El cáncer es la principal causa de muerte por enfermedad en adolescentes y jóvenes adultos. El diagnóstico tardío y la falta de concienciación, sumado a las características propias de este grupo de edad, repercuten en el impacto de la enfermedad.

Cáncer en adolescentes y jóvenes: diagnóstico tardío y falta de concienciación
EFE/ Jeffrey Arguedas

En las últimas décadas la incidencia de casos de cáncer ha aumentado en los adolescentes y jóvenes adultos.

Así se desprende del estudio “Salud del niño, del adolescente y del joven adulto” realizado por la Fundación Merck Salud en el que han participado treinta expertos y que dedica uno de los capítulos al cáncer en este grupo de población.

Tal y como se recoge en el informe, los pacientes de oncología de 15 a 39 años comprenden el grupo de los AYA (en ingles, adolescentes and young adults), es decir, de los adolescentes y jóvenes adultos.

Impacto del cáncer en los adolescentes y jóvenes adultos

El grupo AYA se describe como una población diferente debido a las características propias de su edad y a los desafíos que deben afrontar a lo largo de la trayectoria de la enfermedad y en los años posteriores.

Entre ellos, el estudio destaca:

  • Necesidades psicosociales.
  • Afrontar los cambios propios del desarrollo.
  • Preservar la fertilidad.
  • Adherencia terapéutica.
  • Secuelas a largo plazo de la enfermedad y de los tratamientos.
  • Diagnóstico tardío (debido a la falta de conciencia sobre la sintomatología y sobre el riesgo de padecerlo tan precozmente).

Todas estas características diferenciales suponen que este grupo poblacional requiera de un tratamiento distinto al que se usa en adultos o niños y que se ponga de manifiesto la necesidad de llevar a cabo nuevos ensayos clínicos, puesto que la mayoría de investigaciones sólo incluyen a personas mayores de 18 años.

Así, conocer los principales tipos de cáncer que afectan a estos pacientes y sus características pueden ayudar a la mejora de una detección precoz.

Cáncer de tiroides

Según los investigadores, el cáncer de tiroides es la causa más frecuente de cáncer endocrino en los niños y adolescentes.

Alrededor del 80-90% de los carcinomas de tiroides son de tipo papilar, un 10% de tipo folicular y el 3-5% carcinoma medular.

Entre los elementos que incrementan el riesgo de padece cáncer de tiroides, se encuentran:

  • Enfermedades de tiroides autoinmunes.
  • Déficit de iodo.
  • Exposición a radiaciones ionizantes.

La manifestación clínica más habitual es la presencia de nódulos o masas cervicales. Se diagnostican a través de una ecografía y citología mediante punción.

Respecto al tratamiento, principalmente es quirúrgico. En la mayoría de los casos incluye una tiroidectomía total y a veces requiere una disección ganglionar central y bilateral.

Tumores germinales

Este tipo de cáncer afecta a los testículos en el caso de los hombres y a los ovarios cuando se trata de mujeres adolescentes.

Es el más frecuente en varones de 15 a 35 años. Se clasifican en seminomas (menos común en adolescentes) y no seminomas.

La tasa de supervivencia a cinco años llega al 95%, siendo mayor la probabilidad de curación para los seminomas.

Cuando el cáncer se encuentra en estadio I el tratamiento consta de una orquiectomía inguinal con o sin quimioterapia. En estadios avanzados, el tratamiento va a depender del grupo de riesgo.

En las mujeres, en los ovarios, se dividen en disgerminomas y no disgerminomas. Los primeros son los más comunes y la tasa de curación es superior.

El tratamiento incluye la cirugía con o sin preservación de la fertilidad y la quimioterapia dependerá de cada caso.

Además, las pacientes deben someterse a un seguimiento prolongado debido al riesgo de recurrencia.

Neoplasisas hematológicas

Leucemia linfoblástica aguda

Es la forma más frecuente de leucemia en la infancia, representando hasta el 80% de los casos.

El estudio refleja que el mayor pico de incidencia se alcanza en los primeros cuatro años de vida y hasta un 53,5% de los pacientes son diagnosticados con menos de veinte años.

Se caracteriza por la proliferación de células linfoides en la médula ósea, sangre periférica y otros órganos.

De cara a realizar el diagnóstico, es necesario un aspirado de médula ósea que confirme la existencia de al menos un 20% de blastos (precursores inmaduros de los glóbulos blancos) en la médula ósea o su presencia en sangre periférica.

Para combatir la enfermedad se utiliza un tratamiento citostático, que consiste en la utilización de sustancias citotóxicas con el fin de remitir la enfermedad.

La tasa de supervivencia a los cinco años en adolescentes es del 61%.

Linfomas

Es otro de los tipos de neoplasias más frecuentes entre los AYA, afectando a los órganos linfoides.

El 22% de las neoplasias en los pacientes entre 15y 24 años corresponden a linfomas, siendo un 16% linfomas Hodgkin y un 6% linfomas no Hodgkin.

La supervivencia a los cinco años en los linfomas Hodgkin excede al 90% y al 75% en los linfomas no Hodgkin.

Para su diagnóstico es necesario un análisis de sangre, una biopsia excisional ganglionar, una biopsia de médula ósea, una punción lumbar y pruebas de imagen.

Sarcomas

Los sarcomas son tumores del tejido conectivo caracterizados por su heterogeneidad, con más de setenta subtipos reconocidos.

Representan el 6-15% de los cánceres pediátricos y el 11% de cánceres en la población de 15 a 29 años de edad.

Se dividen en sarcomas óseos y de tejidos blandos.

Los sarcomas en este grupo de edad abarcan tumores predominantemente pediátricos (como los rabdiomiosarcomas), sarcomas propios de la juventud (como el sarcoma de Ewing, el osteosarcoma y el carcoma sinovial) y sarcomas propios de los adultos.

Su pronóstico varía con la edad y es significativamente mejor en niños que en jóvenes adultos, ya que en los adolescentes se suele diagnosticar en estadios más avanzados.

Los recursos para acabar con este tipo de tumores abarcan la cirugía, radioterapia, quimioterapia y terapias dirigidas contra dianas moleculares (genes, proteínas o moléculas que intervienen en la multiplicación, diseminación y supervivencia de las células cancerosas).

Cáncer adolescentes radioterapia
Máquina de radioterapia. EFE/David Aguilar

Tumores cerebrales

Según los expertos, los tumores cerebrales son la causa más importante de mortalidad por cáncer en niños y adolescentes.

Entre sus síntomas destaca la cefalea, los vómitos o la presencia de algún déficit neurológico, debido al incremento de la presión intracraneana.

Los gliomas de bajo grado son los más frecuentes y el tratamiento quirúrgico es curativo cuando la resección es completa. En el caso de que la resección completa no sea posible, la resección parcial permite un control a largo plazo.

Cuando se trata de gliomas de alto grado, el factor principal de pronóstico depende de que la resección quirúrgica haya sido mayor a 90%.

Melanoma

Este tipo de tumor que afecta a la piel no suele darse con normalidad en los niños, aunque este cáncer en adolescentes y adultos jóvenes la prevalencia aumenta. Su potencial maligno tiene mayor frecuencia en los jóvenes.

No existe un tratamiento específico del melanoma en este grupo de edad, por lo que su manejo es similar al del melanoma en adultos.

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