La sexualidad es un aspecto clave de la salud. Problemas como la falta de deseo sexual y la dispareunia se sitúan entre los principales motivos de consulta al especialista. Por ello, un abordaje interdisciplinario y multidisciplinar desde unidades de psicología clínica, ginecología y urología -entre otros-, interviniendo en áreas de la promoción psico-sexual, de terapia sexual y de terapia de pareja, son claves para preservar y garantizar una correcta salud y bienestar sexual.

La salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad, según la OMS. Por ello y como sinónimo de ‘felicidad’ y ‘calidad de vida’, garantizar experiencias sexuales placenteras es condición sine qua non para hablar de una dinámica de salud y bienestar.
El Hospital Quirónsalud San José ha creado una Unidad de Salud y Bienestar Sexual multidisciplinar en un ámbito hospitalario con el objetivo de tratar los distintos problemas sexuales con una visión holística, interviniendo en las áreas de la promoción psico-sexual, la terapia sexual y la terapia de pareja, desde la psicología clínica, la ginecología y la urología con una trayectoria clínica.
Esta nueva unidad está formada por la psicóloga clínica y sexóloga Aida Moreno Polo, por el ginecólogo y sexólogo Marcos Javier Cuerva y por la sexóloga y matrona María Dolores Martínez Sierra.
Asimismo, la unidad dispone de una amplia red de profesionales colaboradores en el mismo centro, entre los que se encuentran urólogos, dermatólogos, especialistas en endocrinología, etc…
La terapia sexual analiza las diferentes situaciones posibles en el ámbito de la sexualidad en casos como inhibición, inapetencia del deseo sexual, vaginismo, dificultades en la excitación, disfunción eréctil, eyaculación precoz y anorgasmia.
La terapia de pareja afronta las dificultades y las interacciones que surgen en el día a día, en todos los niveles: afectivos, convivenciales, de crianza, expectativas de futuro…
En definitiva, situaciones que acaban produciendo conflictos que, de no ser resueltos, necesitan de una terapia orientada a la comunicación afectiva y efectiva entre los miembros o a la valoración de necesidades y posibilidades.
La importancia de atender la salud sexual
“Para entender la importancia y la repercusión positiva sobre la salud de una unidad de sexología, hemos de tener en cuenta que solo dentro de mi especialidad, la ginecología, se ha estimado que entre un tercio y la mitad de las mujeres experimenta algún tipo de patología sexual: bajo deseo, dificultad para la lubricación, dolor durante el sexo, falta de placer o la incapacidad para alcanzar el orgasmo”, comenta el ginecólogo y sexólogo Marcos Javier Cuerva.
Hay que tener presente, continúa este especialista, que mucha de la patología sexual no presenta sintomatología aparente; de ahí la gran importancia que tiene la existencia de centros a los que la población pueda acudir para obtener información y soluciones a sus problemas sexuales en un ambiente profesional y de confianza.
“Además, muchos problemas tienen a menudo una base en las relaciones interpersonales; eso explica que nuestra unidad la formen profesionales con formación y experiencia en terapia de pareja”, añade el doctor.
Los problemas relacionados con el deseo sexual y la dispareunia (dolor en relación al coito) son los más frecuentes entre los afectados por alguna patología sexual. Aunque, según apunta, “a diferencia de lo que se encuentra publicado, las alteraciones relacionadas con el orgasmo son una causa de consulta menos frecuente en nuestro servicio”.
Por otra parte, pese a que pueda parecer lo contrario, el doctor Cuerva asegura que la demanda asistencial por disfunciones sexuales en consultas “no se ha modificado notoriamente en los últimos años”.
Si bien hace 30 años solamente el 3 por ciento de las pacientes que acudían a consulta ginecológica demandaban asistencia sexual sin ser preguntadas acerca de problemas sexuales y un 19 por ciento tras ser preguntadas; en nuestros días las cifras se sitúan en torno a un 12 y 48 por ciento correspondientemente.
En ambos casos “se aprecia una tasa de demanda asistencial espontánea muy lejos de la posible tasa real de problemas sexuales”, comenta el doctor.
Tres décadas después, la mayoría de mujeres aquejadas de un problema sexual continúa sin solicitar ayuda de manera directa, al menos en consultas de ginecología.
No obstante, donde sí se aprecia una gran diferencia es “en la mayor formación y sensibilización por parte de los profesionales médicos en cuanto a los problemas sexuales”, señala el ginecólogo.
El temor y el miedo a ser juzgados

“Lamentablemente y en pleno siglo XXI, podemos ver que la gente siente miedo a asistir a un especialista y a hablar de problemas que consideran que se dan en la vida íntima del sujeto”, dice la psicóloga y sexóloga Aida Moreno.
La psicología juega un papel fundamental en el abordaje multidisciplinar de la salud sexual. Y es que, con frecuencia, los afectados por alguna disfunción sexual tienen miedo a solicitar ayuda a sus médicos por temor a ser rechazados o avergonzados.
La “ansiedad anticipatoria” es una respuesta patológica que suele aparecer en casi todos los pacientes que sufren un problema de salud sexual y que, “sin terapia es difícil de solucionar”, sostiene la especialista.
A este respecto, las terapias empleadas en la Unidad de Salud y Bienestar Sexual son de aspecto cognitivo-conductual, es decir, “damos importancia no solo a lo que ocurre, se puede observar y es medible, sino que también nos importa lo que pasa por la cabeza del paciente en esos momentos”, declara Moreno.
Pese a que existen ciertas técnicas que son de uso exclusivo para cada disfunción, no existe un listado estándar de técnicas para el abordaje de las distintas patologías sexuales, pues “cada terapia es individualizada y creada para esa persona”, apostilla.
Cambios en la vida de la mujer y sus consecuencias
“Obtener placer y relacionarse son una constante en cualquier etapa de la vida de la mujer y, en la salud sexual, no cabe considerar la existencia de jubilación en el hedonismo”, afirma la sexóloga y matrona María Dolores Martínez.

El embarazo, el parto y la menopausia son momentos clave en la vida de la mujer en los que su salud sexual puede verse mermada.
Los cambios fisiológicos, anatómicos, personales y en la estructura familiar “afectan no solo al cuerpo de la mujer, sino también a su autoestima, su personalidad y su sexualidad”, indica la especialista.
- En el caso del embarazo, en su primer trimestre disminuyen los encuentros sexuales, generalmente por miedos, tabúes…
- En el parto, en ocasiones se ha de realizar episiotomía o sucede algún desgarro con la consiguiente lesión sobre el periné que, unido a la lactancia y a la crianza, mantienen a la mujer con escaso interés en su salud sexual.
- En la menopausia, existe una progresiva disminución del deseo y del nivel de excitación sexual debido a los cambios hormonales.
De hecho, la prevalencia de los problemas sexuales aumenta especialmente tras la menopausia. Se estima que el 54,5% de las pacientes europeas presenta algún tipo de disfunción sexual en esa etapa de su vida.
Según la especialista, el acompañamiento a la mujer ante cualquier problema de salud sexual debe realizarse desde una visión holística en la que, “mostrando una percepción positiva de los cambios que acontecen en las distintas etapas, se les dote de los conocimientos suficientes para obtener una perspectiva global de sus distintos momentos”.
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