Los niños también pueden y deben hacer yoga. Introducirse en la práctica de la meditación o mindfulness (atención plena), y más en esta época de estímulos excesivos, les permitirá mejorar en sus estudios, les ayudará a sentirse mejor, a controlar sus frustraciones, y especialmente a lograr más equilibrio y armonía

Yoga con Ramiro Calle, también para niños
La OMS recomienda 150 minutos de ejercicio aeróbico y 70 minutos de fuerza/EFE/ Luis Eduardo Noriega A
  • 23 de junio, 2017
  • EFE/MADRID/PILAR GONZÁLEZ MORENO

Los niños también pueden y deben hacer yoga. Introducirse en la práctica de la meditación o mindfulness (atención plena), y más en esta época de estímulos excesivos, les permitirá mejorar en sus estudios, le ayudará a sentirse mejor, a controlar sus frustraciones, y especialmente a lograr más equilibrio y armonía.

Así lo defiende el pionero del yoga en España, Ramiro Calle (Madrid 1943) quien está “profundamente agradecido“ a su madre por haberle acercado, cuando tenía 15 años, a esta disciplina física, mental y espiritual nacida en la India.

Con ocasión del Día Internacional del Yoga, que se ha celebrado en todo el mundo el pasado 21 de junio, EFEsalud ha entrevistado a este maestro que ha escrito más de un centenar de libros y que desde 1971 dirige el centro de yoga Shadak, por el que han pasado destacadas personalidades del mundo de la política, el deporte y las finanzas.

“Creo que para los niños seria esencial que las técnicas de la meditación y el cultivo de la atención fueran una asignatura escolar, porque luego se convierten en grandes herramientas, en ´medicamentos´ aliados a lo largo de toda nuestra vida”.

Considera Ramiro Calle que a veces los padres, los adultos, incluso los pedagogos no comprenden la naturaleza anímica del niño:

“El niño está sometido a grandes contradicciones y ambivalencias, recibe mensajes muy contradictorios, su mente es muy inestable, sufre también de soledad, tiene incluso el sentimiento de que no es lo suficientemente comprendido y apoyado por sus adultos, incluso aunque lo sea, y luego está la presión social, el estrés escolar... el niño sufre psíquicamente mucho más de lo que creemos...”

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La práctica del yoga puede convertirse en un excelente ´medicamento´, y con esta idea Ramiro Calle acaba de publicar el libro “Atentos y contentos. Mindfulness para niños”(Ed.Martínez Roca) , en el que explica de forma muy sencilla, apoyándose en dibujos y enseñanzas de conocidos maestros, diferentes técnicas y ejercicios físicos para ir guiando al niño en esta disciplina.

El objetivo es que en su vida, desde la niñez y la juventud, pueda servirse de la misma “para conocerse mejor, enfocarse sobre sus intereses vitales, potenciar la memoria, dominarse y regularse mejor y vivir más el momento presente, sin dejarse perturbar y robar energías por el pasado y el futuro”, entre otros.

De su infancia, recuerda que era un niño “difícil, porque era melancólico y de alguna manera muy contradictorio. La vida se me hacía muy difícil y desde muy pequeño me preguntaba por el sentido de la vida”

Y esto, considera Ramiro Calle, muchas veces los adultos no lo comprenden y mucho menos el propio niño o adolescente que aparentemente puede tener de todo, pero que ese todo no le llena , aunque yo tuve la fortuna de tener una madre extremadamente comprensiva ...”

Recuerda el maestro de yoga que estuvo interno en un colegio durante una época en la que su padre estuvo muy grave y su madre no le podía atender. Esa circunstancia “agravó más la situación anímica de un niño como yo, sobreprotegido y muy unido a mi madre, y con inquietudes más espirituales que externas porque no me sentía atraído por los juegos y reuniones infantiles”.

Yoga, armonía y satisfacción

Encontrar el yoga a los 15 años gracias a su madre, insiste Calle, en que fue una salvación, porque le proporcionó esas herramientas que no encontraba para sentirse “más armónico y satisfecho”.

Pero es esencial, sostiene, que los padres posibiliten esas herramientas a sus hijos, de acuerdo a su edad, y sobre todo adaptar el lenguaje , ya que no es lo mismo dirigirse a un niño de 4 que de 8 años, y hay que impartir las técnicas con un sentido lúdico, a modo de juego, porque puede ocurrir que se aburra y las rechace.

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Ilustración de Ileana Rovetta para el libro de Ramiro Calle "Atentos y Contentos"

“Creo que todos necesitamos el yoga, niños, adultos, sanos y enfermos, para simplemente armonizarnos, superar esta neurosis galopante que nos produce esta sociedad, en la que hay muchos niños y adolescentes que padecen depresión o ansiedad, y su estado anímico pasa desapercibido incluso para las familias”.

También considera que hay menores que están muy desmotivados y no entienden que lo que le enseñan en la escuela sea primordial, y el problema está en que en esta sociedad se entienden muchas veces la cultura y la educación como una acumulación de datos, les atiborran de conocimientos que resultan inútiles”.

“Yo mismo hice Derecho hasta tercero y debo decir que el 99 por ciento de lo que aprendí nunca me ha servido para nada, por eso le agradezco tanto a mi madre que me iniciara en lecturas de autores como Herman Hess, Víctor Hugo o Balzac... eso sí me ha construído interiormente”.

“Pero en esta sociedad paree que se pone más el énfasis en lo que tienes que llegar a ser, en el exterior. A los niños en EEUU se les dice que pueden llegar a presidente pero no se les cuenta que tienen 16.000 veces más posibilidades de terminar en un hospital psiquiátrico”.

A a su juicio, esto provoca que la sociedad esté llena se “triunfadores fracasados, que han conseguido muchas cosas en el exterior, pero interiormente no han logrado nada, no tienen un amigo, se llevan fatal con su pareja, sienten soledad y tienen que ir al psiquiatra y tomar pastillas para dormir... vaya tipo de triunfadores”.

 

Libertad interior

Nadie podía prever hace 40 años, cuando él ya daba clases de esta disciplina en España, que el yoga y el mindfulness iban a estar tan en boga como ahora, “pero el problema es que Occidente tiende siempre a aguar y desdibujar todo, a mercantilizarlo y se da una gran paradoja de fondo, porque todas estas técnicas defienden el desapego del ego, y aquí se usa para fortalecerlo, brillar más en las reuniones y dar mejores conferencias”.

“Se ha desgajado totalmente de su sentido original que es la libertad interior y la independencia de la mente”.

Finalmente advierte de que es imposible estar todo el día con atención plena, y “comete un engaño quien cree que basta con decirle a la gente que esté atento cuando camina, come o friega los platos, porque así no se consigue la conciencia plena, ya que se trata de una disciplina que como todas necesita práctica y ejercicio diario".

yoga

El personalmente practica dos horas al día, más las tres horas diarias que da clase, pero sostiene que con hacer media hora por la mañana y media por la tarde, “lo que llamamos sentarse en meditación, sirve para poder tender un puente con la vida diaria”.

“Pero hay que entrenarse todos los días, porque esto es como la flexibilidad o la memoria, que hay que entrenarlos, somos seres de aprendizaje y la atención se aprende”.

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