Es momento de celebración, de hacer balance y de mirar al nuevo año con fuerza. ¿Ha conseguido todo lo que se propuso hacer en los últimos doce meses? No es fácil enfrentarse a objetivos no cumplidos, ni tampoco a las reuniones familiares, el consumo desorbitado y a la nostalgia y la soledad que para muchos es la banda sonora de la Navidad

Navidad y todo un 2015 por delante: entra en acción
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  • 23 de diciembre, 2014
  • MADRID/EFE/MARIOLA AGUJETAS

No aguanto a la familia en las fiestas; no salgo de la crisis; mi pareja me ha dejado; no he aprendido inglés; he engordado cuatro kilos; me siento solo; estoy en un atasco. ¿Nos quedamos en el bloqueo o miramos de frente a la vida? Patricia Ramírez, psicóloga que colabora en prensa, radio y televisión, autora del éxito en ventas “Entrénate para la vida” (Espasa) y de “Autoayúdate” (Espasa) nos enseña el camino para tomar acción.

¿La navidad nos ablanda?

Es muy nostálgica. Nos han vendido siempre que la idea del valor real de la Navidad es la unión familiar; un momento para compartir, para regalar, ser generosos pero hay gente que no tiene con quien. E igual que esta época trae buenos recuerdos para muchos, hay otros que no quisieras compartirlos con los tuyos. Todo el mundo tiene que ser generoso, estar en familia y a lo mejor encuentran que su verdadera familia está en un grupo de amigos. Hay valores que te imponen y parece que sí no cumples, nadas a contracorriente.

Cuando falta un ser querido, algo nos hace algo click en estas fechas que no es fácil de salvar.

Quien falta está mucho más presente. Creo que hay que hacer como los americanos que celebran el duelo. Se cuentan historias divertidas de la persona. Nos quedamos con el buen recuerdo de la persona que se ha ido en lugar de focalizar en que nos falta. Hay que centrar la atención en la herencia emocional que deja esa persona.

Los niños son protagonistas en estas fechas, ¿qué nos aportan?

Ilusión, lo viven así; el redactar la carta a los reyes, decorar la casa, elegir lo turrones, pasar tiempo con ellos. Es el momento, aunque debe ser todo el año, pero ahora también para inculcar valores a los niños: la gente no tiene las mismas posibilidades; aprender a disfrutar de las cosas que tenemos, estar pendientes de llamar a los abuelos; hacer postales a mano con ellos, ahora mandamos Whatsapp y se está perdiendo, sería un buen momento para recuperarlo. Hay muchos padres preocupados por que su hijo no se frustre si no tiene la video consola que tiene el otro. Los hijos no van a recordar lo que le compraste en un futuro pero si lo que compartiste con ellos.

El tiempo es muy valioso. Compartir tiempo con ellos. Es la manera de inculcarles otro tipo de juego además de la videoconsola para que no se pierda la visión de hablar, de compartir, hacer trampas juzgando al bingo en casa, cualquier cosas que se han hecho siempre. Hay mucho para compartir, hay que dedicar esos momentos durante estos días.

No está mal que el niño desconecte y los padres también pero no 24 horas al día. No tenemos hijos para estar desconectados de ellos.

La soledad en estas fechas, ¿aflora más?

La gente te cuenta la reunión que ha tenido y la cena de empresa. Y hay gente que no tiene cena de empresa porque no tiene empresa en la que trabajar. Todo eso fomenta la soledad. Tenemos que hacer intentar compensarlo; si no tengo empresa quedaré con cuatro amigos o llamaré a gente con la que llevo mucho tiempo desconectada. Hay gente que se acomoda, les da pereza porque hace mucho que no llamas, a lo mejor es el momento para retomar.

Si hay algo para lo que nos pueden servir las redes sociales es para conectar con gente de la que no sabíamos nada. Es un error estar conectada con quien estamos sentados en el sillón, pero es un acierto para conectar con gente de la que no sabemos nada.

Salir de la zona de confort es fundamental

Tenemos miedo a las emociones. Fuera de nuestra zona de confort te sientes desprotegido, no quieres tener ansiedad, frustración a equivocarte; eso forma parte de la vida y hay que experimentarla.

Creo que tenemos sobrevalorada la felicidad. Continuamente escribo sobre claves para ser feliz y mejorar tu bienestar pero si tienes ganas de llorar, llora; tenemos que aprender a lidiar con el miedo, con la ansiedad. No pasa nada.

¿Nos enfrentamos a grandes problemas con más facilidad que a los problemas de la vida cotidiana?

Hay gente que tiene muy pocos, otros muchos; unos que los sobrevalora, gente que tiene muchos y tira como si no pasará nada. Yo ánimo a hacer una lista de carpetas abiertas para 2015: llamar a una amiga con quien llevo tiempo enfadada y no quiero estarlo; trabajar mi independencia emocional; ser más ordenada. El idioma que llevas veinte años queriendo aprender quítalo de la lista o ir al gimnasio. A veces marcamos objetivos que año tras año no conseguimos y somos incapaces de marcarnos otros. Si no has logrado ir al gimnasio pero te apetece hacer salsa, o aprender sevillanas, hazlo. Modifica tu objetivo para que no sientas cada año la frustración de aquello que no consigues.

Tenemos que ponerle fecha a esos objetivos, calendarizarlo. Eso que tú has puesto es una prioridad, planifiquemos el objetivo y a partir de ahí actúa.

Siempre va a haber una voz que te diga que estás cansada, que hace frío, que lo dejes para mañana. Si escuchas esa voz, yo le digo a mis pacientes la frase: “Cartucho, cartucho que no te escucho” y actúa en consecuencia con lo que quieres hacer.

La actitud con “c” es la clave

La gente está esperando que venga el objetivo a casa y el objetivo no viene si no te pones en movimiento, nadie lo va a hacer por ti.

En mi libro “Entrénate para la la vida” tengo un capítulo, que sé que suena mal, pero que se llama la “terapia del jódete”. No siempre en esta vida vas a encontrar la motivación suficiente para hacer algo pero si sabes que es bueno para ti, empieza. No esperes el momento perfecto para actuar o que la pareja te empujé o que tu amiga salga a correr contigo porque siempre vas a depender de alguien. Eres tú quién debe romper la inercia para encontrar el bienestar.

Empezar el momento perfecto para empezar a hacer algo es un error porque el momento llega cuando has empezado tú a hacer algo. Si quieres avanzar en la vida tienes que involucrarte en tu propósito.