiénico posible y dejaron las farmacias sin un solo gel hidroalcohólico.

Fue en la segunda quincena de marzo cuando el sistema sanitario se vio colapsado rápidamente y, poco después, las mascarillas se convirtieron en un complemento más de nuestro día a día.

Marzo marcó un antes y un después en la vida de millones de españoles con el primer confinamiento domiciliario.

Expuestos a un virus desconocido, los profesionales sanitarios confiesan haber pasado por situaciones muy diversas a lo largo de este último año.

Sin embargo, todas ellas se igualaron en incertidumbre, preocupación y, sobre todo, en la responsabilidad que cayó sobre los hombros de los profesionales de la salud.

Aluvión de contagios

En primera línea de una guerra sanitaria y sin protección adecuada durante los primeros meses de pandemia, el personal sanitario se vio envuelto en innumerables contagios, cada vez más cerca de ellos, y, de ahí, a los primeros compañeros fallecidos.

Así lo aseguran responsables de los colegios del mundo de la sanidad, como Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), quien explica que las autoridades sanitarias han impedido conocer los números reales de contagiados y fallecidos entre los profesionales de la salud.

"La falta de transparencia por parte de las autoridades sanitarias nos impide conocer la cifra real de profesionales sanitarios contagiados. Ni siquiera distinguen, por ejemplo, entre médicos, enfermeras u otros profesionales", declara.

Según datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad, en la actualidad se han confirmado 130.091 contagios por COVID-19 en este segmento de la población.

Frente a los más de 3 millones de casos confirmados en España, el Informe nº 66. Situación de COVID-19 en España. Casos diagnosticados a partir 10 de mayo' señala que el personal sanitario ocupa el 4,4 % de los positivos.

En relación con este porcentaje, los resultados indican que el 78 % del personal sanitario o sociosanitario con COVID-19, notificado desde el 11 de mayo, son mujeres.

Miedo y perplejidad entre médicos

El mes de marzo fue una montaña rusa de emociones, según palabras de los propios sanitarios. Los médicos se enfrentaron (y siguen haciéndolo) a situaciones más parecidas a las de una guerra, en la que vieron como la demanda asistencial aumentaba de "forma vertiginosa" y por la que asistieron a las primeras muertes de compañeros y compañeras.

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Una sanitaria asiste a una persona en una de las tres unidades de hospitalización con pacientes con Covid/EFE/Mariscal

De esta forma lo rememora Manuela García Romero, vicepresidenta segunda del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), al igual que también recuerda el momento de la desescalada como una situación de "miedo y perplejidad".

"Cuando comenzamos la desescalada veíamos con miedo y perplejidad la sensación mayoritaria de la población de que habíamos vencido al virus. Los médicos hicimos un esfuerzo por comunicar que seguía entre nosotros y vimos, casi sin descanso, que estábamos inmersos en una segunda y tercera ola".

Desde los más veteranos, que ya se habían jubilado, hasta los recién graduados. Del ámbito público o privado. De una especialidad u otra. Todos ellos, afirma la doctora García Romero, "se unieron para combatir el virus, aportando su grano de arena".

Entender como si fuese una "guerra"

La experiencia se repite en la piel de los enfermeros y enfermeras: "Jamás imaginamos que nos enfrentaríamos a una emergencia de salud pública de estas dimensiones", explica Pérez Raya.

"Se han desarrollado nuevas técnicas de cuidados o se trasladaron enfermeras y enfermeros a las áreas asistenciales que lo precisaban, entre otros ejemplos. Era una atención como en situaciones de guerra'", resalta.

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Una sanitaria se ajusta un EPI en una unidad de hospitalización con pacientes con Covid/EFE/Mariscal

El presidente de la Enfermería calcula que, en base a un estudio que el CGE publicó el pasado mes de abril, se infectaron hasta ese momento aproximadamente 90.000 enfermeras, pero reitera que no se les han facilitado datos de forma oficial.

Por otra parte, en España han fallecido once enfermeras y enfermeros, "profesionales que han dado la vida por sus pacientes".

Para el presidente del CGE, el sistema sanitario presenta una debilidad endémica y evidente, como la falta de enfermeras, que ha sido ignorada por las sucesivas generaciones de responsables políticos".

"Contamos con 284.00 enfermeras y enfermeros no jubilados y harían falta entre 120.000 a 140.000 más para equipararnos a países de nuestro mismo nivel socioeconómico", argumenta Florentino Pérez.

Los políticos han alabado el trabajo de las enfermeras durante la pandemia, pero han frenado el desarrollo de las especialidades de enfermería, opina.

"Han consentido esas carencias endémicas de profesionales y han consentido unas condiciones laborales no acordes con las responsabilidad y actividad profesional", esclarece.

Farmacias, segunda consulta médica

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Un cartel informa de que se realizan pruebas de antígenos dentro de una farmacia/EFE/ Mariscal

Fuera de las consultas médicas y de las Unidades de Cuidados Intensivos, a pie de calle, estuvieron los farmacéuticos.

Este colectivo no dejó de atender a la ciudadanía, a pesar de no tener la protección necesaria, y, esto, convergió en el cierre de "65 farmacias por el contagio de todo su personal".

Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, equipara a las farmacias como una segunda consulta para aquellos ciudadanos que, durante la pandemia, no consiguieron una cita con su médico.

"Durante todos estos meses hemos visto la dificultad que estaban teniendo algunos ciudadanos para poder tener una visita con su médico y esto ha hecho que, muchos, vayan de manera muy frecuente a las farmacias", detalla.

Hasta el momento, se han notificado 23 farmacéuticos y técnicos en farmacia fallecidos en España. Acerca de los contagios, Aguilar comenta que hay miles, pero no tienen cifras exactas.

Y, aunque asegura que están más que capacitados para hacer test, confiesa que los farmacéuticos se han sentido "infrautilizados por el Ministerio y por las Comunidades Autónomas".

"Hay mucho en juego. Nadie entendería que, por falta de voluntad política, unos profesionales tan cualificados como los farmacéuticos no pudiéramos hacer más por la sociedad. Sólo pedimos eso, que nos dejen hacer más", reclama.

Un tsunami de efectos psicológicos

Durante los primeros meses en los que los hospitales no fueron suficientes para atender a todos los contagiados por COVID-19, el personal sanitario no "pudo permitirse sentir tristeza, porque no había tiempo para ello", constata el psicólogo sanitario y de emergencias, Jesús Linares.

Pero, una vez que la situación se estabilizó, surgieron diversos sentimientos más allá del estrés.

"Se reflejaron casos relacionados con la profunda tristeza y sintomatología de depresión total. Por una cuestión de que, digamos, el cuerpo no tenía que estar en guardia y tenía la oportunidad de relajarse", detalla Linares, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de España.

Según el 'Impacto del SARS-CoV-2 (Covid-19) en la salud mental de los profesionales sanitarios: una revisión sistemática', tras la primera ola se observaron niveles medio-altos de ansiedad, depresión, preocupación e insomnio, y, paradójicamente, niveles de estrés por debajo de lo esperado.

Turno tras turno, la calidad del sueño también se vio afectada.

Según la Sociedad Española de Neurología (SEN) la percepción de insomnio, pesadillas, sonambulismo, terrores nocturnos o pérdida de calidad de sueño en general fueron más frecuentes en el grupo de personal sanitario.

La pandemia exigió una constancia profesional a grandes niveles de estrés por lo que el físico de los sanitarios también se ha visto trastocado con casos de anorexia y obesidad, según el psicólogo.

En la actualidad, los expertos divisan una nueva pandemia en un futuro próximo: el deterioro de la salud física y mental de la población, siendo los sanitarios grupo de riesgo.

"Después de un año estamos agotados física y psíquicamente. Con miedo a derrumbarnos cuando esto termine", concluye la doctora Manuela García Romero.

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