Una enfermedad infecciosa no se erradica mientras exista el patógeno que la origina. Por eso pueden seguir apareciendo casos aislados de patologías prácticamente eliminadas, como tos ferina, poliomelitis, rubeola o difteria. Enfermedades de otro siglo, que aún perviven

Enfermedades infecciosas de otro siglo, como la difteria, que aún perviven
Fotografía de 1961. Enfermeras vacunan en los colegios de Madrid contra la viruela. FOTO EFE/Luis Alonso
  • 9 de junio, 2015
  • MADRID/EFE/ANA SOTERAS

Si se dan casos de estas enfermedades casi olvidadas corresponderán a personas que no han sido vacunadas contra ellas como contempla el calendario de vacunación del Sistema Nacional de Salud.

Este es el caso del niño catalán que se encuentra en estado grave al contagiarse de difteria, enfermedad de la que no estaba vacunado, y que ha reaparecido 28 años después.

El presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, el doctor Esteve Fernández, considera que en este momento “hay una cierta alarma, un poco infundada, porque no estamos hablando de una epidemia de difteria, sino de un caso que se ha controlado oportunamente”.

Enfermedades infecciosas como la rubeola, la tos ferina, la tuberculosis, la poliomelitis, la difteria o, incluso, el sarampión que de vez en cuando repuntan.

“Son casos raros y aislados, pero entran dentro de las posibilidades teniendo en cuenta que el patógeno (virus o bacteria) no está erradicado y sigue circulando”, señala.

Vacunas eficaces

Pero la alta tasa de vacunación de la población evita su contagio, incluso los que no están vacunados “disfrutan de la inmunidad del grupo, que evita que se propague”, indica.

“La cantidad de agentes patógenos circulantes -añade- tampoco es muy elevada al existir, precisamente, esa inmunidad de grupo”.

Hasta el momento, tan solo una de estas enfermedades infecciosas, la viruela, se considera erradicada, aunque el virus pervive en dos laboratorios de Estados Unidos y de un país de la antigua URSS para poder crear vacunas.

“Erradicar la enfermedad -subraya- es eliminar el virus o la bacteria del medio ambiente, de cualquier tipo de portador humano o animal y eso es realmente difícil. Lo que se pretende es conseguir altas tasas de vacunación porque es la medida más eficaz para prevenir de forma primaria la enfermedad”.

Se han producido rebrotes de enfermedades como la tuberculosis, en parte asociados a enfermedades con efectos inmunodepresores como el sida o el cáncer, pero también ha habido contagios de sarampión en comunidades infantiles no vacunadas o en algunos adultos que no fueron vacunados por no existir entonces esa previsión.

“Debemos concienciar a los padres de que una vacuna no es un antojo, sino una medida eficaz”, apunta el doctor Fernández quien en nombre de la SEE considera que la vacunación no debe ser obligatoria, sino “una recomendación del sistema sanitario”.