Problemas psiquiátricos y sida, conjugar ambas patologías es complicado; las personas infectadas con el VIH los sufren como el resto de la población. Se suman además circunstancias específicas en relación con la enfermedad más la aceptación social y personal que conlleva

La mente del VIH
EFE/Jagadeesh Nv
  • 1 de diciembre, 2014
  • MADRID/EFE/MARIOLA AGUJETAS

Asumir el hecho de tener VIH, aunque no haya una afección psiquiátrica previa, supone un escalón muy grande. La infección por VIH ha sido un tema siempre muy difícil de asumir tanto por las características de la enfermedad como también por el estigma social que supone.

Con los nuevos antirretrovirales, en la última década, el pronóstico de la enfermedad ha cambiado a mejor y se ha convertido en una enfermedad crónica que tiene tratamiento. "Eso no quita para que haya que asumirla, tener una serie de cambios en la vida. Todavía la sociedad tiene muchos miedos en relación con el VIH", afirma Enriqueta Ochoa, psiquiatra del Hospital Ramón y Cajal de Madrid con quien analizamos mente y VIH de manera conjunta, en el marco del Día Mundial del Sida, 1 de diciembre.

Cuando alguien recibe la noticia de que tiene VIH, ¿hay un diágnostico de cómo le afecta mentalmente?

Cuando recibe la noticia de que es seropositivo, supone una adaptación a esta situación como cualquier otra noticia negativa. Se junta muchas veces que personas con VIH no lo pueden comunicar a su entorno, en el trabajo, tienen que ocultarlo por el estigma que supone la enfermedad. Para el paciente supone primero entender qué es, aceptarlo y ponerse en manos de los médicos. La diferencia con otras enfermedades que podrían ser parecidas es el estigma que sigue teniendo.

¿Hay alguna enfermedad mental provocada por el VIH?

Lo más frecuente van a ser los cuadros depresivos o ansiosos ya sean reactivos, por conocimiento de la enfermedad, o reactivos por la evolución de la misma. Por otra parte, pueden aparecer cuadros psicóticos o de demencia. En estos casos, menos frecuentes, sí que se complica mucho la evolución de la enfermedad por la necesidad del paciente a tener una buena adherencia al tratamiento. Ahora se ve con menos frecuencia. Antes había más demencias asociadas al VIH que se producen, específicamente, por la afectación del virus en el sistema nervioso central; se trata de un tipo de demencia propia de las fases finales de la enfermedad, un deterioro cognitivo.

Cuando no teníamos los nuevos antirretrovirales era la evolución lógica de la enfermedad y era muy frecuente. Ahora la vemos con muy poca frecuencia y principalmente en pacientes que se diagnostican muy tarde; se diagnostican porque tienen alteraciones psíquicas y luego descubrimos que hay un VIH, por eso la importancia del diagnóstico precoz.

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¿Ese deterioro cognitivo en qué consiste?

La demencia por VIH se manifiesta principalmente por alteraciones en la memoria; alteraciones en la capacidad de reaccionar ante las noticias que nos dan; enlentecimiento psicomotor y en un deterioro progresivo con lo que constituye una demencia. Ahora es algo poco frecuente.

¿Existen dificultades para conjugar los antirretrovirales con el resto de fármacos?

Los pacientes en tratamiento con VIH pueden, cuando es necesario, tomar tratamiento psiquiátrico, antidepresivo, antipsicótico... es verdad, que tenemos que valorar las interacciones de unos fármacos con otros. Ver qué es mejor para esa persona sabiendo la respuesta que ha tenido a tratamientos previos y cuáles son las interacciones de los diversos fármacos.

¿En qué se ha avanzado y mejorado con respecto a los tratamientos?

Desde que tenemos el tratamiento de antirretrovirales de alta potencia la perspectiva del VIH ha cambiado totalmente. Es cierto que algunos de estos tratamientos tienen efectos secundarios y lo que está habiendo es mucha investigación para mejorar su eficacia y su tolerabilidad hasta que la investigación consiga encontrar un tratamiento que erradique el VIH.

¿En el horizonte está la curación o un gran avance encima de la mesa?

Hay muchas líneas de investigación en relación con fármacos que erradiquen el virus, con vacunas, ahora todo eso no está no se puede utilizar en el día a día, el tratamiento con antirretrovirales es muy efectivo para el control de la enfermedad y sobre todo cuando se coge en los primeros estadios.

¿Nos hemos relajado un poco con respecto a la prevención del VIH?

Sí, es cierto. Es entendible por la pérdida de la gravedad en cierto modo, pero eso no significa que no sea una enfermedad que sea difícil, que pueda tener un pronóstico malo y que sea muy importante hacer un diagnóstico precoz. Sabemos las vías de transmisión y cómo se puede evitar.

Si el VIH se ve agravado por un problema psiquiátrico el apoyo profesional y del entorno es crucial. ¿Cómo se ayuda a una persona que además de tener el VIH tiene un problema mental?

Es necesario darle un tratamiento adecuado, no solo farmacológico sino también de terapia y es crucial la búsqueda del apoyo de la familia y de los amigos que puedan favorecer la adherencia al tratamiento para ayudar a mitigar el sufrimiento que suponen ambas enfermedades.

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